El jueves anterior, Fernando Bustamante, ministro de Gobierno, declaró a la Agencia France Press: "si nos es imposible encaminar las cosas por la vía de la paz, el Gobierno, el Estado tiene el derecho de usar las armas que la ley le permite para precautelar el orden". Hasta donde puedo estirar la memoria no recuerdo a ningún ministro de Gobierno y Policía reventando tacos tan fétidos e inoportunos. Ni el indespeinable Luis Robles, durante el "más represivo" de los gobiernos ecuatorianos, según el decir de los AVC, de los comensales de los Derechos Humanos, los "intelectuales de izquierda" y forajidos, -que les cantaron la segunda y el bajo continuo a la banda sediciosa-, dijo tamaña cosa. Ni siquiera Jaime Acosta Velasco, aquel vistoso sobrino, ministro de defensa de su tío, a quien le encantaba asustar a la oposición, y vestir uniformes de campaña sin ser militar -y tío por más señas del otro sobrino-, se le ocurrió tampoco amenazar a nadie de esa forma.
Es que en romance de Castilla lo que eso quiere decir es simplemente: "les daremos bala", lo cual no sólo que parece excesivo para cualquier gobierno que intente guardar la compostura y evitar que se le vea la enagua cuando apura el paso, sino que es obviamente desatinado, desacostumbrado y fuera de lugar. Pero revelador indiscutiblemente, altamente revelador. Y si no que lo diga Freud, quien llegó para demostrar que todo lapsus, impromptu y exabrupto esconde misterios que el Psicoanálisis desvela. Esto es, que el insconsciente es dinámico. O sea, que lo que se dice aunque luego se desdiga, por algo se lo dice. Que las palabras no vienen del aire, ni llegan con el viento, sino que salen de adentro, que es donde se cuecen, porque es lo que verdaderamente se piensa, se siente y se desea, lo que en el fondo de los fondos, se está dispuesto a hacer.
Y claro, no es que el tino sea precisamente una de las características del equinoccial socialismo del siglo XXI, sino que cuando el pulso empieza a temblar, los disparos se sueltan para cualquier lado. La prueba de ello es que al día siguiente de rugido tan escalofriante, el propio Bustamante empieza a salpicar con agua fría la paila que él mismo había puesto al fuego, y alega que los diputados recesados pueden reunirse cuando y donde les apetezca, que al régimen no le quitan ni un minuto de la siesta y tal vez hasta les ofrezcan un cafecito para amenizar la velada.
Pero ya sabemos, esas son solamente tosesitas para disipar el torozón del miedo que aprieta como garra. Dos han sido los factores que han modificado radicalmente el trunfalismo gubernamental: el efecto Chávez tras la reciente derrota del dictador venezolano en las urnas, y la multitudinaria manifestación espontánea de los guayaquileños en apoyo a Jaime Nebot, líder incuestionable de la ciudad más poblada del país. Simultáneamente, el telón de fondo sobre el cual se ha proyectado ambas películas ha sido la caída en pico de la popularidad de Correa, inevitable caída tras tanto desatino, tras desmesura y descabello continuo. Ejemplo, la ilegal reforma tributaria o "ley del chineo" como le oí decir el otro día a un comerciante minorista.
Cosas duras vienen indiscutiblemente. Todo hace suponer que la situación está llegando a un punto de no-retorno. Es que lo que fue desilusión es ya rabia, y crece. El gobierno tiene miedo, tampoco hay duda de ello, razones tiene para tenerlo, y los últimos hechos evidencian que la inteligencia, hermana cercana de la serenidad, escasea cada vez más en las cumbres del poder. Quiera el cielo que lo de Bustamante haya sido solamente una fanfarrona -aunque siempre peligrosa- soltada de lengua, porque ya sabemos que es cuando están acosadas que las fieras atacan. Es el miedo y no la valentía lo que presiona los gatillos. Esperemos que las Fuerzas Armadas y la Policía, nunca acaten las voces del espanto y jamás disparen contra sus hermanos.
El resumen del vaiven y devenir de nuestra historia politica es valedero, el gobierno espieza «hacer aguas». Como se dice en las esquinas boxisticas, estan «tirando la toalla antes de tiempo». Solo le falto comentar lo que sucedio hace poco en la amazonia, «represión pura». El pueblo aguanta hasta un limite. Falta la reactivación económica, nuevas fuentes de trabajo, continuemos PIB inferior Haiti,inflación-deflación, cuidado ¡¡¡
Estoy de acuerdo con las opiniones contenidas en el artículo escrito por Gustavo Ramirez Amat; en cuanto a las defortunadas declaraciones del flamante
Ministro de Gobierno, quizás se deban a que sus pobladas cejas le hacen mucha sombra y no le permiten avisorar con claridad los caminos adecuados que deben recorrer quienes están en esas funciones justamente para precautelar la paz y la armonía y no sembrar la cizaña que propician inevitables enfrentamientos.