21 noviembre, 2024

La genealogía: herramienta para conocernos

Sin lugar a duda, cuando usted lee la palabra «genealogía», de seguro piensa en rancios abolengos, hispanidades, prejuicios y discriminaciones sociales, ¿cierto? Pues bien, eso era antes.

Hoy por hoy, el estudio de la historia social y de los orígenes familiares ha tomado derroteros mucho más prácticos, más útiles y menos elitistas. En otras épocas, la genealogía sirvió para justificar y mantener el poder en manos de ciertos linajes, familias o personas, ya que se pretendía que las capacidades, el liderazgo y las facultades gubernamentales pertenecían a quienes, por generaciones, lo habían detentado (alguna gente sigue pensando así). Y eso fue verdad en ciertos tiempos y circunstancias particulares… pero no más.

El desarrollo de una conciencia histórica más amplia, la difusión de nuevas propuestas metodológicas a partir de las ciencias sociales y una visión cada vez menos prejuiciada ―pero más ideológica― de las diferencias socio-raciales han dado como resultado el perfeccionamiento del estudio de la genealogía como importante herramienta para las investigaciones sociales. Antropólogos, sociólogos, psicólogos y hasta economistas la toman como eje transversal para sus análisis.

Pero, ¿de qué le sirve al ecuatoriano de a pie, al ciudadano llano, hurgar en la historia de sus antepasados?

Pues bien, resulta que una de las razones para la crisis de valores que vive nuestro país, que tiene como principales representantes la corrupción y una ambigua identidad, es la falta de sentido de pertenencia al suelo que pisamos, y esa falta se debe a su vez a que la historia que hemos aprendido en la escuela y que se difunde por cualquier medio es una historia de presidentes, generales, obispos, reyes y caciques, es una historia que no le pertenece al ecuatoriano medio, sino sólo a sus «líderes».

La historia la hacemos todos, por más insignificante que parezca nuestra actividad. Asimismo, la historia ya la hicieron todos quienes nos han precedido: nuestros padres y sus hermanos, nuestros abuelos y sus hermanos, nuestros bisabuelos y sus hermanos… La mayoría de las veces, nosotros mismos desmerecemos lo que hicieron, pues nos resulta irrelevantes que hayan sido talabarteros, curtidores, carpinteros, costureras o “simples agricultores”, y no nos damos cuenta que cada uno ha formado parte de la dinámica económica del país, cada uno ha sido un engranaje más de la dinámica social y cultural de nuestro país. Rescatar lo que hicieron, insisto, por más insignificante que parezca, afianza lo que somos, porque nos hace dueños de una parte de la historia, herederos de una responsabilidad compartida que nos debe hacer sentir orgullosos de lo que somos.

Además, nadie se hace solo ni solo llega a donde llegue. Esas circunstancias de las que nos habla Ortega y Gasset son, en parte, resultado de las circunstancias de quienes nos rodean, comenzando con nuestros padres, por lo que han hecho o han dejado de hacer con nosotros, por su presencia o por su ausencia. Cada ser humano es producto en primera instancia de sus padres, y éstos a su vez de los suyos y, así…

«No podemos saber a dónde vamos si no sabemos de dónde venimos». Esta es la premisa básica para justificar el interés por conocer de nuestros antepasados.

Quien se interese por el tema, puede escribir a mi correo, omalvara@yahoo.es, y puedo darle algunos indicaciones para investigar. También pueden visitar la mayor base de datos genealógica dedicada a Ecuador en http://gw.geneanet.org/ecuadorgen, en la que se ha tratado de incluir no sólo las genealogías de «familias conocidas».

Artículos relacionados

7 comentarios

  1. De acuerdo. Pero falta la visión desde lo que significa para una persona ser hija de zapatero: ausencia de educación que se traduce en falta de oportunidades de todo género y la perpetua prolongación de las divisiones sociales. El entorno de los marginados no va más allá de u leve recuerdo de padres o abuelos. Construye tú la genealogía de una familia en el Guasmo. No llegarías ni a la tercera generación completa.
    La marginalidad especialmente en Guayaquil, produce precisamente el desarraigamiento de las personas, que encuentran identidad en la pandilla o en el crimen.

    La genealogía le permite en efecto a una persona arraigarse, tener identidad, pero eso podría suceder sólo en las clases medias y altas que pretendan un proyecto común, de orden nacional.

    ¿Cuándo han pretendido un proyecto nacional las oligarquías ecuatorianas, en especial las del trópico?? Jamás.

    Las únicas personas que han tenido visión de futuro y sentido de pertenencia a lo nacional y en el poder en el siglo XIX: un guayaquileño, García Moreno; y en el S. XX un quiteño: Velasco Ibarra.

    En las clases altas no les interesa mucho la genealogía cuanto sí el dinero.

    Las página de genealogía sólo se ocupan de quienes ejercieron el poder económico y a veces el político o ambos, precisamente por los cuantiosos datos existentes.

    ¿Pero, dónde están las relaciones de poder político local y regional?

    No hallo por ejemplo los datos de la primera familia que tuvo su genealogía en el Ecuador: los Del Hierro.

    Te invito a que anotemos con la contribución, venia o permiso de quienes construyeron sus investigaciones, a llenar o fortalecer tu página de genealogía, que la estimo todavía incipiente.

