Los hechos demuestran que en los cientos de años comprendidos entre el 1200 DC y el 1900 murieron cientos de miles de personas; así como otros tantos fueron torturados y se cometieron barbaridades en las cuales se procedieron incluso a raptos de niños en nombre de Dios. La santa inquisición se convierte en el centro del odio y la motivación esencial del repudio a la Iglesia Católica, porque era la manera de oprobiosamente controlar al hombre por parte de un supuesto poder superior. Maneja la publicidad y una aureola de verdad incuestionable. El que se oponga a la Santa Inquisición corría peligro de muerte.
Los extremos de la verdad propia, que no admiten la posibilidad de la equivocación llevarán a la vivencia de extremos en los que lo primero que peligrara será la libertad, porque es necesario acallarla para hacer brillar su supuesta única verdad, la del santo inquisidor, caudillo, o llamase como quiera autocalificarse el detentador del poder que utiliza los métodos de esa oprobiosa institución para hacerse de los absolutos poderes, manejando la verdad, diciéndola a medias o creándola a la conveniencia para en su nombre, hacer vivir a los pueblos en la norma que considera correcta.
En esto se plantea una cuestión ¿Cuál es la verdad? La respuesta no la puedo dar yo porque esta tiene aristas y puntos de vista, pero como comunicador puedo decir al menos que para mi, verdad es la narración de los hechos sin apreciación subjetiva. Entonces si le incorporamos puntos de vista a los hechos ya no hay “la verdad”, sino, “una verdad”. Entonces es fundamental relatar los hechos sin una apreciación personal de lo ocurrido, para el público es vital recibir los hechos sin calificaciones adjetivas ni sustantivas, para poder formar su propio criterio y enriquecer su conocimiento con hechos puros, no subjetivizados.
Estuve viendo al Presidente Correa en su intervención radial televisiva, no complete todo el tiempo de alocución porque me sentí realmente deprimido, la escena de unas decenas de personas sentadas en símil a una barra preparada, o quizás convencidas de la positividad de la acción que realizaban al ir a aplaudir incondicionalmente lo que decía en momentos en son de burla y en otros tratando de darle un viso de seriedad, pero casi siempre en una forma de media queja, como buscando la expresión y el sentimiento de “pobrecito tan bueno y esos desgraciados como lo molestan”. El momento que un ciudadano leía un pliego completo de alabanzas al régimen, sentí mas o menos la realización de un sainete de aquellos que se preparan para condecorar al jefe, en donde todos se disputan el puesto de ser el que mas halagos dice, aunque no sean verdad, y el jefe complacido comienza a sentir que todo lo dicho es cierto. En ese momento nació la inquisición, porque el que no este de acuerdo con esta verdad deberá ser investido de la categoría de hereje y como tal verificar si no es brujo, porque de reunir las dos condiciones, deberá morir en la hoguera de cualquier alocución sabatina. Aunque por ahí de habla ya de investigaciones especiales a los ciudadanos con el objeto de no matarlos físicamente sino acabarles la honra o la buena fama. Ni mas ni menos como los métodos recomendados por Torquemada, que cocinaba en la hoguera, asesinaba, torturaba en nombre de Dios y luego comulgaba en la misma iglesia donde había condenado al tormento a una pobre mujer que no acepto las pretensiones del funcionario que la acuso de herejía.
Cuidado estamos a las puertas de la apertura de un nuevo capitulo de la Santa Inquisición y en nombre de Dios o lo que es peor de la felicidad del pueblo se empieza a realizar actos que van a llevar al ostracismo a la libertad y a la libertad de decisión individual, empezando por los tongos publicitarios para convencernos que la prensa y la oposición están equivocados y los que tienen la razón son los corifeos de una verdad de dudosa verdad, plagada de vanidades y angustias personales. Despejemos el humo de la hoguera de esa inquisición malsana y veamos donde esta la verdad, que tampoco es aquella pintada de amarillo, que en definitiva es el taxi que nos ha llevado a las puertas de esta nueva asonada de la sinrazón.
Señor Franco
No estamos a las puertas de un nuevo capitulo, estamos viviendo un nuevo capitulo de la inquisicion.
Acaso no es desde el inicio de este gobierno, que se hicieron aquellos sainetes que tan bien Ud. describe,
Para que ocurra lo que viene, falta poco a menos que el pueblo decida poner un alto a semejantes pretensiones.
Mañana es un buen momento para esto, espero verlos a todos en 9 de Octubre, haciendo oir nuestra voz