Aparentemente contradictorio. Pero muy real y muy coherente. Pues, al iniciar el gobierno que estamos soportando lo negativo y socialmente deteriorante de antes, típico de la “partidocracia”, casi por arte de magia, desaparecería del manejo de la cosa pública. ¿Cómo? Es que ahora entraba en juego una “novedosa” unidad de medida moral e intelectual, la “meritocracia”. Una especie de balanza de valores y cualidades a través de la cual la honestidad, el conocimiento, la solidaridad y un criterio ético del buen vivir serían los componentes dirimentes en el pasaje hacia el funcionarismo burocrático. Sin embargo, hay ciertos indicadores de la práctica política que trastroca todo el voluntarismo gubernamental… De repente, nefasto y clientelar procedimiento tradicional, los aportes a la campaña eleccionaria resaltaron como la mejor visa para ocupar cargos públicos. Pero otras realidades aumentan el corpus corruptivo…
Grabación ilegal de videos en reuniones clandestinas, pinchazos telefónicos a la “oposición” cierta o probable, ocultamiento de información militar al ejecutivo, círculos de inteligencia particulares incrustados en la fuente base estatal, declaraciones mentirosas sobre la baja de los índices delictivos, cuando a ojos vista están en alza, contratos a dedo denunciados por los propios funcionarios, especulación sobre los productos subvencionados desde el gobierno… También, por supuesto, reaparece en medio del caos administrativo, la fórmula de extorsión de los tan manoseados populismos de antes. De nuevo el “diezmo” político. O sea, arrancarle a la brava, por imposición y amenaza, vía descuento del rol, un porcentaje del sueldo al burócrata para mantener al partido de gobierno.
Esta claro, hasta para el más idiota lo es, que la movida por sí sola expresa, en que la entrega recepción de un cargo lleva implícito dicho acuerdo de descuento “voluntario” (rueda de molino intragable) y, en lo posible hay que convencer a quienes ya están empleados que, igualmente, deben “colaborar” para evitar, por supuesto, molestias en sus funciones. Allí está, quizás punta del iceberg, el señor Arellano, superintendente de Compañías que, con el respaldo desde Carondelet, aunque inculpado de abusivo y “extorsionador”, según las palabras del asambleísta León Roldós, se declara santo de santidad absoluta. ¿Meritocracia? ¿O la sapada, la viveza de usar con malversación ideológica, la política y abusar, así, del poder del Estado cuando se tiene “la sartén por el mango”?. Simple pero efectivo sistema de asquerosa represión social. ¿O no? Será interesante seguir las huellas del señor fiscal en estas anomalías meritocráticas, tan sensible siempre cuando lo entrevistan por televisión… Porque hasta hoy, SIN LOS DE SIEMPRE…sigue LA CORRUPCIÓN DE SIEMPRE!
En esta página tienen buenos articulistas y siempre he compartido o renegado de algunos de sus artículos. Pero en estos días he visto baja calidad en las participaciones, como poesía de adolescente que extraña su primer amor, así como éste, que más suena a comentario de esquina, en el que aunque se tenga alguna o mucha razón se mezclan camarones con mellocos y se confunde la gimnasia con la magnesia… Viva el Ecuador!!!!
ESTE GOBIERNO ES EL MAS CORRUPTO DE LA HISTORIA..DESDE QUE YO TENGO USO DE RAZON JAMAS HE VISTO TANTA OSADIA DESDE CORREA Y TODA SU BANDA..