El genio maléfico que agudiza las confrontaciones bélicas invento, entre
otros artilugios, el llamado “ submarino de bolsillo “ , de pequeñas
dimensiones y, hasta de apariencia insignificante mas con enorme
capacidad para causar terribles resultados. En efecto, esas pequeñas y casi
insignificantes armas provocaron mucha conmoción.
En el Ecuador, para mal de nuestra Institucionalidad, comenzaron,
rápidamente a emerger versiones de los submarinos de bolsillo, adueñándose
de las Instituciones claves de la Democracia. Así, el máximo Tribunal
Electoral – integrado por representantes de los partidos políticos -, de
repente se convirtió en dócil instrumento de la Función Ejecutiva, a tal
punto que sintió incapaz de resistir su enorme influencia. Es verdad, y
nadie puede negarlo, que la chispa precursora de la era de los “Transformes”, esos juguetes capaces de transmutarse fácilmente la
encendió el Congreso al tomar una resolución precipitada, mas eso no
justificó que el Tribunal Electoral, mondo y lirondo, destituyera a 57
diputados, transformándose en Tutor de la Función Legislativa. El T.S.E.,
satélite de la Función Ejecutiva no ha podido sustraerse de esa fatal
atracción.
La epidemia de los “Transformes” continuó, ocasionando que otro organismo undamental como lo fue el Tribunal Constitucional fuera atraído a la órbita del Gobierno cuando tomó una decisión que no fue de su agrado.
De llí para delante la tendencia de “orbitar “ a las otras instituciones
prosiguió, consiguiendo que se paralizaran en su accionar, quizá por
temor de ser “reorganizadas”.
El temor es altamente dañino, paraliza el accionar y oscurece las facultades del hombre, y , le impide reclamar por ilegalidades.
El temor, a medida que se intensifica, provoca por sinergia mayor
concentración de poder , y aumenta el desconcierto social. Estos excesos
llegan a extremos tales como lo que ocurrió con un Ex Ministro de Gobierno
que, en un programa televisivo, aceptó que se están cometiendo ilegalidades, pero eso no era criticable por cuanto todo el sistema actual era ilegítimo desde hace 20 años , y en consecuencia, lo que se estaba haciendo “era creando un nuevo sistema”. Lo grave de tan extraña declaración es que el vocero de esa curiosa tesis integra un medio de comunicación que fue
captado por el gobierno.
Las demasías, los excesos son altamente peligrosos para el convivir civilizado, democrático. No conducen a nada bueno y constituyen el camino
ideal para los tiempos de convulsión social.
Ojalà que en la próxima Asamblea Nacional Constituyente prime el interés de país, la razón sobre la intolerancia y, sobre todas las cosas el respeto de
la persona profunda del pueblo ecuatoriano.