Asusta ver la forma como la gente se deja convencer por las propagandas y compra lo que no necesita ya sea porque está en oferta, o porque es nuevo, o porque la propaganda dice que hace tal o cual milagro.
En verdad asusta lo que el “marketing” puede hacer. La excesiva adoración a lo terrenal, el culto a la belleza así sea plástica, el querer deslumbrar, el hacerse notar, el querer preservar la juventud y la salud, son los factores que mueven a la humanidad. Invente usted cualquier cosa, diga que sirve para aumentar la belleza, la salud, para curar tal o cual problema y encontrará enseguida compradores. Corra la voz de que fulano se curó con tal producto, que a Rosita le creció el busto con tal pastilla, que Juanita bajó 30 kilos con tal dieta o con tal operación, Que las cápsulas que trae Pedro de la China, previenen el cáncer, o lo que sea. Haga una fábrica casera, donde envase cualquier sustancia que tenga a mano, póngale un nombre atractivo y una etiqueta vistosa, riegue la voz de que este es un descubrimiento maravilloso, patentado en tal parte, para cualquier tipo de problema físico que usted quiera, desde arrugas hasta cáncer, desde crecer el pelo hasta bajar de peso, y siempre encontrará miles de ingenuos que pensarán que es bueno y el efecto placebo natural, es decir, el alivio o el bienestar que produce el creer que determinado producto puede mejorar su problema, hacen que la persona piense que eso actúa y seguirán haciéndole la propaganda a su producto. Hubo una persona inteligente que decidió poner en cápsulas boñiga de vaca y vendió grandes cantidades, inclusive por Internet, asegurando que ayudaban a quitar el apetito.
Diógenes, aquel singular filósofo que andaba por el mundo con un farol y un perro buscando un hombre honesto, fue visto una vez por otro filósofo caminando por el mercado de Atenas y le preguntó: Diógenes ¿Qué haces tú por estos rumbos? Y Diógenes le contestó: Aquí, viniendo a ver que cosas venden que yo no necesito.
El consumismo está ahogando el mundo. Ustedes notan como los diarios periódicamente se engruesan, principalmente antes de Navidad, antes del día de la madre y para cada fiesta u ocasión particular. Lo único que aún no han explotado los medios de comunicación para promover más ofertas (y les vendo la idea) es para festejar los NO CUMPLEAÑOS, como festejaban en la película de Alicia en el País de las maravillas.
No nos dejemos arrollar por el consumismo. La novelería, la propaganda, el afán de renovarse, el deseo de conservar la juventud y la belleza, el miedo a las enfermedades, la aspiración de figurar, nos lleva al apego a lo material a lo físico y vamos poco a poco perdiendo la espiritualidad, el amor bien entendido, la solidaridad, la unión familiar y el desarrollo intelectual y mejoramiento interior, que son la base para la verdadera felicidad.
De acuerdo a una información de última hora, para estar de acuerdo con los tiempos, el Gobierno ha declarado al 2008 como el año del consumismo, porque los ecuatorianos van a quedarse consumismo sueldo, consumismo carro, con su mismo sitio de vivienda, consumismo traje o consumismo vestido, consumismo reloj, consumismo par de zapatos y si se trata de una mujer inteligente, consumismo marido y él, si piensa, con su misma esposa.
Excelentes artículos especialmente el que escribe el Dr.José Fernando Gómez que nos hace reflexionar lo que verdaderamente está pasando en el ámbito familiar y social, sobre la cultura del consumismo, lo que en otras palabras del Santo Papa juan Pablo Segundo nos decía el capitalismo deshumanizado, lo que estrá primando en la sociedad contemporánea es el materialismo, sin considerar que el hombre es más espíritu que materia.
Los felicito y deseo de corazón que Dios los colme de bendiciones en el año 2008 co paz, dicha y prosperidad.
Feliz y próspero año nuevo.