22 noviembre, 2024

Oración a Alejandro Velasco Mejía

¡Alejandro Velasco Mejía! ¡Hermano poeta!

Aquí estamos tus fraternos de Cultura y Fraternidad para decirle adiós a tu parte corpórea, meciendo al viento nuestra palabra fraterna que sabe a amor, orgullo y ternura, por haberte tenido como hermano compartiendo nuestra ideales culturales; pero también de ira y protesta ante el enfrentamiento inexorable de tu partida.

¡Poeta hermano Romancero!,

Nacido en un barrio de esta Ciudad guayaca, en cuya calle echaste tus primeros versos con tus amigos, entre los que estaba mi hombre amado, quienes te descubrieron y desde ahí sabiendo que eras poeta, arrogante lo decías “sobre la cancha del barrio, tiro el poncho de mi verso, que lo pise la academia; que lo pise un romancero…”

Naciste romancero en las fechas de Lorca el gitano, el de “Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir…” y de ahí tu nombre “Romancero del Guayas”, igual que el de tu primer libro, que aún entre versos de amor y ternura siempre tuvo el grito social por la justicia.

¡Y volabas…! ¡y volabas…!

Hasta que un día, cual águila buscando su presa, saltaste al verso libre y de pronto estabas en “El camino de piedra” trajinando tu voz rebelde, por esta América nuestra.

Libro en el que, me permití escribir:

“Alejandro Velasco Mejía, en EL CAMINO DE PIEDRA, es el poeta amerindio de arcilla y calicanto.

Su voz es el grito salido de los Andes, reclamando por los hijos de su entraña, el valor de siglos y milenios…”

“…Voz de barro…voz de conchas y caracoles…voz de cobre…voz de océano…voz de páramo…”

“¡Voz del indio americano!”

…que, desde Sumpa a Ingapirca, en nuestra tierra, caminó sin cansancio, por EL CAMINO DE PIEDRA, que es la historia de este Continente, que aún convertido en América mestiza siempre busca del cóndor, las alturas, como señal rebelde de su estirpe…”

Después, tu otro libro Poemas del sol, del hombre y de la tierra, en cuyos poemas eres: hombre sol, hombre mar, hombre tierra, ¡hombre telúrico!

Y ahora estamos aquí ¡fraterno querido! Luego de caminar juntos como hermanos en Cultura y Fraternidad, con la certeza de que cincelado en tus versos te quedas aquí para siempre: en esta Ciudad tuya, en esta Patria, en esta América!

Como igual te quedas en patios y salones del Colegio Steiner de Guayaquil, que dirijo, donde tus versos de la Canción del hombre nuevo resuenan en las voces de los alumnos, que lo han elevado en escenarios de teatros, plazas, calles e iglesias de aquí y de otras patrias.

Recién te fuiste con ellos a Chile en ese poema, que lo levantaron junto al del poeta universal-Pablo Neruda- con los arpegios de la Estudiantina, entre charangos, flautas, rondadores y guitarras de “Nuestra América, india o mestiza o lo que sea…” (Como tú la llamas)

¡Alejandro Velasco Mejía!

¡Por la fraternidad en la Cultura! ¡Hasta siempre!

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¡POR FAVOR, REFLEXIONEMOS!

Espero además que las fotos publicadas en mi artículo anterior, y que debido a obvias
circunstancias me vi obligado a publicar, sean mas bien un legitimo motivo de reflexión para
lograr entender la magnitud de tan miserable problema, y que bajo ningún desgraciado pretexto,
ni tan siquiera a través de oscuras nomas jurídicas, se utilicen o se promulguen leyes dirigidas a
permitir solapadamente el exterminio de la raza humana.

Así pues, no se debe manipular el espíritu de la ley, ni mucho menos se debe imponer criterios en
desmedro de otros. Creo profundamente y objetivamente que la actual Constitución, en función
del tema que hemos abordado, debe ser reformada de manera urgente. Al menos, la actual
mayoría legislativa por posesionarse, así lo supone.

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