Esta es en esencia, una carta abierta a una Dama, a quién muy cobardemente se ha pretendido ofender…
Margarita;
Permíteme recordarte las sabias palabras que en más de una ocasión habrás escuchado de boca de tus padres:
“A palabras necias – oídos sordos”
y…
“Las cosas se toman de quién vienen”…
Por tanto, no vale la pena tomar en cuenta a un cobarde que desde la cúspide más alta de su bajeza, siempre será incapaz de alcanzarte con sus insultos, porque tu dignidad y altura, están muy por encima de sus bajezas y pequeñez moral…
Te ruego que recuerdes también que:
Solo el que carece…Presume.
Y que se lo dejes a Dios. La solidaridad de todos los ecuatorianos nobles de corazón te acompaña mientras admira la dignidad con que sigues tu camino sin siquiera hacer notar que un cobarde pretendió – sin lograrlo – ensuciar la suela de tus zapatos.