Esta categorización social no efectuada por mí, ya que debo de reconocer su autoria públicamente, a un caballero como Douglas Reyna, me ha hecho reflexionar y regresar hacia momentos cercanos de los recientes días.
Varias ideas se me fueron cruzando y recordé una historia que empezó cuando entraban unas señoras a comprar en algún local de la bahía, donde compran ya no solo los miembros de las clases populares sino todos quienes buscando un poco encuentran beneficios por su dinero y evitan repagar precios exorbitantes sobre productos similares. Es real que se corre el riesgo de falsificaciones, hay incomodidades, pero un ahorro en las actuales circunstancias significa mucho. Volviendo a la historia, decía que entraban estas señoras y la expresión de un individuo mirándolas despectivamente fue: “ahora si se jodieron los pelucones”.
Esto ocurría al día siguiente que se intervinieron los bienes que se presume son de los hermanos Roberto y William Isaías. Es evidente ya no el odio de clase económica, sino social. La auto ubicación de algunas personas en una clase social autocalificada como pueblo, me hace pensar en cuales son los elementos que sitúan a una persona en la “clase” de “pelucón”. Vivir en Samborondon, tener carro a la ultima moda o carro del año, estudiar en los colegios caros (que dan una excelente educación) tener un negocio que mueva varios cientos de miles de dólares al año, viajar continuamente al exterior, incluyendo Panamá, Miami, China y la India. Ojo algunos de los miembros de la “clase popular” vivan o no en Samborondon hacen todo lo demás y también son miembros del gobierno.
El síndrome de estupidez creado en torno a la condición mal aplicada de pelucón es aterrador. Luego de eso me di la vuelta por la Bahía y trate de indagar a quien consideran pelucón, quienes hacen comercio en el centro comercial mas grande del país y uno de los mas grandes de América latina, reflejo de los mas grandes vicios del sistema capitalista, escuela de evasión tributaria etc., sitio en el cual se forjan fortunas, se limpian otras, en fin, muchas cosas malas se puede decir, pero también unas cuantas buenas, es sitio de comercio, centro de trabajo para muchos desocupados que no atiende el gobierno de la revolución ciudadana, sitio en el cual han ido a montar sus negocios aquellos a los cuales se liquido luego del mandato laboral de la constituyente, etc.
Lo que obtuve en respuesta fue un profundo resentimiento en contra de ciertos estereotipos de personas, el ser de cierto color de piel, el tener cierta educación, el tener un trabajo fuera del sector, ya te convierte en candidato a Pelucón, pero no interviene en esto la certeza de ser adinerado, solo la sospecha y esa nace de las condiciones anteriormente citadas.
De lo dicho, de lo averiguado llego a determinar que lo dicho por mi amigo Douglas es real, existe un gran grupo de personas a las cuales se les atribuye condiciones de pelucones, pero no lo son, sin embargo por tener alguna característica física, educacional, moral, ética, se los sitúa en esa “clase”, de ahí, que muchos de los mal catalogados se han decidido por llamarse peluchiros. En esta “clase” se están situando quienes pertenecen a la clase media que esta destruyendo el actual gobierno, en busca de la creación de una nueva oligarquía que apoye sus conceptos que no son socialistas, que tienen mucho de ese odio ya señalado y que forman la nueva clase cuyo apelativo no ha sido definido aún pero que son gente con dinero, mucho dinero, y su vida se circunscribe en torno al poder político y al poder económico, que quieren llegar a ser pelucones, que no tienen la condición de chiros, pero les falta saber ponerse la peluca que distingue a muchos de muchos otros y ya se esta viendo el resultado de ese incentivo de resentimiento creado sin otra justificación que la de querer tener el poder político perpetuamente.
Don Alberto, muy interesante su articulo, partiendo de este curioso sobrenombre se podria decir que va de la mano del legendendario «cholo con plata», a lo largo de mi vida me he podido dar cuenta que los resentimientos empiezan por lo material, por que el tiene y yo no? esto da pie al desarrollo de complejos y odios que terminan en el aborrecimiento de todo aquel que se ve mejor que «yo». Lo curioso es que por mucho que nos odien, su mayor anhelo es ser como nosotros (ojo no vivo en samborondon, ni tengo un mercedes), esta es una realidad palpable, los vemos en todas las discotecas, bares y restaurantes pelucones, generando malestar en mas de uno.
La proliferación del «cholo con plata» esta en todo su furor, con un escueto inicio hace mucho tiempo, tienen los mejores carros, casas y viajes de lujo, no tiene nada de malo que tengan plata, lo malo esta en la actitud que asumen cuando la llegan a tener, tener plata no es ser aniñado ni pelucon.
Mi problema no es con el pueblo, mis empleados son pueblo y son gente muy educada, honesta, trabajadora y con los pies en la tierra y me como una guatita con ellos feliz, lastimosamente los que nunca han tenido un trato o una relación laboral con una «aniñado» son muy fáciles de lavarles el cerebro con una ideología estupida y resentida.
