21 noviembre, 2024

Los mismos problemas, las mismas promesas… las mismas mentiras.

No he escrito desde hace algún tiempo en esta trinchera, porque al tratar de hacerlo, simplemente no he podido elegir un tema, son tantos, de tanta importancia y se han sucedido tan precipitadamente que, créanlo o no, me he sentido abrumado ante su número y decepcionado ante su magnitud y me ha provocado una especie de parálisis anímica, porque sentí por un momento, inútiles los esfuerzos de todos aquellos que escribimos aquí y en otros foros en contra de los abusos y desenfrenos del gobierno de la revolución ciudadana.

Sin embargo, superado el lapsus, me puse a pensar y a escribir nuevamente, sobre lo que nos ha tocado vivir los últimos 28 años de aparente democracia.

Desde que los ecuatorianos, tras un largo período de gobiernos dictatoriales, celebramos con esperanza la apertura al sistema democrático en 1979, hemos sido testigos del desarrollo de un proceso lento e imperfecto, lleno de vicios y errores que se han repetido constantemente hasta estos días.

Desde el mismo 10 de agosto de 1979 hemos visto como se ha desvirtuado la noción, la naturaleza y el propósito de la democracia; desde la pugna de poderes, el cambio de camisetas, el chantaje oportunista de la oposición, las consecuentes alianzas coyunturales, hasta la compraventa de conciencias, manifestada por el famoso hombre del maletín, nunca bien ponderado y siempre bien recibido por quienes han hecho de la ingobernabilidad un estilo de vida y una forma de ganarse el sustento diario;

Todos los vicios, inmoralidades, desenfrenos, podredumbres, escándalos y corrupciones que sufrimos actualmente surgieron en esos días de incipiente democracia; es por esto que en el 2006, cansados de tanto porquería, nos presentamos a un proceso eleccionario, del cual dependía nuestro futuro mediato e inmediato y sobre el cual descubrimos, sin mucha sorpresa, pero con enorme preocupación, que no teníamos muchas alternativas sólidas o que valgan la pena.

Encontramos en las enormes papeletas a los mismos actores políticos los que han recurrido incontables veces a nosotros con las mismas promesas para acabar con el desempleo, el hambre, la pobreza, la falta de educación y salud, la ingobernabilidad, la crisis institucional, el subdesarrollo, la delincuencia, la inseguridad jurídica, etc., planes y proyectos repetidos para poder, por fin, arreglar los mismos problemas que no han podido solucionar nunca, pues tras siete elecciones y once presidentes, nuestra democracia, lejos de consolidarse, se encontraba cada vez más sometidas al poder de intereses políticos y económicos particulares.

De este enorme y fétido caldo surgía la figura de un joven profesional que por su frescura, verbo incontenible y confrontador hechizó al pueblo, prometiéndole un futuro de progreso, en un país de todos, que no admitiría distinción política, jerárquica, genérica o generacional alguna; y gracias al concurso y disposición de las mentes más lúcidas, los corazones más ardientes y las manos mas limpias, con voluntad inquebrantable dejar de halar la cuerda de los intereses individuales y empujar a este país hasta conseguir el ansiado desarrollo.

Sin embargo, luego de casi dos años en el poder del economista Correa y del desperdicio de tiempo y dinero que ha significado la Asamblea Constituyente ¿qué ha cambiado en nuestro país?

Para bien, nada, absolutamente nada, seguimos siendo víctimas cada día de la mentira y la desfachatez; de la ambición desmedida y la impunidad; de la pobreza de ideas y del revanchismo; del discurso barato y de la politiquería de un presidente que se ha mantenido en campaña política permanente, candidato eterno, que a se ha dedicado a acumular poder dividiendo al país, amparado en una Asamblea que, aturdida por su poder, ha violado sin pudor alguno el mandato que le otorgaron aquellos que esperanzados votaron a su favor.

El idiotario del socialismo del siglo XXI, aplicado perfectamente por el fantasma de Carondelet ha aumentado la inseguridad jurídica, pues su engendro llamado Asamblea Constituyente nada ha hecho hasta el momento para procurarnos un sistema normativo o un marco legal que ofrezca reglas claras y un sistema de administración de justicia probo, perdiéndose aún más la confianza y ahuyentando definitivamente la inversión, tanto nacional, como extranjera, y sin inversión mi estimados lectores, no hay posibilidades de desarrollo.

Ad portas del referéndum aprobatorio, la Constitución nueva no es más que un mamotreto hecho a empellones, ridiculeces ideológicas embutidas por la razón de la fuerza de los nuevos tiranos de la democracia, entre mandatos inconstitucionales, soberanías corporales y satisfacciones sexuales, descubrimos atónitos, que sin mayor debate, apremiados por el tiempo y las encuestas, se pretenden aprobar las normas constitucionales por paquetes de treinta o cuarenta.

Con una ligereza que traiciona escandalosamente el mandato popular recibido, nos van a entregar una nueva constitución que, de ser aprobada, no va a cambiar nada al País, que aún flamante, brillante y extraordinaria, según sus autores, no va a solucionar el problema de la corrupción, porque ni el buen vivir, ni el reconocimiento de nuestro derecho a la satisfacción sexual compensará la falta de educación, ni la soberanía alimentaría terminará con la falta de comida, de empleo y de dinero, pues el gran manejo que el gobierno de la revolución ciudadana le ha dado a su continua campaña electoral ha agravado nuestros problemas económicos y de mercado, produciendo una incontrolable inflación que supera los dos dígitos.

