La orientación comercial de Guayaquil obedece a su condición portuaria. Desde su fundación en distintos sitios como los historiadores nos han reseñado, su propósito era dotar a la Audiencia de Quito de una vía marítima al exterior por el único medio existente en la época colonial para transportarse y comunicarse con España.
El habitante guayaquileño debió superar los embates de plagas, incendios y piratas para desarrollar la gran ciudad por su propia iniciativa cívica. La agricultura y la exportación de sus productos permitió al puerto de Guayaquil florecer en distintas épocas y sobrellevar plagas, epidemias y devastadores flagelos que destruyeron la ciudad. El último flagelo que asoló la ciudad fue el abandono municipal que la sumió en basura y ratería de los fondos públicos.
Siempre Guayaquil ha salido adelante pese al centralismo gubernamental que ha afectado a todo el Ecuador incluyendo al mismísimo gobierno municipal de la capital Quito, pese a encontrarse su sede justo en frente de Carondelet.
La población de Guayaquil se ha multiplicado por la migración nacional desde todos los puntos del país y la internacional siendo los libaneses, italianos, españoles, chinos y latinoamericanos, los que más han aportado a sumar con sus iniciativas al progreso del Ecuador desde nuestra ciudad.
No siendo el centro político del país buscó de entre sus propios recursos para crear instituciones autónomas que reemplacen el abandono del poder público a sus necesidades elementales. Esta circunstancia encontró en su espíritu comercial el campo propicio para progresar por sí misma, hecho que no es exclusividad de Guayaquil sino que Cuenca también lo ha aplicado con éxito, siendo ejemplo para que Loja, Cotacachi, Manta, Machala y muchas otras ciudades resurjan también por si mismas.
El poder central consciente del abandono gubernamental y su ineficaz cobertura a las necesidades del país, ha descansado en la ayuda de tales iniciativas que lejos de dividir al Ecuador sirven para unirnos en el progreso como una nación integrada por la diversidad. Lamentablemente esta gestión ineludible de los habitantes guayaquileños se pretende ahora calificarla de separatismo desconociendo que el trabajo de sus habitantes es un ejemplo a seguir y no una acción a destruir. Lo grave es que las voces contrarias a la realidad guayaquileña ahora también provienen del caudillo venezolano Chavez, que pretende alertar a los ecuatorianos que desde Guayaquil se fomenta el separatismo boliviano y latinoamericano, intromisión foránea que debe ser rechazada por los ecuatorianos de la misma forma como hemos rechazado la intromisión de las FARC en Ecuador y la forma como el gobierno de Colombia atacó nuestro territorio.
Si el gobierno central pretende emprender labores cuyo deber le exige en beneficio del pueblo guayaquileño, en lugar de eliminar la gestión de la M.I. Municipalidad de Guayaquil y de combatir a todos los ecuatorianos disconformes con la gestión política del movimiento político en el poder, debe también invitar al país de los ecuatorianos y no al P.A.I.S. de los gobernantes de turno a un consenso nacional que saque adelante nuestra producción agrícola e industrial, creando fuentes de trabajo para los innumerables desempleados engrosados ahora por los nuevos desempleados ex – mineros y ex – tercerizados, respetando la gestión ciudadana desde los diversos entes seccionales y entidades autónomas del Estado.