Si alguien, temeroso del esperpento constitucional que está cocinándose, decide apostar que no estará listo el 26 de Julio, estará haciendo una evaluación lógica y un cálculo razonable,
¡ pero perderá la apuesta ¡ . No puede olvidarse que el país, en un eructo democrático del que la ciudadanía comienza a arrepentirse, acordó crear una Asamblea con plenos poderes. Y esos plenos poderes facultan plenas torpezas. Ochenta ciudadanos -ahora menos, pero suficientes para el descalabro nacional fueron investidos de un ropaje magistral absurdo. Esos ciudadanos, muchos de los cuales han exhibido su falta de preparación, su poca o ninguna cultura y otros ni siquiera han abierto la boca, suscribirán el futuro de trece millones de ecuatorianos. Cuando pienso en ello no sé si esbozo una mueca o una sonrisa despectiva. Hay algunos a quienes no me atrevería a preguntar por donde aparece el sol cada mañana.
Sí, lector, el 26 de Julio tendremos el proyecto constitucional. No hay duda de ello. El amo del país , aquel que se lamenta públicamente de no tener ni ejercer poder alguno , así lo ha dispuesto. Dominar a la Asamblea es, en sí mismo, incurrir en la corrupción de ejercer plenos poderes sobre un ente que supuestamente ya los tiene. Para ello ha movido las fichas en el tablero y hoy oficia de pastor del rebaño constituyente nada menos que Cordero. Lo que acontecerá hasta el día de la fecha límite , será una farsa democrática:, un insulto a la democracia y a la inteligencia de los ecuatorianos : se simulará discusiones , debates , discursos presuntamente semánticos y hermenéuticos , observaciones banales. Y sobre todo, sectarismo brutal y ciego. El iracundo pateador de puertas, César Rodríguez, aquél que desvergonzadamente declaró que se necesita una nueva Corte Suprema que garantice anticipadamente ciertas sentencias, ¡ ya es vicepresidente de la Asamblea !. Es repugnante tener que rememorarlo. Un basural completo. Los momentos han sido planificados y abortarán con la aprobación del texto constitucional. Y se cumplirá lo que desde un comienzo se afirmó: el texto está redactado y, palabras más, palabras menos, será sometido a la servil aprobación de los ochenta asambleístas. Ahora menos, pero suficientes para el descalabro nacional.
Como usted sabe, lector, estamos frente a un proyecto político que empujará al Ecuador al siglo antepasado. La nueva Constitución estará supeditada a la coyuntura política y, ex profeso, contendrá vacíos a ser llenados por un comprometido Congresillo ad hoc. De esta forma, una Constitución que debe ser de plena juridicidad para regular la vida y la interacción de todas sus instituciones, estamentos y ciudadanía, será aprobada por la Asamblea con impúdica celeridad, con nuevas patadas, para servir los intereses políticos de Correa, quien ve en las dilaciones sufridas un factor funesto para su perpetuación en el poder. Pero el poder por el poder embrutece, según Acosta Y yo añado que el sistema democrático ya se corrompió con la sola injerencia del Ejecutivo en la Asamblea. Asombra ver a Prefectos acudir ante Correa para gestionar textos constitucionales que debieran ser debatidos en la Asamblea, negociando entre sí un toma y daca descarado. ¿Para qué ir a Montecristi si Correa es quien decide ? Sólo falta que tras el embrutecimiento que Acosta denuncia, sobrevenga la corrupción con todas sus facetas. De aquellas que Correa gusta denunciar, cuando no está involucrado alguno de sus allegados.
El desgaste asambleístico hoy es total. Las encuestas ya se inclinan con firmeza por el NO. Y el desgaste presidencial va por igual camino. Toda demora para el referendum confirmaría el triunfo de un NO lanzado al rostro de Correa, quien se verá impelido a librar, esta vez sí, “la madre de las batallas”.
No importan los disensos de hoy, pensará Alianza País. El proyecto socialista marxista debe culminar cuanto antes y el ingenuo ciudadano perderá su apuesta por creer en la honesta asunción de responsabilidades cívicas por parte de los asambleístas, ignorando que están virtualmente uncidos al yugo presidencial. Cualquier enervamiento que sufra el proyecto, perjudicaría la gran causa socialista. Por eso se apresuran. La prisa ya es de todos ellos.
Lo que queda por definir es si la minoría asambleísta luchará contra esta pantomima legislativa o si dejará a Cordero con su rebaño de………Ayúdeme a definirles. Por ahora califiquémosles de ovejas. Pero, ¿no son lo mismo ovejas y corderos ? ¡Y son, además, ochenta! Bueno, ahora menos, pero suficientes para el descalabro.