Mañana se cumplirán 187 desde que Guayaquil presentó la batalla por su independencia que alcanzó la liberación de lo que sería luego la República del Ecuador, lograda en las faldas del Pichincha el viernes 24 de mayo de 1822.
Sobre ella dice Germán Arteta Vargas:
“…Guayaquil señaló la lucha que, secundada por otros pueblos hermanos de la patria, en las breñas del Pichincha selló la libertad definitiva de la Presidencia de Quito el 24 de Mayo de 1822…” En otras declaraciones leemos: “…Surgió entonces Guayaquil, que el 9 de Octubre de 1820 proclamó el más categórico pronunciamiento de libertad y en siembra fecunda no solo alentó a los pueblos hermanos a emular su hazaña sino que formó la llamada División Protectora de Quito, para avanzar a la Capital y consolidar la ansiada total liberación del territorio quiteño…”
Efectivamente,
“…el 25 de mayo se firmó la capitulación que ratificó el triunfo patriota sobre la monarquía hispana; la Presidencia de Quito (actual Ecuador) alcanzó su libertad definitiva por la semilla que en el momento más propicio fecundó Guayaquil, con su revolución del 9 de Octubre de 1820 y que para regocijo eterno de la patria lo hizo en menos de dos años…”
Es importante destacar que los guayaquileños, generosamente, como es habitual en su gente, aportaron con hombres, pertrechos y financiaron sin condiciones los gastos connaturales para alcanzar esa épica victoria. Conquistado el propósito de sellar la independencia siguiendo su estilo libérrimo que rechaza la tramitación, regresaron a su ciudad para con el sudor de su frente continuar favoreciendo a la cimentación del desarrollo intelectual, económico, y social, del Ecuador; perpetuando hasta hoy el criterio: “Guayaquil por la Patria”.
Lamentablemente se nos pretende someter con una aciaga centralización y concentración del poder orquestado para vivir de los demás.
Guayaquil está considerado, a escala mundial, como “una mejor ciudad para hacer negocios y vivir” pero su PIB per cápita es un 60% del de la centralista Capital. Por cuanto la riqueza generada en esta metrópolis aún se contabiliza dentro del gobierno concentrado que desea todavía imponerse más.
El Ecuador tiene miles de buenas leyes para fomentar y reactivar el sistema productivo. No obstante, el constante deseo de “crear dificultades para vender facilidades” las mantiene inoperantes y hoy, excepto los privilegiados en los entes centralizadores, los ciudadanos padecen de la falta de hasta lo más elemental por la falta de empleos debido a la baja productividad y sin que sirvan las alegóricas propuestas que son liquidadas al troncar la autonomía y autogestión.
Retomemos la preeminencia del espíritu del 9 de Octubre. Hay que dar verdadera libertad y refrendar la igualdad de crecimiento de los que hacemos Ecuador.
Guayaquileños, tus hijos de hoy están bien representados en el gobierno seccional y llevan dignamente el mismo tipo de sangre de los que dieron la victoria que nos permitió alzar la cabeza en emancipación.
Apoyémoslos, respaldémoslos, y juntos, hermanados, a los que integramos el concepto: “¡Por la Patria!” Retomemos la legítima: ¡Libertad!