21 noviembre, 2024

Gracias por hacer nuestro trabajo

El mercado depende del medio en el que se desenvuelva.

Un claro ejemplo de esto fue el aparecimiento del mercado de las comidas rápidas o «fast food» en Estados Unidos, en la década de 1950, como respuesta a una necesidad creada por el repunte socio-económico de posguerra que requería de la «optimización» de los tiempos de producción y de comercialización. No se dio por creación espontánea ni fue capricho o moda. Para la década de 1970, este tipo de negocio ya había hallado nichos en todo el territorio estadounidense y hasta trascendió sus fronteras.

La competencia que generó este fenómeno llevó a la potenciación de estrategias de mercado (del mercado estadounidense, tomar en cuenta). Entonces, la «optimización» se dirigió no sólo a los tiempos de producción y comercialización, sino a otras áreas del negocio, como las de gastos, recursos humanos y publicidad.

Entre las estrategias de optimización, y para atraer más clientes, se disminuyó el personal de atención en el salón, haciendo que el cliente mismo deposite sus desperdicios en el tacho de basura. Esta táctica tiene su lógica económica y comercial: «Yo te bajo los precios, tú me ayudas con los desperdicios». Es una relación ganar-ganar. Luego, esta estrategia se convirtió en costumbre, tanto así que ya es parte de la forma de ser de los estadounidenses.

Es decir, si bien ahora ésta es una costumbre, no nació de la urbanidad y las buenas maneras, como podemos pensar los hispanoamericanos, sino que nació de lo comercial.

En nuestro país en esos mismos días, se acostumbraba a almorzar en casa y los hijos colaboraban con las tareas del hogar: recogían la mesa, lavaban los platos, limpiaban el comedor, etc. Hoy por hoy, aún se mantiene esa buena costumbre en la mayoría de hogares. Comer afuera era para de vez en cuando y en un restaurante, y si se volvía habitual, se lo hacía en familia.

En los años 70, Ecuador no acababa de consumir la energía que le proveyó la Alianza para el Progreso y su subconsciente todavía estrechaba esa mano con barras y estrellas; la migración de ecuatorianos a EE.UU. aumentó: algunos compatriotas regresaron, otros transmitieron sus experiencias. El nacionalismo petrolero no era antiyanki ni tan nacionalista, así que no era mal visto que se adoptaran costumbres foráneas.

En los 80, comenzaron a llegar franquicias extranjeras, y con ellas se transpolaron costumbres sin asidero social ni económico. Los negocios norteamericanos de comidas rápidas importaron a Ecuador sus estándares de calidad, y los ecuatorianos confundimos los avances tecnológicos y comerciales con la urbanidad y las buenas maneras: pensamos que ese llamado a «dar haciendo» (hermosa construcción lingüística mestiza) el trabajo a nuestro proveedor de servicios era como cuando colaboramos en casa.

Los negocios extranjeros no llegaron con precios populares, como son en EE.UU. Sólo trajeron su simplificación en el servicio al cliente, con la que reducen costos de operación «optimizando» la contratación de personal: dan trabajo a menos individuos, pero igual mantienen sus precios altos… es decir, no hay esa relación ganar-ganar, el dando-dando que se propició en su lugar de origen ni la compensación social a la que están obligados.

Es que, en Ecuador, la lógica del mercado no sirve. Los empresarios nacionales (con franquicias extranjeras o no) cobran precios exagerados por sus servicios y productos, pero siguen recomendando al cliente que les «den haciendo» su trabajo… sin compensación alguna. Los ingenuos ecuatorianos, creyendo que esto es cuestión de urbanidad, cedemos a estas malas prácticas.

No podemos copiar modelos económicos o comerciales extranjeros sin tomar en cuenta las diferencias sociales, históricas y de idiosincracia entre un país y otro; muchas veces, ni siquiera sirven esas adaptaciones resultado de sesudos análisis de mercado, que más parecen el guión de una película china traducido al español por pescadores escandinavos.

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Cito a Will Durant, filósofo e historiador americano: “Una gran civilización no es conquistada desde el exterior sino hasta que se ha destruido desde adentro”

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  1. Buen análisis, en definitiva debemos hacer lo que hizo corea, es decir, dejar a un lado las políticas impuestas por el fondo monetario internacional y hacer lo que tengamos que hacer de acuerdo a nuestra realidad. Lamentablemente no hacemos esto y hacemos mal aquello. Y un ejemplo simple, pero evidente de esta realidad es lo que dices en el octavo párrafo cuando te refieres a que los negocios extranjeros no llegaron con precios populares y sólo trajeron su simplificación en el servicio al cliente, con la que reducen costos de operación, pero mantienen precios altos es decir, no hay esa relación ganar-ganar, el dando-dando que se propició en su lugar de origen ni la compensación social a la que están obligados. Con un agravante, aquí los servicios son tan malos que la comida rápida no es tal, sólo en el Ecuador esperamos 10 minutos por una Whooper, te mezquinan las salsas y te llenan de hielo la cola, jajajaja… Y EN ESO SI NO COMPARTO TU OPINION, TENEMOS UN PROBLEMA ENORME DE CULTURA, que no vamos a avanzar a otro lado que no sea al despeñadero, si no lo corregimos pronto. VIVA EL ECUADOR…

  2. Lo felicito por la frescura y puntualidad de su artículo. Los grandes «empresarios ecuatorianos» a veces por prácticas medievales se transforman en ese mercader de Venecia predispuesto a la venta de todo con tal de ganar-ganar él solo.

