Esto no es un artículo de opinión, no lo he querido así, realmente hoy no he podido escribir sobre temas nacionales y les ofrezco mis disculpas por molestarlos con cosas tan personales, no es una queja, ni un lamento, simplemente es el grito desesperado de mi alma que no puedo contener más. No es una carta romántica, pero habla de amor, tal vez del amor más puro e intenso que el ser humano puede llegar a sentir, el amor a sus hijos.
Desde hace un poco menos de cuatro meses mis hijos no están conmigo, por esas cosas que tiene la vida se han ido a vivir lejos, a otro país. Se que están bien, lo puedo sentir cuando los veo y hablo con ellos cada semana, pero es irrefrenable la angustia que me destroza el corazón al sentir su ausencia.
Desde que supe que existían, a cada uno en su momento, los ame con pasión, cada día les hablaba y sentía sus movimientos en el vientre de su madre, cuando los vi nacer perdí la razón, me enamoré con locura cuando aferraron su mano pequeña en la mía, y ese amor inmenso, incalculable, creció cada vez más con cada sonrisa, con cada llanto, con cada desvelo y cada consuelo, con cada paso que daban y cada palabra que pronunciaban, con cada sonrisa que me ofrecían, con cada abrazo que con amor me regalaban, con cada logro y con cada fracaso suyo, porque más que suyos eran míos también, porque reímos y lloramos los tres, porque disfruté cada instante que viví con ellos y para ellos.
El poder estar juntos y ver como crecían fue un bendición, el ser parte fundamental de su existencia, un privilegio; el verlos felices, una prerrogativa excepcional de la vida; el saberlos sanos, gracia divina; el contemplarlos al dormir confiados, sin preocupaciones, una muestra palpable del amor de Dios.
Trato de encontrar fuerza y esperanza es su recuerdo, pero es su recuerdo el que me aniquila, el que me destruye, el que me mata lentamente, me hacen falta sus gritos, necesito abrumadoramente su risa, sus olores, sus sabores, su amistad y complicidad, volver a sentir su respiración que disfrutaba cuando dormíamos juntos, sus chistes, sus ocurrencias, hasta sus pucheros, necedades, malacrianzas y rabietas.
Cada segundo con ellos fue una aventura, felicidad suprema, pero ahora no están más conmigo, se que están bien, lo puedo sentir cuando hablo con ellos cada semana, y aunque agradezco a Dios cada día por haberme bendecido con su presencia, hoy no puedo más y es irremisible la angustia que me destroza el corazón al sufrir cada vez más profundo en mi alma su ausencia.
Paciencia amigo, llegará el tiempo y el momento en que se reunirán nuevamente; lo primero llegará porque Dios es consciente del amor que siente hacia ellos, y el segundo llegará porque Ud. sabrá encontrarlo.
Como padre que ama a su hijo y valora su cercanía (aunque no viva con mi Joaquín), comprendo en parte lo que sientes y deseo que Dios te dé la fuerza necesaria para soportar esa… distancia, no ausencia. «Cada segundo con ellos…» es un aventura y es feicidad suprema, pues siempre estarán contigo… Dios los bendiga.
de verdad tu articulo esta lleno de sentimientos y me has hecho vibrar con cada una de tus palabras, es verdad lo que dice el Sr Alvarado-Davila, no es ausencia es distancia, algun dia todo este dolor que sientes por estar arido de cariño de tus hijos seran bien recompesadas, solo ten fe, paciencia y sobre todo acercate a nuestro divino creador el puede calmar y apaciguar esas ansias..
Que bonito encontrar un hombre que puede expresar con facilidad todo el amor por sus hijos en estas circunstancias. Se lo que se siente por que yo tambien estoy pasando por lo mismo. Pero recuerde que solo somos el instrumento y la guia para que nuestros hijos tomen su rumbo en la vida, este pensamiento ayudara a soportar con mayor tranquilidad y si a eso le suma el hecho de que preparandose mejor tendran una calidad de vida superior que es lo que todo padre desea para sus hijos,entonces cada encuentro suyo con ellos sera una fiesta, y les enseñara con su ejemplo a vencer ese dolor que ellos tambien sentiran.
Perdone Ud. si me he atrevido a darle este consejo, pero despues de varios años (mas de siete) de ausencia de mi segunda hija (y cuatro) de mi tercer hijo, aprendi que cualquier sacrificio es poco, si para ellos eso es bueno.
Estimado amigo, lamento mucho su sentir. Muchas somos las personas que hoy en dia por diversas situaciones de la vida, tenemos seres amados lejos de nosotros.
Entiendo bien su posicion. La he vivido de cerca con una prima que tuvo que irse de nuestro amado pais con sus tres hijos porque el esposo es un hombre irresponsable que destruyo sus vidas.
Usted se ve un padre amoroso que desea el bien de sus hijos. Pero no siempre es asi. Mi prima hastiada se marcho a probar mejor suerte en un pais de Europa donde no sabremos si algun dia
la volveremos a ver. Un hombre que no penso en su familia. Le pegaba a ella delante de los hijos aun pequenitos, sin pensar el dolor que causaba a ellos y a su madre. Ojala todos los hombres
fueran como usted. Mi padre un hombre ejemplar, nos enseño a valorar a la mujer y a la madre en especial. Nunca vi a mi padre levantarle la mano a mi mama, aun cuando reconozco que mi madre
era una mujer con un caracter muy fuerte. Creo en todo caso que mi prima tomo la mejor decision, de no haberse marchado, seguiria sufriendo el maltrato domestico tan pero tan comun en nuestro pais. Dios lo bendiga!
Estimado Juan Pablo,
Aunque sus hijos esten lejos, se por mi propia experiencia, que Dios siempre tiene el plan perfecto y nada escapa de sus manos. El tiene control de todo! Con esto quiero decirle que tenga paz y reciba este dia como un regalo precioso del Creador. Deje a sus hijos en las preciosas manos de Dios y El se encargara de ellos y en su tiempo volvera a juntarlos.
Le invito a escuchar estas canciones que se que le traeran paz y confortaran su alma.
http://www.youtube.com/watch?v=Tss-rcO9leI&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=jkiXU88Xt2U&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=RW3MOe8hhGQ&feature=related
A mis amigos y queridos lectores, pues me da mucha alegría contarles que ya pude reunirme con ellos, fueron solamente unos pocos días, pero maravillosos e intensos.
Estimados Patricio, Fanny, Monica y Katrina Dios siempre estuvo conciente de mi amor hacia ellos y supo indicarme el camino para encontrarlos.
Querido Mauricio, tenías razón, no era ausencia, solo era distancia; en un principio moría de nervios por no saber como recuperar mas de dos años en tan pocos días, pero cuando el amor es verdadero no existen barreras temporales ni territoriales, recuperamos esos dos años en un abrazo de quince minutos, todo ese amor entre los tres siempre estuvo ahí, entre los tres, fue algo que dificilmente podría expresarlo con palabras, pero que nos renovó y nos impulsa a seguir adelante, pues a pesar de tiempo y la distancia, nunca dejé de ser su padre y ellos jamás dejarán de ser mis hijos.
Gracias a todos por sus comentarios, lamento no haberles podido escribir antes, pero estaba buscando el momento adecuado y estoy convencido que es este.
Un abrazo para todos.
Estas hermosas y desgarradoras palabras hacia tus hijos,el incondicional amor que de ellas emanan,me llegaron a lo más profundo del alma.Gracias a Dios que has podido reunirte con ellos y es la recompensa al extraordinario padre y ser humano que eres.