  2. Juan Francisco:

    La propuesta, justamente, trata de desmitificar el hecho de las genealogías «sólo para ciertas clases». Respondiéndote algo en desorden, es necesario que sepas que la base de datos que elaboro es total y absolutamente con mi esfuerzo y en mis ratos libres (que cada vez son menos), y he ido incluyendo la información poco a poco; tengo decenas de libros más, pero la inclusión de su contenido puede tomar años de dedicación exclusiva… he ido haciéndolo en virtud de varios factores.

    Luego, la idea es provocar en TODOS los ecuatorianos la búsqueda de sus raíces, y sé lo que implica hacerlo en personas que han tenido precarias condiciones de educación y formación escolar y/o académica, pero en ocasiones resulta más fácil de hacerlo que con algunas clasificadas en clases socio-económicas altas, quienes a pesar de conocer y tener a la mano sus «completos» árboles genealógicos, no comprenden lo que implica ese conocimiento y sólo sirven para inflar sus egos.

    Pretendo, asismimo, que la genealogía sea usada como eje transversal, cuando no central, para investigaciones sociológicas, antropológicas, psicológicas, económicas y de otras áreas de las ciencias sociales, como ya lo vino haciendo la SAG al contar en sus filas con los más disímiles profesionales (incluyendo médicos, ingenieros químicos, ecologistas y otros), quienes han aprovechado del conocimiento de la historia de los pequeños actores para sus estudios en particular.

    En realidad, no me preocupa que se incluyan genealogías de familias tradicionales; es más, son necesarias para comprender un poco más el andamiaje social del país y las interrelaciones del poder.

    Si revisas, puedes encontrar alguna información de los Quinde en el siglo XVIII, tomada de los trabajos del Ezio, así como familias de estracto medio y medio-bajo.

    TODOS tenemos antepasados, don Juan Francisco… todos.

  3. Los Hierro (o del Hierro, pues habrá quien crea que el «del» también es apellido) hicieron sus trabajos de genealogía antes, por ejemplo, que los Larrea Zurbano???

  4. Álvaro:

    Yo creo que Juan Francisco (miembro SAG desde enero de 1986) hace referencia a la primera publicación de una obra genealógica no-elitista. Se destaca que la genealogía de los Del Hierro, publicada por Carlos Emilio Grijalva en 1937, es la primera de una familia de clase media (la que, por cierto, tiene relación con el mismo Morales, a quien vi hacer una exposición sobre el tema en Cedeco en 1991).

    La obra de los Larrea Zurbano (de quienes vos sabes que desciendo) entra justamente en el concepto que expongo se debe superar: el de la justificación del poder por pertenecer a un linaje en particular.

  5. Señor
    Mauricio Alvarado,

    Es refrescante es leer sobre artículos diferentes. Y estoy de acuerdo en conocer nuestro pasado para aportar en el presente a un mejor futuro.

    En cuanto al cometario suyo, Francisco, de que no se puede hacer mayor cosa, con el conocimiento del pasado en el caso de una persona con bajos recursos?, respeto su criterio, pero discrepo al mismo tiempo, pues en este tiempo que llevo como parte de una Empresa de distribución de nutrientes, he podido ver a gente muy humilde incluso analfabetos, que han logrado grandes cosas, y mucho mas que varios estudiados de grande universidades, y para ir mas cerca, (soy de Ibarra), El mismo Tin Delgado, Ulises de la Cruz y otros jugadores del Chota, sabiendo de donde venían ahora son las estrellas, no solo del fútbol, sino también de los juagadores que han sabido surgir y luego compartir esos recursos con su gente, y lo mismo podemos decir de Jefferson Pérez, con su ejemplo… y tantos otros…

    Precisamente el saber de donde venimos, nos da una pauta para saber a donde vamos y hasta donde podemos ser capaces de llegar.

    Quiero a mi tierra y a mi país con su gente, y deseo que un día ese sano orgullo, nos de nuevos días para todos.

    Att.
    Alberto Rosales
    ralberto8@hotmail.com

  6. Buen artículo Mauricio,

    Concuerdo contigo, la genealogía es una muy buena herramienta para acercarse a la historia. En lo personal me ha servido bastante para acercarme y tomar como mía esa historia tan ajena e impersonal que nos enseña en colegio sobre los presidentes, o aprender más sobre períodos riquísimos como el colonial donde solo te enseñan las formas de explotación indígena. Creo que hacer una genealogía consciente también va rompiendo esos mitos y lugares comunes que la gente tiene en sus imaginarios sobre la historia del Ecuador.

    Estoy de acuerdo con Juan Francisco que es más abundante la información dejada por quienes poseyeron bienes que los que no, pero eso hace más interesante el reto de reconstruir las genealogías en clases populares, creo que dependiendo del lugar en el país existirá mayor o menor dificultad también por la disponibilidad de los archivos, lo cual puede afectar también a personas con orígenes de distintas clases sociales.

    Creo igualmente que la genealogía no es la única manera de generar identidad o arraigo pueden haber muchas otras y no menos importantes que se unen por una comunidad de intereses, lazos afectivo, creencias religiosas, ideológicas etc.

    Un abrazo y que bien por este tipo de artículos
    Felicitaciones

  7. Gracias por compartir este artículo Mauricio, y me complace saber que tu interés por la genealogía no se basa solo en el nivel económico sino en el enriquecimiento de la historia, algunos comentaríos de tus amigos tienen razón en lo que argumentan, pero porque no lo vemos desde el punto de vista de»quiero saber de donde provengo, sin importar de que clase soy» quiero conocer mi historia por medio de la historia de los que me anteceden. Gracias nuevamente por compartir conmigo este artículo que me hace pensar un millón de cosas que jamás me había preguntado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×