Que nadie dude de las intenciones del gobierno correista contra Guayaquil. Que los ilusos no vistan de inocencia su estulticia, porque lo sucedido es poco frente a lo que nos espera. Es que cuando llueven males suele darse la tendencia a creer que no puede haber nada peor que lo sufrido, y suponer que las dolencias están llegando ya a su término y al final se extinguirán por sí solas. Nada peor que esa actitud y la conducta que de ella se deriva.
Ese parece haber sido el razonamiento de buena parte de los guayaquileños, pacíficos y conciliadores por naturaleza, a veces indolentes. Ese también parece haber sido el talante adoptado hasta ahora por la dirigencia guayaquileña y guayasense, frente a la escalada de atropellos y despojos sufridos. Pero no hay duda que el fragor de aprestos bélicos suena claramente en el ambiente y que cada vez más guayaquileños advierten el hecho pavoroso de que el gobierno y sus aliancistas están librando una guerra contra Guayaquil, no sólo escaramuzas, y que esta guerra será hasta el final. La cosa es simple. No se trata de animadversión, ni siquiera de regionalismo solamente, o aún de diferencia de visiones y modelos. La situación involucra estrategia y a múltiples niveles: local, nacional, internacional incluso. De la victoria que logren sobre esta tierra libre por sí misma desde 1820, depende el éxito en la imposición o no del modelo autoritario que acarician. El “frente” Guayaquil constituye en esta etapa del verdoso proyecto, la única piedra en el zapato que podría echar por tierra sus designios. Ellos, los verdosos, no pueden permitir que mañana Guayaquil sea en Ecuador, lo que Santa Cruz en Bolivia.
El gobierno sabe que su reciente triunfo electoral en Guayas es efímero, dependió de circunstancias, no de convicciones, y debe precipitar los acontecimientos, para convertirlo en permanente. Ello implica quebrar el único liderazgo oponible, la única posibilidad de resistencia: Nebot y Guayaquil. Por eso aceleran la estrategia ahora que todo está a su favor, porque saben que mañana puede ser exactamente a la inversa. El gobierno no puede perder un minuto, y por eso mismo, la oposición tampoco.
Podría decirse que han emboscado a Nebot, que lo han acorralado para obligarlo a un enfrentamiento al que él no puede sustraerse. La batalla del puente y las avenidas puede ser en este momento el hito que decida el curso de los acontecimientos. El gobierno asume que saldrá victorioso, ya que el viento sopla tras sus velas: una legalidad forzada a empellones y que de tanto apretujarse deja de serlo, una insólita concentración de poderes, exitosos movimientos precedentes orientados a fracturar la unidad regional, conjunto al borramiento de la identidad regional, fuerzas armadas alineadas y petrodinero disponible, por último fuerzas de choque a discreción.
Sin embargo, no todo está dicho. No todo es espanto, ni desolación en nuestras almas. Hay algo que bulle en el ambiente. Una rabia que se yergue, una decisión enhiesta que reclama. Guayaquil no se dejará arrebatar tan fácilmente la dignidad recobrada. Los guayaquileños no volveremos como si nada al muladar, a la ratonera, a la tumba derruida de la esperanza. Lo que están logrando es ponernos en pie de lucha, y ahí puede ser que la estrategia gobiernista fracase. Es la hora urgente del azul, el blanco y las 3 estrellas. Es la hora de los hombres y las mujeres de Guayaquil, de los del Guasmo, de Urdesa, Mapasingue y Samborondón, de los del Cisne, la Prosperina y el barrio del Centenario. Si los enemigos de Guayaquil marchan contra ella, ¡que vengan! Defenderemos nuestra ciudad, sus instituciones, nuestro patrimonio, nuestra autonomía, nuestra identidad y nuestra libertad.
Y repito lo que dije hace 10 meses: “Hoy como ayer, Guayaquil y sus líderes pueden salvar al país. Como en el 9 de octubre, como el 6 de marzo y el 5 de junio. Pero para salvar al Ecuador, Guayaquil debe estar a salvo primero”
ASI ES GUAYUIL, EN PIE DE LUCHA PERO ME PREGUNTO CUANDO VA HA COMENZAR ESA LUCHA APARENTEMENTE SOMOS MUCHOS PERO NO LOS VEMOS, ADELANTE COMO SU EDITORIAL LO REFLEJA, ES LO QUE SENTIMOS LOS GUAYQULEÑOS DE VERDAD PERO CUANTOS SOMOS?
