21 noviembre, 2024

En educación… ¿seguimos esperando?

¡Es increíble!. Vivimos una época nueva, diferente, que exige formas distintas de hacer las cosas, nuevos aprendizajes, otras perspectivas; los modelos han variado, hasta las reglas mutan para adaptarse a las realidades imperantes, el internet derriba fronteras y el inglés se convierte -en la práctica- en la lengua universal, los negocios se los promueve de otras formas y los viajes hacia el interior de la mente parecen darnos una idea profundamente interesante acerca de cómo la gente madura y adquiere conocimientos. Todo esto… ¿hacia dónde nos lleva?. Los chicos que hoy tenemos en escuelas, colegios y universidades desde ya comienzan a vivir las consecuencias de tanto desatino en las sociedades modernas. Les estamos heredando las dificultades pero en muy contados casos hacemos lo éticamente responsable como adultos que sería darles al menos las herramientas indispensables para que puedan enfrentar todo lo antes dicho. Me temo… ¡su lucha será más dura que la nuestra!

La educación es, sin dudas, el camino… Naciones responsables y culturalmente preparadas para pensar en el futuro ya tomaron hace rato decisiones al respecto. Lejos Finlandia, Canadá, Corea del Sur, Singapur y más cerca Chile, Costa Rica o Cuba nos muestran el camino. Los avances tienen diferentes orígenes, sin embargo, se notan planificados y armonizados con la realidad imperante y con la que se espera por venir. Hace pocos días pude estar en Toronto, Canadá, palpé de primera intención la calidad de los procesos educativos y los comparé con los nuestros, diría que nos separan “años luz” y es entendible… ¡nos hemos pasado el tiempo peleando entre la UNE y el Ministerio, entre los padres y los profesores, entre la educación privada y la pública, capacitando a los maestros de acuerdo a las necesidades de los capacitadores y eligiendo gobiernos malos!. Ellos –los canadienses- sólo se preocuparon por los estudiantes y favorecieron a través de sus gobiernos un status social de tranquilidad y seguridad que hace que las familias y/o el Estado asuman cabalmente la responsabilidad por ese presente que son los niños, niñas y jóvenes. ¿Cuándo los alcanzaremos?. Preguntémosles a los Asambleístas, preocupados por lo irrelevante y perdidos de lo realmente esencial…

La Asamblea ha dejado de lado el “Mandato educativo”, es lógico, los niños no hacen “plantones” en los alrededores de Montecristi y ni siquiera sus representantes –los dirigentes del magisterio o las autoridades educativas- opinan, pues no saben de qué opinar… ¡también son fruto de la decadente educación que recibimos todos en el país?. ¿Cambiará el asunto algún día?. Promesas y promesas, el famoso decálogo de mi apreciado Ministro Raúl Vallejo ni se recuerda ya, pues hay otras urgencias. La educación sigue siendo importante… ¡hasta que el paro en tal o cual sitio no la relegue!, nunca es urgente en los planes gubernamentales ni tampoco en la mentalidad de congresistas, asambleístas o llámese como se llamaren, en definitiva es lo mismo… ¡cuánta decepción!

Cuando escucho las ideas, esperanzas, sueños y realidades de mis estudiantes, de los jóvenes ecuatorianos me conmuevo y me cuestiono. ¿En qué momento perdimos la brújula?. ¿Por qué no hemos sido capaces de exigir, pelear, cuestionar, reclamar para que mejoren la calidad de los procesos educativos de los últimos años?. Confiamos hace varios meses en que la Asamblea cambie las cosas y el país se modernice. Votamos por hombres y mujeres a quienes vimos capaces de ser artífices de esos cambios… ¿qué ha pasado?. ¿Hasta cuando no se toca el tema de la educación y se toma decisiones fundamentales?. Nos queda debiendo la Asamblea, sobre todo en temas educativos… ¿tendrán tiempo para darnos respuesta a tanta ansiedad?. Habrá que seguir esperando…

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