Entiendo que en nuestro países para ser obedecido muchas veces es necesario demostrar que eres el que manda, la idiosincrasia de nuestra gente es la de hacer lo que le da la gana o hacer las cosas de la manera que considera conveniente para su muy personal forma de ser, hacer y pensar. La simple conducción de una oficina pequeña con una o dos secretarias y un conserje, me da la razón, el conserje sale a realizar una encomienda y se toma la mañana entera, se va a donde quiere y después contesta displicente y por último la gran frase consagrada “dile al jefe que me bote yo ya estoy asesorado y me tiene que pagar un billetote”.
Desde este punto de vista y desde esta realidad, en el manejo del estado es imprescindible llamar la atención a los funcionarios que incumplen, pero para eso hay los canales debidos y que contempla el aparato administrativo, para eso son los funcionarios que el mismo ciudadano presidente ha puesto como ministros y secretarios de estado. No es la primera vez que interviene directamente en una institución con el afán de crear polémica y de alzar polvareda, y eso es precisamente, no busca lograr el trabajo, busca hacerse propaganda con miras al cada vez mas cercano y ahora temido plebiscito. Hace un año juraba que tenia la mejor mano del poker, ahora ya hay dudas y en tal sentido blofea, por eso las visitas con muestras de poder que tanto beneficio electoral le dieron, busca impresionar al elector.
En un articulo anterior señale la necesidad de aceptar que no somos dueños de la verdad pero hay personas que se creen dueños de esa verdad absoluta, que no admiten una verdad distinta, que no conciben que su libertad termina donde empieza la del vecino, incluyendo la esposa o esposo, compañera o compañero de ruta, hijos, familiares, etc No hablemos de quienes somos los mandantes de los gobernantes, la libertad de ellos esta constreñida a la nuestra, la de ellos no puede ir mas allá o estar por encima del pueblo generador del poder, su verdad solo puede reflejar la nuestra.
Es errado el concepto de los mandatarios, propio de las debilidades humanas, de creer que su condición es superior por haber sido elegidos con la mayoría de votos válidos, aclaro, no por la mayoría de los habitantes del país, sino por la mayoría de los votos válidos. No entienden que no son ellos los dueños del poder. Que este esta realmente depositado en los votos recibidos y que si mira correctamente no corresponden a la mayoría del país, de ahí que sostengo que la democracia es el gobierno de las minorías organizadas, pero aun así, el mandatario es eso, un portador de la voluntad popular y no puede tergiversar esa voluntad porque eso se denomina engaño, fraude.
Hasta ahora el mas grande los fraudes que había tenido el país fue José Velasco Ibarra, siempre se proclamo abanderado de los intereses populares, pero su círculo de auspiciadores fue de los enloquecidos por el dinero, los mas grandes autores del fraude político. Pienso, y creo no equivocarme, quisiera equivocarme, pero estamos yendo hacia un gobierno que podríamos llamar sexto velasquismo, las medidas de fuerza contra el opositor, las medidas sicológicas, la presión del aparato del estado hace que periodistas de la talla de Alfonso Espinoza o Tania Tinoco flaqueen en una entrevista que debió ser para la historia, tal es el terror que esta inspirando por que no se sabe por donde va a querer que amanezca el día. Saco el Presidente a un excelente Prefecto como Marun, cuyo defecto fue ser abdalacista, para hacerlo Ministro, me sonó a la jugada que hicieron cuando lo nombraron ministro de Salud a Pancho Huerta, lo elimino de la posible nómina de personajes que le podían haber hecho sombra, para ahora ponerlo en entredicho público, hay que tener cuidado porque ese autoritarismo es síntoma claro que no se van admitir opositores y el que se atreve puede correr la suerte de los empleados de la Super Intendencia de Compañías o de los policías metropolitanos en Guayaquil o la del pobre hombre que manifestó a voz en cuello su descontento y fue preso por ofensas al Presidente. Ni Bush con su imperial poder atentó contra medios de comunicación, periodistas o peor aun contra el ciudadano simple que manifiesta su desacuerdo.