Sr.Ramirez:
El regimen de Correa continua atropellando a Guayaquil y sus hijos. Con el desmembramiento de la provincia, ahora el gobierno de la capital se siente fortificado y listo a continuar las incursiones. La situacion del puente es solo una escusa para rinconar a los pocos vestigios que quedan. El resto del pais estan sumisos a las ambiciones absolutas del socialismo del siglo XXI; pero los guayaquilenos, que aman sus libertades y convicciones de su gran ciudad, no se venden al manoceo politico de los aliados de Hugo Chavez y sus seguidores.
El ejemplo patetico de Cuba, y ahora Venezuela, con los suenos imperialistas de Chavez, que con retorica incendiaria y acciones bruscas continua agrediendo a los que defienden sus libertades y derechos, debe ser una advertencia a los guayaquilenos y todo ecuatoriano.
Claramente, Rafael Correa (presunto guayaquileno) esta preparando otra bastion para su aliado Chavez. Sumisamente copia la estrategia de su mentor, como su buen muchacho, y solo Guayaquil queda en su camino.
El caos en Bolivia creado por Evo Morales, el cachorro chavista, es otra advertencia de las ambiciones destructoras de Hugo Chavez.
Lideres respetados como Vicente Fox, Alan Garcia, Tony Blair, Alvaro Uribe, el Rey de Espana, y otros, han expresado disgusto y advertencia del peligro que constituye Hugo Chavez en el continente.
Cuidado Guayaquil! Cuidado guayaquilenos! Cuidado ecuatorianos!
Guayaquil no tiene líderes, tiene dueños.
Como habitante de esta ciudad no veo por qué he de ponerme en pie de lucha contra un gobierno que finalmente ha hecho lo durante tanto tiempo he esperado: salvar a Guayaquil.
finalmente se está dejando de sentir el dominio socialcristiano sobre la ciudad y sus instituciones, finalmente alguien se preocupa en estudiar a fondo concesiones y fundaciones y emprende acciones contra la junta de beneficencia.
y como usted ha dicho, han emboscado a Nebot, finalmente. Acorralado no, no todavía. Pero espero, como buen guayaquileño, que así sea.
Por último le recuerdo que lo que hace el gobierno lo hace con el apoyo de la mayoría, tanto del país como de la ciudad de guayaquil, asi que su llamado a defender a guayaquil del gobierno es solo la voz de un reducido sector de la población.
Aplaudo la gestión del gobierno «contra» Guayaquil, espero poder sentir algún día que vivo en una ciudad que no tiene mas dueños que sus propios habitantes.
Al Sr. De la Cadena, permitame decirle que soy un profesional que nunca ha estado interesado en la politica, como la mayoria de los guayaquilenos me dedico a trabajar para sacar adelante a mi familia y a mi pais. Me extrana su comentario si se dice guayaquileno, quien en esta ciudad no tiene a algun familiar o amigo que haya sido atendido por alguna institucion de la Junta de Beneficencia, Hospitales, maternidades, hacilos de ancianos, cementerios, etc. Si usted alguna vez necestiara de atencion medica y no tuviera el dinero para hacerse atender en una clinica privada donde preferiria ir al Hospital Luis Vernaza o al Hospital Guayaquil, le invito a que conozca las instalaciones de los 2 hospitales y luego me dice. El uno dirigido por el Gobierno y el otro por la Junta de Beneficencia. Cuando compro la loteria si no gano algun premio por lo menos se que esos 25 centavos o un dolar no van al bolsillo de algun empresario, ese dinero esta visible en los hospitales y demas instituciones que tiene la Junta de Beneficencia para atender a los mas pobres a los que no tienen para pagar un clinica privada. Solo por curiosidad en donde vive usted que no conoce esta realidad, dudo mucho que viva en Guayaquil