24 noviembre, 2024

Usando el pensamiento positivo

“Tu libertad de elegir una actitud positiva es el único tesoro que Dios no permitirá que te arrebaten”, afirma Herbert Benson en uno de sus afamados libros. Y es que el enfoque positivo de la vida significa esencialmente el ser capaz de ejercer nuestra libertad con responsabilidad tal, que veamos en cada instante una oportunidad, aún en aquellos momentos en que el dolor, la duda, la traición o la mediocridad nos acechan. El éxito estriba en no permitir que nos arrebaten ese “tesoro”.

Sin embargo, en la práctica, en la cotidianidad, el común denominador de los ecuatorianos –como es lógico- priorizamos otras cosas. Sí, ciertamente, hay que comer y los precios de los alimentos se han disparado “a las nubes”. Los chicos y chicas deben ir a la escuela y los recursos económicos familiares son exiguos, no alcanzan… La prevención de la salud es sólo un aforismo repetitivo cuando los problemas respiratorios e intestinales maltratan sobre todo a los niños. ¡Cuán difícil es hablar de positivismo cuando el estómago gruñe!. ¿Qué hacemos?. ¿Acaso nos tocará seguir viviendo de promesas?

Ante tal panorama, enfrentar es el único camino. Trabajar con ahínco la respuesta obvia, preparar a los más jóvenes para lo que se viene parece lo responsable, mantener una sensata actitud frente a lo imprevisible una evidente forma de transitar por la vida. La actitud insulsa de querer esperar que todas las respuestas te bajen de las alturas –por decir desde Quito- y ahora desde Montecristi, ya no es posible, pues tenemos que individualmente y como equipo enfrentar las crueles circunstancias de un país que se muere en la pobreza y la indolencia. Por tanto el pensamiento positivo sigue siendo un “tesoro”, lastimosamente encontrado por muy pocos…

Los adultos ecuatorianos, tenemos que ver a la educación como lo que en realidad es… una forma de preparar de la mejor manera a los niños, niñas y jóvenes para que puedan enfrentar positivamente un futuro que luce por lo menos incierto. A pesar de la delincuencia galopante, de la pobreza alarmante, de las luchas fratricidas, de las promesas falsas o de las decisiones equivocadas de quienes durante años de años han y siguen fungiendo de líderes sociales, el mantener un pensamiento de abundancia, una educación proactiva para la lucha continua y para la proactividad en la resolución de problemas es una necesidad casi vital para la supervivencia de los ecuatorianos y hasta del mismísimo Estado.

El Ecuador es un país lleno de oportunidades que espera de mentes positivas para desarrollarse. Las empresas e instituciones, aún las gubernamentales, continúan viendo los fantasmas de la competencia como el enemigo a vencer, soslayando la esencia misma de la creatividad y la innovación –porque los procesos escolarizados tampoco lo promueven-, sin encontrar verdaderos “océanos azules” en donde la oportunidad permite dar rienda suelta a la productividad en todo su esplendor. A expensas de productos naturales, negociamos con China o Corea cuyos avances en patentes y en nuevos productos y procesos nos apabullan y por tanto la famosa “balanza comercial” se muestra siempre desfavorable.

El pensamiento positivo no es un concepto producto de una trasnochada retórica, no, no. Es fundamentalmente la capacidad para ver las oportunidades donde otros no la ven y para poner en práctica los mejores procesos mentales al servicio de la productividad personal y social. De lo contrario nos ahogaremos en la pobreza y destruiremos la esperanza, que al fin y al cabo… ¡es lo único que nos queda!

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No hay comentarios

  1. Mi querido Dr. que gusto saber de Ud. por esta via. Que pena cuando me entere por mi suegro que salio del CEES, cuando veia que el Colegio iba tomando nuevamente un rumbo como en nuestra epoca, hasta considere en algun momento cambiar a mis hijos. En todo caso espero le este iendo bien, y ojala y por esta via podamos seguir en contacto, un abrazo.

  2. QUE INTEREZANTE COMENTARIOS HESTO DEMUESTRA SU CULTURA, USTED PRESTIJIA MI TRINCHERA EN ESTOS MOMENTOS QUE LA HINCULTURA PROLIFERA I TANTOS HIGNORANTES NOS GOVIERNAN

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