Las mañanas cuando doy clases algunas veces detengo las reflexiones sobre los temas legales que me ocupan con mis estudiantes al repique de las campanas de la iglesia que tiene la Universidad Católica, el que mas de una vez me ha remontado a mis tiempos de estudiante en el Cristóbal Colón, cuando nos hacia feliz un barquillo de helado o las delicias de Sucre el señor que vendía pasteles.
Esos años aparentemente están lejos, ahora tengo hijos, aún no hay proyecto de nietos, y veo la vida, siento que el aire no tiene el mismo olor que cuando salíamos de clase y la viruta de madera recién aserrada despedía el suyo, clásico y húmedo. Momentos agradables y tristes cuando queríamos ocultar nuestras limitaciones ante el compañero que inocentemente hacia ver que tenia mas posibilidades y escondíamos nuestras ansiedades en un caramelo rayado con chocolate y ahorrábamos el valor del bus caminando hasta la casa y nadie nos tocaba, avanzábamos sin peligro, se respetaba al niño, al ser humano.
Siento nostalgia de la vida simple, incluida la cotidianidad, en donde se reducía todo a cumplir con el deber que te habías asignado en la sociedad. Podías ser y hacer, dependía de ti y tu esfuerzo. El cúmulo de principios y obligaciones era un paquete que lo traíamos atado a la espalda, esto incluía un claro concepto del respeto hacia las libertades ajenas, la definición de conceptos como valor, honor, honestidad, no se requería tener dinero para ser cumplidores de estos parámetros morales. Se requería solamente que en la familia te inculquen su cumplimiento de tal manera que crezcan contigo.
Los hombres se enfrentaban a golpes y se respetaba al caído en el suelo, se le daba la mano para que se ponga de pie y se continuaba peleando, cuando se lo veía que el contrincante tenia el valor de seguir pero ya no podía se lo dejaba en paz. No se decía malas palabras delante de mujeres, se buscaba la mejor ropa para ir a las fiestas, bien planchada, en ocasiones tantas veces se lo había hecho que tenia brillo la camisa o el pantalón, teníamos usualmente dos o tres para salir a fiestas y reuniones, los del diario eran de gabardina o cualquier material fuerte.
No quiero decir que el tiempo pasado fue mejor, simplemente era distinto, hoy tenemos valores diferentes, condiciones de comportamiento distintas, en muchas pienso que son mejores ahora que antes, gozamos de esta herramienta maravillosa que es la computadora, su consecuencia la Internet. Me acongoja el rompimiento de los valores de sentimientos, sustituidos por la cursilería de las novelas metidas por la televisión, con el argumento repetido del explotado pobre, culto, brillante; un explotador rico e ignorante, creando estereotipos y figuras absurdas. Escuchamos música rock o tropical en cualquier parte, con letras sin sentido, sin contenido, únicamente ritmos pegajosos incitantes, insinuantes, que empujan al sexo por el sexo, sin el significado que este tiene a partir de afectos y sentimientos.
Pienso que algo esta pasando, hay que retomar las riendas de nuestras vidas, no podemos seguir viviendo como si el mundo acabara mañana tomando lo que encontramos sin respeto a las libertades ajenas, a los derechos de quien camina junto a nosotros. La condición de vivir implica el avanzar diariamente un poco en el mejoramiento interno y social, quizás sea bueno que en este mes de diciembre en el que la espiritualidad golpea, nos hagamos la oferta interna de hacer nuestro mejor esfuerzo, por ser mejores, por cuidar nuestras familias y darle algo de eso a nuestro país, por lo menos la buena voluntad y la buena intención.
definitivamente es verdad lo que usted plantea, pero las sociedades se limitan a dar lo que recibieron por herencia,tiene que tocar fondo una persona para darse cuenta de lo realmente importa en ésta vida,por mi parte he sido soy y siempre seré una mujer,apegada a mis principios,dedicada a mis hijos que son el eje principal de mi vida,y en el camino dar a las personas el lugar que se merecen sean amigos o enemigos,porque la vida pasa y en un cerrar de ojos, el tiempo es cruel amigo y los errores cuestan pero queda la satisfacción de haber servido de cualquier forma y ser en ésta sociedad de paso,un excelente ser humano.A usted mis saludos,deseando que éste año sea próspero,en la salud en sus anhelos y en su hogar,que el Señor le de su paz.