21 noviembre, 2024

Entre Fronteras y Soberanía

¿Podemos  hablar  de un Ecuador históricamente  con fronteras seguras? ¿Cómo, entonces,  es que el territorio nacional  ha venido siempre de menos a menos? Lo de ahora, sin embargo, con todo el conocimiento del avasallamiento permanente al país, ya no es admisible. Es verdad, y antes que nada, repudiamos la violación   armada  aérea y terrestre, ordenada por Alvaro Uribe,  en nuestro país,  con el pretexto de asesinar a  Reyes, el segundo de las FARC. No porque la capacidad militar del ejército regular colombiano no puede contener,  bloquear o destruir a los irregulares  en armas, Ecuador está obligado  a soportar  las consecuencias sociales, económicas y políticas  de ese tira y jala. El alineamiento  político, además, de aceptar  como terroristas  o no a dichos irregulares es cuestión de la decisión soberana de cada Estado, y no implica  que nuestra tierra  deba ser  declarada  objetivo de invasión. Un poco más, y  con las  declaraciones  de  la  policía  y diplomacia colombianas, seremos los responsables  de la existencia de las FARC. Todo esto es reprochable e indigno de la gestión gubernamental colombiana.  

Pero, de casa adentro, reclamamos al presidente Correa, enérgicamente,  que la población ecuatoriana y su territorio no puede estar en manos  de la negligencia e ineficacia militares, tal cual ha quedado al vivo en la frontera norte. ¿Dónde está la política idónea  de seguridad nacional que, ciertamente, funcione y eficazmente? ¿Cómo así, coincidencia, voluntad o inoperancia, los radares, vigilantes técnicos continuos  de la soberanía nacional, no funcionaban  al momento del ataque colombiano? ¿Por qué  un sueño tan pesado  en los vigilantes militares fronterizos, mientras la población del entorno  estaba bien despierta  y hasta asustada  por  el tiroteo? ¿Qué puede decir, en concreto, mediando una justificación militar idónea, el Comandante de la región, el Ministro de Defensa y todas las altas autoridades implicadas en la Seguridad Nacional?

¿Por qué, igualmente, no  fue aplicada  antes, sabiendo  las circunstancias de  la frontera norte  en que subsiste Ecuador  desde hace tantos años, la operación rastrillo que ahora  descubre  campamentos guerrilleros, a las  24 horas  de emprenderla? No  seamos ingenuos. Pero tampoco nos pasemos de listos. Ninguna concordancia ideológica, de cualquier tipo, debe poner  en juego  de riesgos  la soberanía nacional, que implica  la máxima garantía de la sociedad que protege. A usted presidente Correa lo eligió  una gran mayoría, que hoy, y está a la vista, aparentemente, no tiene protección. Asuma  este momento como una reflexión  coherente con la situación  nacional. Que los militares, por lo pronto,  ocupados  en menesteres civiles  que nada tiene que ver con sus funciones, vuelvan a los sitios  de sus tareas específicas. Que sean castigados  quienes no cumplieron, cuando era de hacerlo,  con  la misión de defender  nuestras fronteras. Que se actúe firme.  Pero con serenidad, ecuanimidad, racionalidad. No es el  momento de las  típicas palabrejas altisonantes, de las que  estamos cansados… Es hora, por fin, de que el gobierno  haga un alto, y para siempre, al adjetivo y de paso al sustantivo, a la sustancialidad de las cosas…   

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