La soberanía es un principio intangible que al mismo tiempo tiene características físicas.
Por ella se entiende el territorio nacional, pero especialmente comprende la libre determinación del pueblo para decidir su destino. El concepto de soberanía engloba a la tierra, los ciudadanos, los preceptos morales, legales, la forma de gobernarnos, nuestro pensamiento y nuestra cultura.
La soberanía no sé la puede invadir de ninguna forma. Es tan grave irrumpir un territorio, como pretender inmiscuirse en los asuntos internos de otro país soberano.
La respuesta del Ecuador frente a una violación de su soberanía debe ser como la ley de Starling o la ley del todo o nada. Este principio físico dice que no importa la magnitud del estímulo, sea este grande o pequeño, una vez iniciada la respuesta, la misma deberá ser totalitaria.
La arremetida del mandatario frente a las violaciones de la soberanía nacional debe ser coherente con esta ley física. No se trata de la magnitud o el grado de la ofensa; simplemente la réplica debe ser totalitaria y tiene que ser manifestada con la valentía y el patriotismo del que está dispuesto a morir por custodiar el honor mancillado de nuestra nación.
Con la soberanía no se juega, peor se tranza y mucho menos se actúa por conveniencia. Es decir, que quien la viola debe recibir un rechazo completo, si es necesario con la ofrenda de nuestras vidas para repeler el deshonor de la agresión.
Así por ejemplo, la invasión de Colombia a nuestro territorio, por mucho que haya sido para atacar a un campamento de las FARC no es admisible, así como tampoco un error minúsculo y peor fortuito. En este caso Correa actuó tal como lo debió hacer un presidente para hacer respetar la soberanía de nuestra patria. Hizo un escándalo internacional y cada vez que puede ataca a Uribe por haber mancillado nuestra soberanía.
Sin embargo hace pocos días El gorila Bolivariano ha violado nuestra soberanía al entrometerse y atacar sobre los asuntos internos del Ecuador y específicamente ofendiendo a la ciudad de Guayaquil y a nosotros los Guayaquileños. Propio de los antropoides involucionados que andan con botas, con una maledicencia llena de cinismo que raya en el endiosamiento, dijo que en Guayaquil se está fraguando un golpe separatista autonómico para romper la unidad del estado. Esta violación de nuestra soberanía, ha sido reconocida por él mismo cuadrúmano, cuando dijo que por lo que decía lo iban a acusar de haber violado la soberanía Ecuatoriana; pero igual, que esto le importaba un comino.
Los excesos y las patanadas del gurrumino Chávez, son consecuencias incontrolables de su verborrea vulgar y prepotente. Esto no debe sorprender a nadie.
Lo que si sorprende a todos los ecuatorianos es que el ilustre Tarzán tercermundista de Carondelet, que no le tiene miedo a nadie según lo dice, ahora frente al mico de la boina esté calladito, temeroso y con su silencio se convierte en cómplice de la burrada dicha por su maestro. El silencio de Correa es propio de quienes le tiemblan las piernas por el temor de enfrentar a su amo.
¿.Por que ahora Correa calla y se hace el loco?…. la respuesta es sencilla: ¡Por que le tiene miedo a Chávez!.
El sabe que no le puede gritar a quien grita más alto y no se puede ir contra quién lo creó, financió y de quien depende.
Si Correa vocifera que la soberanía hay que defenderla con nuestras vidas, entonces que no permita al milico entrometerse en lo que no le importa y peor que ataque a la ciudad de Guayaquil.
Todas las bravuconadas de Correa son farsas calculadas de histrionismos impulsivos que utiliza cuando le conviene para mantener su popularidad y ganar votos. Correa protestó contra Uribe por que le convenía y no lo hizo contra Chávez por que le tiene miedo.
Los asambleístas ahora son mudos, sordos y ciegos al tratar de minimizar lo que debería defenderse con la ley de Starling. A lo mejor también se les caen los pantalones o simplemente el de las camisitas bordadas les ordenó que se hagan los desentendidos, sencillamente porqué la soberanía ya es de Chávez.
Eres lo mas grande como escritor. Que Montalvo, que Neruda, que García M., que Vargas LLosa, todos juntos te quedan corto. Las trompetas del SINAI te proclaman el Rey de las letras.
Te adoro:
Margarita
¡que gran cantidad de calificativos¡ y que pocos argumentos¡