Que te hace aniñado? la plata? la prepotencia? pues no, en mi opinion la palabra aniñado generaliza y pone en el mismo saco a las personas de buena familia, con costumbres y tradiciones decentes y honestas, con o sin plata, junto con un poco de pillos que en muchas ocasiones son la verguenza de una familia decente.
No voy a negar que algunos «aniñados» son dignos candidatos para romperles la cara, por su prepotencia estupida, sin haber trabajado en su vida y por rateros, ellos son los principales culpables que nos odien.
Antes que nada, quiero agradecerle por mantenerse escribiendo a través de la web. En lo que respecta a su escrito, debo manifestarle que me pareció muy interesante, ya que es cierto que a muchas personas sin tener dinero los llaman «pelucones», es duro ver como el actual gobierno, por sus resentimientos sociales buscan quitarle el dinero a muchas personas que han trabajado duro toda su vida, llamada clase alta, sin embargo a los que más daño hacen es a la clase media, que siempre paga las consecuencias de todos los gobiernos.
Sr. Franco, pienso que el dinero no da la clase, la moral, las buenas costumbres y la etiqueta social. Compra comodidades, educación, salud pero como dice el refrán «mono aunque se vista de seda mono queda». Una cosa es ser sencillo y humilde y otra muy diferente ser patán y vulgar. Y para eso no hay que ser ni rico, ni pobre.
El Presidente de la República es el mejor ejemplo de la peor clase social que puede tener una sociedad y esa es la de «los resentidos sociales». Y ni hablar de todo su gabinete.
Lo peor de todo es que los resentidos sociales (envidiosos por no tener o no ser), son usualmente incapaces de producir o crear fuentes de trabajo para sí y los que lo rodean. Se limitan a pretender vivir del trabajo de los demás, arrimarse al Estado, o hacer política para fomentar el odio y la venganza y por supuesto, para acomodarse económicamente. Muéstreme un sólo caso de empresario resentido o profesional de éxito amargado.
SOY PELUCON Y LOS INVITO A SERLO
POR:Carlos Miguel González
Desde hace mas de un año, en que Rafael Correa Delgado llego a ocupar
Carondelet, se ha pasado llamandonos a los GUAYAQUILEÑOS con el sobrenombre de
PELUCONES, intentando convertirlo en un apodo peyorativo, yo creo que ya es
hora de que los GUAYAQUILEÑOS aceptemos que somos PELUCONES y lo tomemos con
mucho orgullo
Orgullosamente yo me considero un PELUCON, a pesar de no tener un Mercedes
Benz, ni un BMW, ni siquiera tengo un Lada, pero tengo la mejor herencia que
mis padres pudieron darme, y eso es lo que hace que yo me considere PELUCON;
no tengo un padre MULA DEL NARCOTRAFICO ni mi madre tuvo un ARROPADO de dudosa
calidad moral, por lo tanto orgullosamente soy un PELUCON.
No soy amigo de terroristas de las FARC, ni soy tirapiedras del MPD, de la
UNE, ni Marxista, por eso soy PELUCON.
No soy un ESCRIBIDOR de Montecristi, ni traficante de tierras que preside una
de las mesas de la Asamblea, ni tampoco un alzamanos, traidor, asalariado del
gobierno, eso me hace un PELUCON.
Estudie en una buena escuela, en un buen colegio y en una buena universidad de
clase media, donde me enseñaron valores eticos y morales, no tengo complejos
baratos ni soy un resentido social, eso me convierte en un orgulloso PELUCON.
Trabajo honradamente para mantenerme, no busco acomodarme en el gobierno ni
vendo mi conciencia por un negociado o por un cargo, por eso soy PELUCON.
No voy por la calle comprando a los pobres con engaños, ni mentiras, ni con 30
dolares para hacerlos vestir de camisetitas verde moco, ni mucho menos soy de
los Judas que se dejan comprar por 30 dolares por un par de hermanos fariseos,
eso me hace un PELUCON.
No he traicionado a mi ciudad ni a mi provincia promoviendo un desmembramiento
infame, por el contrario quiero a mi ciudad y a mi provincia y las defiendo de
cualquier tirano dictador que intente hacerle algun daño, la insulte o la
atropelle, por eso soy PELUCON.
Por estas pocas razones y por muchas mas que pudiese enumerar o que ustedes
pudiesen darme, invito a todos los GUAYAQUILEÑOS de nacimiento y de corazon,
asi como a todos los ecuatorianos honestos, hijos y nietos de gente decente, a
todos los trabajadores honrados de mi pais, a que se consideren a si mismos
PELUCONES, de ahora en adelante demostremos nuestro orgullo de serlo, porque
nuestros padres y abuelos nos enseñaron a ser decentes, porque ni nuestros
padres ni nuestros abuelos fueron MULAS, ni nuestras madres ni nuestras
abuelas tuvieron un ARROPADO de dudosa calidad moral.
De ahora en adelante cada vez que alguien que no tenga la calidad moral para
ser PELUCON nos llame de esa manera, agradezcamoslo, porque nosotros si
podemos serlo, mientras que otros por mas dinero que acumulen nunca llegaran a
ser PELUCONES.
Carlos Miguel González