  3. Cabe añadir a su excelente análisis, que en el Ecuador posiblemente las franquicias extranjeras todavia son una «noveleria» y no necesariamente tienen la intención de alimentar al pueblo sino al bolsillo del empresario. Agregando que la ideosincracia de la mayoria de los comerciantes ecuatorianos es de ganar-ganar lo máximo en el mínimo tiempo posible, sin darle mucha importancia a lo de sustentar el negocio a largo plazo.

  4. La lógica del mercado sirve en todas partes seamos noruegos, malayos, ecuatorianos, coreanos o griegos. Es que cuando existe libre competencia y una institucionalidad que proteja los derechos individuales, los empresarios mezquinos tendrán fuerte competencia de empresarios más honestos, es así que por cada local de franquicia extranjera hay al menos 6 restaurantes, y los hay de todo tipo, desde los que atienden al cliente con excelente atención y precios cómodos, las fondas feítas pero donde se come bien, los lugares caros y mal atendidos, hasta los puestos informales de la Floresta. Hay para todos los gustos y presupuestos, así que si solo tomamos puntuales ejemplos de mal servicio para criticar al libre mercado y a un vasto sector restaurantero, pues nos equivocamos en el análisis. Sería igualmente erróneo que yo tome la excelente atención de Friday’s y afirme que el libre mercado garantiza que todos los servicios serán buenos.

    No, el libre mercado garantiza que haya servicios de todo tipo y que sea el consumidor quien decida. Pero de hecho la búsqueda de beneficios incentiva -si hay libre competencia- a que los propietarios se esmeren por dar buena atención para captar clientes y obtenar fidelidad de marca, si el propietario no se esmera simplemente fracasará y otros lo reemplazarán. Es por eso que las empresas públicas son ineficientes y corruptas, no tienen competencia y viven del dinero de los contribuyentes, pero las empresas privadas son más eficientes, están obligadas a ello o desaparecer.

  5. «Danny»: Tu pensamiento es al que yo denomino «mercadoteísta», porque pretende hacer del mercado, de sus leyes cuasi naturales y del superado concepto de «la mano invisible» un axioma, un dogma. Pero sé que es imposible tratar de hacer comprender los conceptos sociales (de sociedad, no de socialismo) a personas con visión de tunel. Lo mismo son los comunistas de extrema izquierda que los economicistas del neoliberalismo (por cierto, la creación de nuevos palabros, como «neoliberalismo», «partidocracia» o el mío «mercadoteísmo», está aceptada por la Academia, siempre y cuando se usen en un contexto concreto. Por lo tanto, no hay porque rechazarlos ni mucho menos despreciarlos).

  6. Estimado Mauricio: Como siempre, audaz en el análisis y el dedo a la llaga. Sin embargo, cuando dices «Es que, en Ecuador, la lógica del mercado no sirve», lamentablemente fallas, pues la lógica del mercado (primates avanzados) es cobrar el mayor precio posible (salvo que haya satisfacción personal) y pagar el menor precio posible. Lo que hace que las empresas en otros países tengan mejores comportamientos es sí (concuerdo) una cultura distinta, pero también competencia y en última instancia y marginalmente, leyes, que en realidad son la consagración de situaciones de avance previas. Es decir, a ninguna empresa en USA se le obliga a tener un seguro dental pero la gente lo exige y puede hacerlo pues las empresas compiten por la gente o hay equilibrio. Acá hay más desempleados que empleos sin llenar, y menos empresas que consumidores dispuestos a comprar. El resultado son precios altos y salarios bajos. La lógica del mercado, como se ve, actúa implacablemente. Ahora bien, con el país 128 en libertad económica del mundo, casi africano, estamos a merced de oligopolios con apellidos de familias tradicionales, herencia de la aristocracia de la espada, para rematar el cuadro e impedir la meritocracia de la mente. Un saludo,

  7. Como dice el poeta nada es verdad ni mentira, solo depende quien lo diga.
    Hace algunos años, una a viñeta de ?desenfoque por roque?; iba de la huelga de los trabajares americanos por el cierre de las empresas que fabricaban productos en suelo americano, las pancartas decían ?no la importación?.. lo gracioso era que en una esquilla de las pancartas decía ?made in Japón?.
    Al que se le ocurrió la idea de que seamos nosotros los que recojamos los desperdicios de la comida rápida hay q hacerle un monumento; una simple idea es rentabilidad, el mismo principio de reducir una aceituna de las que nos sirven en los vuelos aéreos.
    Los vuelos de bajo coste usan el mismo principio. Un vuelo entre Londres Dublín llego a costar menos de una libra, Madrid Roma puede costar menos de 48 euros, obviamente tienes que dar bajando tu propio equipaje. Si esos negocios funcionan en otros países creo que bien funcionarán alguna vez en Ecuador. Volviendo al negocio de la comida rápida, tienes la opción de dejar los desperdicios, si quieres que te hagan una reverencia al entrar, que te lleven la carta, te pregunten por vino normal o un reserva. Es otro negocio.
    Copiar un modelo de negocio en si mismo no esta mal, salvo que tenga derechos de autor.

