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Estacionamiento: Otro conflicto citadino
A todos los ciudadanos, usuarios del centro de la Ciudad, los hemos escuchado, frecuentemente, quejarse de la falta de estacionamiento; del tiempo que se pierde dando vueltas y buscando un lugar para parquearse; de los propietarios de negocios que colocan barreras al pie de su entrada para evitar que otros utilicen el espacio; de los que madrugan para ocupar un puesto durante todo el día y ser los más tardíos en retirarse; de los abusivos cuidadores de vehículos que sin autorización alguna se adueñan de las calles y las convierten en su patrimonio; de los que hacen doble fila; de los que parquean en sitios prohibidos; etcétera…
Como consecuencia de esta ausencia de espacios de estacionamiento, y, del uso indebido de las calles, y, del abuso del espacio público tenemos como colofón un tráfico lerdo, complicado y renuente al cambio en donde el tiempo se desperdicia y el estrés invade al conductor; en donde el vehículo recalienta, consume más combustible y poluciona el entorno. Si a esto le agregamos los semáforos descalibrados, los vigilantes haciendo prácticas y los que interrumpen las bocacalles, tenemos todos los ingredientes que fabrican el tan desequilibrante espectáculo del congestionamiento vehicular.
Las dictaduras en los países latinoamericanos
Todas las masas tienen en común algunas circunstancias. Una de las más importantes es el sub desarrollo. Esta criminal carencia ha sido propiciada por las cúpulas del poder.
Siempre ha sido conveniente mantener a la población sin educación, ya que es mucho más fácil manipular los sentimientos de los que carecen de conocimientos, que el de aquellos individuos que con una adecuada instrucción tienen mejores perspectivas para tomar sus decisiones.
La ignorancia ha sido el néctar del que se han nutrido los políticos. Se han enriquecido a través del mal uso del poder conferido por una sociedad manipulable con sus sentimientos.