La verdad sea dicha, la Asamblea Constituyente no solucionó nada, peor el Gobierno de Correa, porque se perdió el tiempo en estupideces y en distracciones y no se realizaron verdaderos cambios estructurales, cambios serios, dirigidos hacia una política que garantice una economía social de mercado, que tienda a la tan necesaria depuración normativa, que garantice una reducción coherente de leyes incoherentes e incompatibles, que promueva y garantice la despolitización y universalización de la educación.

Se perdió el tiempo inmisericordemente allanándole el camino al Presidente para que gobierne a través de mandatos que son totalmente inconstitucionales y ahora se apuran para poder llegar al referéndum aprobatorio antes de que baje más la popularidad de Presidente – Candidato, mientras el Super Ministro de Coordinación Política revela descaradamente que la nueva Constitución se aprueba con el 50% mas 1 del total de sufragantes; que forma tan burda de manejar la voluntad soberana para perpetuarse en el poder y ¿para que? Para pasar a la historia con el único y triste mérito de haber conseguido reunir a la mayor cantidad de ineptos y mediocres en un solo lugar.

¿Qué hacer al respecto? Todo lo que puedan. Yo, por mi parte, voy a hacer campaña activamente por el no, por múltiples razones que serán detalladas en una próxima entrega.

Lo que le creo, estimados lectores, es que ya es hora de ser responsables con nuestras decisiones, una de ellas, tal vez la de mayor importancia, la que tomaremos el día del referéndum, no nos dejemos engañar de nuevo, no permitamos que se burlen una vez más de nosot
ros y otorguémosle a nuestro voto el verdadero valor que tiene.

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Recolectar firmas para "Cambiar el acta" ¿?

Porque según versión de la Sra. Ministra de patrimonio, vocera del Señor Presidente (hoy se lo escuché a él en su informe sabatino 14-1-12)“Eloy Alfaro no fue asesinado por el pueblo quiteño sino por “las oligarquias” azuzadas a través de su mayor instrumento que fueron en ese momento, los medios de comunicación”…¿?(solo falta-corruptos-)

¡Qué absurdo! ¡Si! Porque marchar contra la historia es un absurdo. Y sobre la muerte de Alfaro-un sacrilegio-

¡Señor Presidente!. No deje que profanen la memoria de este hombre legendario. Menos aún, ponerlo en la picota de la vindicta pública, recogiendo firmas: quién sabe cuántos lo harán, como lo que vimos en las tomas de recibimiento que le dieron al Presidente Iraní-(hombres del pueblo” como Ud. llama a un solo sector de los habitantes), ovacionándole y con banderitas en mano, muy sonrientes; creo, sin siquiera saber quien era ese hombre(¿?)

No hay comentarios

  1. Qué puede hacer una ASAMBLEA PROSTITUYENTE con bichos como César Rodríguez?!!!,, este ser debería ponerse a cuentas con la justicia por todo aquello de que se lo achaca, es decir de traficante de tierras..o no lo sabemos, estos hablan de los mismos de siempre y los mismos de siempre son ellos mismos, antes camuflados en el anonimato, hoy se sienten muy bravucones por el amparo que les brinda el verdadero presidente de la asamblea o sea el loro de Carondelet….

  2. Si se perdió tiempo en los mandatos pero creo que fue intencional para ahora hacer la pantomima de que estan tratando de terminar al apuro la Nueva Constitución que ya estaba elaborada por los genios de la Ideología Social Siglo XXI Alias «Revolución Ciudadana» y que nos va a traer como resultado la larga pesadilla nazi-social.

  3. Felicito al autor del artículo, por su frontalidad e imparcilidad, todo lo que dice es cierto. Únicamente le agregaria, que es posible que el camino trazado por el gobierno sea «un corto chuchaqui neomarxista» de conforntación contra quienes generen utilidades.

  4. Excelente artículo Juan Pablo, tu mejor a la fecha. Concuerdo enteramente con él. El análisis es correcto. En vez de atender los problemas del Pais, se ha desperdiciado miserablemente tiempo y dinero en esta aventura socialista del siglo XXI, que no es otra cosa que el viejo y conocido COMUNISMO, el mismo sistema totalitario que ha fracasado en todos y cada uno de los paises en que se ha aplicado y que nos lo quieren meter por la garganta a la fuerza.
    Si el mamotreto impresentable que estan preparando en Montecristi llega a ser ratificado en el referéndum, eso va a significar el fin de las libertades civiles en el Ecuador. No inmediatamente, de seguro, pero más temprano que tarde. Recuperarlas luego, va a ser muy difícil. Eventualmente se logrará, pero luego de demasiadas penurias que no tienen porque suceder.
    Por eso concuerdo contigo que lo responsable es hacer campaña por el NO, sino por otra cosa que defender las garantías individuales que hacen posible la vida en libertad en una democracia occidental. Yo ya no vivo en el Pais, pero estoy decidido a votar en el consulado más cercano y a hacer campaña por el NO.

    PD. «El idiotario del socialismo del siglo XXI». Excelente. No pudiste haberlo dicho mejor.

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