  8. Apreciado Rick Hunter: Estoy de acuerdo con vos en que la rentabilidad sirve para el negocio, tanto en lo de la idea que botemos la basura, como en lo de la aceituna. Pero, insisto, en EE.UU. y otros países con cultura de libertad y respeto resultado de procesos diferentes al ecuatoriano (no digo mejores, ojo), la respuesta de ganar-ganar (gana el uno y gana el otro) que se da cuando los empresarios y los consumidores respetan, más que las reglas del mercado, la dignidad del otro ser humano, el empresario aumenta su rentabilidad y el consumidor obtiene el servicio y el costo justo por los que gasta su dinero. En cambio, los empresarios ecuatorianos, miopes o avivatos (no hablo de todos, ni estoy en contra del mercado o del comercio, por si acaso), no se dan cuenta que los modelos que copian (mal copian) incluyen mayores beneficios para el consumidor, no sólo mayores ganancias para ellos (Ah, además de mayores y mejores beneficios para sus empleados).

  9. Sr. Mauricio,

    Que puntual y oportuno su análisis. Ahora lo que sigue y debemos hacer quienes SI queremos al Ecuador a pesar de TODO lo que vemos cada día, … es: marcar la diferencia de tal manera que la gente se sienta incómoda al no aceptar eso buenos deseos de hacer las cosas bien… Pues solo con el ejemplo y una cultura de diálogo y buena enseñanza (la de los Abuelos), podremos tener ese país que tanto anhelamos.

    Alberto Rosales

  10. Mauricio:

    Desde luego el trato digno al consumidor es lo que beneficia al empresario, es por eso que las empresas copian estos modelos exitosos de atención al público, y los copian por eso: por exitosos, por rentables. Son servicios que nos atienden con una sonrisa, se esmeran en la presentación, en la pulcritud y en la higiene, hacen uso de tecnología y de procesos responsables con el ambiente y el trabajador, y de hecho proveen mejores salarios que negocios similares.

    El mercado libre funciona porque son personas de carne y hueso las que lo componen, personas que interactúan y buscan su propio beneficio en el mayor número de casos en forma pacífica, personas que en conjunto forman una sociedad. No se puede desconfiar de las personas y sus actividades diciendo que el «mercado no funciona aquí» cuando deberíamos desconfiar de quienes impiden que las personas interactuen pacíficamente entre sí, me refiero a quienes usan la fuerza como forma de gobierno.

  11. Muy buen artículo Mauricio, me parece muy importante lo que subrayas sobre como la idea «ganar-ganar» nació en USA y como se usa ahora en el Ecuador.

    Ahora creo recordar que el servicio que brindaban las cadenas de comida rápida era mejor al abrir el local, y conforme ha pasado el tiempo se ha ido decayendo, será que dan por seguro a los clientes o será que nos falta demostrar nuestra inconformidad.

  12. En todos lados se cuecen habas decía mi abuelita. Las camisetas del real Madrid, Adidas lo compra a su fábrica en china por 3 euros, cuando llega a Europa Adidas Ámsterdam costaba 12?, Adidas Alemania lo compraba y vendía a Adidas España por algo más de 24 ? y esta a si vez la vendía al Real Madrid por 40 ? y finalmente el precio al público era de 74? con IVA. Este análisis lo publicaron en diario financiero, lo digo de memoria , el análisis se basó por el centenario del Real Madrid.
    La cadena de muebles y decoración para el Hogar Ikea , maneja márgenes similares, el escándalo de sus márgenes por así decirlo se destapo por una remesa de 1 millón de mesas fabricadas en china. Que no estaban de acuerdo a sus normas.
    El ganar-ganar no es solo atributo de nuestros empresarios. Sino de un gran número de empresarios.

    Al principio pensé que era mejor lo privado, desde la salud hasta la educación, pasando por las vías públicas. Etc etc. El modelo de sanidad de eeuu un sistema privado no me convence, prefiero el sistema europeo es más solidario, por supuesto que hay niveles, muchos ingleses se operan en España porque el coste de su operación es mas económico.
    En Finlandia y países nórdicos, le educación pública supera la media europea; hasta tal punto que son los primeros en el ranking.

    No creo como concepto que una empresa pública sea ineficiente, y si la privatizan de un momento a otra ya deja ganancias. Más bien debe ser que los que la controlan dejan sus prebendas a un lado y se ponen a trabajar.
    La solución para el ecuador no es privatizar todas las empresas más será crear organismos de control, si ya los hay, deberíamos tener la suficiente entereza para que las leyes se cumplan. Una utopía para el ecuador.

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