21 noviembre, 2024

Ofender desde el poder

Esta es en esencia, una carta abierta a una Dama, a quién muy cobardemente se ha pretendido ofender…

Margarita;

Permíteme recordarte las sabias palabras que en más de una ocasión habrás escuchado de boca de tus padres:

“A palabras necias – oídos sordos”

y…

“Las cosas se toman de quién vienen”…

Por tanto, no vale la pena tomar en cuenta a un cobarde que desde la cúspide más alta de su bajeza, siempre será incapaz de alcanzarte con sus insultos, porque tu dignidad y altura, están muy por encima de sus bajezas y pequeñez moral…

Te ruego que recuerdes también que:

Solo el que carece…Presume.

Y que se lo dejes a Dios.  La solidaridad de todos los ecuatorianos nobles de corazón te acompaña mientras admira la dignidad con que sigues tu camino sin siquiera hacer notar que un cobarde pretendió – sin lograrlo – ensuciar la suela de tus zapatos.

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Ya ve usted que, desde el punto de vista de Aristóteles, lo esencial no es que mande mucha gente o poca. Lo que importa de verdad es que él o los gobernantes sean virtuosos. Jamás que lleguen al trono de mala forma y que se intensifiquen y deseen perdurar.

Aplican la doctrina del despotismo que es aquello que se traduce en: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.

El grito de “Libertad, igualdad y fraternidad”, empezó y acabó con la persona que logró controlar, a su antojo, la guillotina.

En muy poco tiempo hemos visto inventar todas las formas de Estado de Aristóteles, bajo los nombres de: Constituyente, Asamblea, Veedores (que deben ser ciegos), Judicaturas írritas… hasta confirmar el Imperio de Su Excelencia.

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