21 noviembre, 2024

De cómo se quiere acabar con el desempleo

La semana pasada escuché un comentario radial de Xavier Benedetti. Óptimo, crudo y realista. Era casi un llamado desesperado a la razón, lastimada por la vorágine creada por la estupidez circundante. Hoy lo secundo.

Introducción : “ Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo” Con estas palabras se inicia el Manifiesto Comunista que en 1848 lanzaron al mundo Carlos Marx y Federico Engels. Las emitieron con otras intenciones, obviamente, pero hoy son repetibles sin otra corrección que la geográfica, pues ese fantasma recorre Latinoamérica. Y ahora está en el Ecuador, arrastrando las pesadas cadenas de su vetustez y anacronismo.

Antecedente: La lacerante falta de empleo . Ya se cuentan por millones los desempleados. No hay nuevos puestos de trabajo. Las empresas reducen su personal para subsistir y otras simplemente comienzan a armar su equipaje. El gobierno no crea fuentes de trabajo ni nuevas empresas y, al contrario,, despotrica de las existentes. El país no despega y nos soldamos al tercer mundo.

Escenario : Guayaquil., 2008. Ciudad particularmente agredida por un Gobierno central que pretende enviar a sus calles a cientos de miles de desesperados sin trabajo, para caotizar la urbe y servirse de ellos con fines electorales en el referendum. Alguien, con sorna no exenta de perspicacia, aseveraba que era la manera de crear puestos de trabajo, aunque malévola y demagógica.

Otro Escenario : Provincias norteñas, 2008. Se estima en 500.000 los refugiados colombianos que se han exiliado en el Ecuador, huyendo principalmente de la crueldad narcoterrorista, aunque muchos sirven en la logística alimenticia y armamentista de ésta.. Están diseminados a lo largo de la frontera y, bajo cualquier óptica, son autores de una gigantesca invasión que se posiciona cada vez más en nuestro territorio. Benedetrti acotaba que sólo saben cantar un himno: el colombiano, y alertaba sobre las futuras proyecciones geopolíticas de estos asentamientos. Pocos –o ninguno- cuentan con capitales propios y millares de ellos hoy laboran bajo relación de dependencia, privando de esas opciones a la masa ecuatoriana de desempleados. Que se me entienda: repudio las deportaciones por inhumanas. Pero nada se ha hecho para conocer la realidad que viven, ni para identificarlos, ni para cuantificar la carga financiera al pueblo ecuatoriano. Nada, tampoco, sobre la aparición e incremento en nuestro país del sicariato “made in Colombia”, ni sobre la creciente incorporación de colombianos a bandas delincuenciales. Hemos optado por dejar que las cosas fluyan solas; por ser confiados anfitriones; por ser negligentes y acogedores. O por ser verdaderamente estúpidos.

Y ahora, la madre de las torpezas: habrá libre ingreso al Ecuador de 50.000 ciudadanos colombianos, cuyos antecedentes no los conocerá ecuatoriano alguno, empezando por la vulnerada Policía . Ya no es necesario tener buena conducta para vivir en el Ecuador. La Patria ya es de todos; de todos los colombianos con antecedentes penales que quieran huir de su país. Una vieja cédula le bastará a este Gobierno, convencido de haber hecho una jugada maestra en materia de derechos humanos. Sin embargo, la suspicacia apuesta a un respaldo a desertores de las FARC en proceso de desintegración tras la muerte de sus líderes , sugestivamente coincidente con el inesperado llamado a disolverse efectuado por Chávez . Estaríamos forjando una autopista para el libre cambio de domicilio de los terroristas. “welcome FARC”. Maleantes, terroristas y miserables en un estado de necesidad que suele impulsar a delinquir, formarán legión. Los restantes, si logran obtener cédulas de identidad ecuatoriana, votarán agradecidos por el SI en el referéndum, sin dejar de luchar a dentelladas con los ecuatorianos para asegurar sus medios de subsistencia.

De un plumazo se habrá reducido el desempleo. Más de medio millón de personas tendrá la oportunidad de trabajar: unos, convirtiendo ciudades en estiercoleros ; otros, empujando a la miseria a ecuatorianos que resulten ser menos aptos que los migrantes colombianos ; y otros más , en buena medida, enrolándose en el hampa. O, quizás, gracias a Chávez y al pase libre dado, integrando en nuestras tierra una fuerza de asalto de experimentados camaradas terroristas.

Digno escenario para la gran “redistribución igualitaria” de nuestra pobreza y para recibir al fantasma que hoy recorre el Ecuador. Pronto oiremos vociferar “¡Larga vida al partido comunista !” por haber sabido tejer, santurrona y mañosamente, las redes que lo mantienen asido a Carondelet.

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No hay comentarios

  1. Excelente articulo, tal como dijo Lincoln «se puede enganar a muchos, mucho tiempo; pero no a todos todo el tiempo». Sin embargo hay que gritarlo a los 4 vientos pues la «verborrea» de Correa es convincente especialmente para mentes estrechas o para mentes envenenadas con consignas anti ricos y anti yanqui.
    Mi esperanza es que el ecuatoriano nunca ha sido amante del Comunismo (quiza deberia decir el guayaquileno solamente) y espero de que mas gente reaccione y sepa escoger entre la Libertad o la Muerte.
    Saludos,

  2. Fenelón nos dijo algo muy apropiado como para nuestro premier:
    «El que no sabe callar es indigno de
    gobernar a otros».
    Gobernar simulando a un lorito, no siempre es una buena estrategia que de excelentes resultados.
    Mayra.

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