Locución latina que se traduce por PAN Y CIRCO, la que se remonta al siglo primero y es atribuida al poeta romano Juvenal. Esta locución se refiere al hecho de que los emperadores romanos acostumbraban obsequiar trigo y entradas a los circos para distraer de la política a la plebe.
Actualmente se la utiliza para describir las acciones poco ortodoxas de los gobiernos ineptos con la finalidad de ocultar hechos o acciones discutibles y así mantener tranquilo al pueblo desviando su mirada de las acciones que, por su incapacidad para gobernar, no le es conveniente que sean de conocimiento público.
En nuestro país no estamos en mejores condiciones que la plebe romana pues el economista nos da solamente “CIRCO”, más no el “PAN” cuya elaboración ha sido demagógicamente manejada. La percepción de la ciudadanía es que lo que se ha repartido en 15 meses de gobierno es mendicidad al haberse incrementado el bono de la pobreza.
El “CIRCO” elevado a categoría de falacia monumental se produjo en días pasados, al confiscar más de un centenar de empresas supuestamente de propiedad del grupo Isaías –entre las que se encuentran 3 canales de televisión- hecho que tiene todos los visos de ilegalidad, y que se lo quiere hacer aparecer como un acto de justicia para con los acreedores de Filanbanco.
Nada más inconsistente, la razón de fondo y –que afortunadamente el país ya está dándose cuenta de ello- es el contar con medios de comunicación televisivos y de radio emisoras, tal es el caso de la radio Sucre, para promover el SI en el próximo referéndum al tiempo que disminuye posibilidades de oposición. Está claro, los acreedores de Filanbanco no recuperarán sus dineros; eso no está en los planes del economista y sus corifeos; el único plan es hacer el “CIRCO” para confundir al pueblo, especialmente a los que todavía creen, de buena fe, en las acciones de este gobierno.
¿En donde estaba el actual ciudadano presidente cuando se produjo el feriado bancario, que no dijo ni pio?…seguramente estaba fuera del país disfrutando de una beca. En ese entonces no le pareció que la cosa era grave, y a lo mejor le resultó mejor mirar para otro lado y callar.
¿En donde estaban sus pelucones colaboradores y asesores?…Fernando Bustamante, Vinicio Alvarado, los Patiño, Camilo Samán, el colaborador de Febres Cordero y empleado municipal Alexis Mera, por mencionar a unos pocos. Actualmente el presidente y compañía se rasgan las vestiduras y tal pareciera que recién ahora toman nota de lo monstruoso que fueron los sucesos. Recién ahora que les conviene hacer el “CIRCO”.
Parte del engaño es asegurar que los medios de comunicación incautados serán rematados a la brevedad posible para ser pasados a la empresa privada, aunque un vocero gubernamental tuvo la audacia de mencionar la posibilidad de que el gobierno pueda apropiarse de alguno de los medios en mención. Hay una pregunta que golpea la conciencia ciudadana: ¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde que el diario El Telégrafo fue incautado por el gobierno, y todavía no sale de sus manos?
El país alucina con el “tsunami” propagandístico gubernamental, que a decir de Emilio Palacio cuesta, hasta estos momentos, más de 1’000.000 de dólares mensuales (más de 18’000.000 millones de dólares en año y medio del correismo), con fondos extraídos del bolsillo ciudadano, esto es, de sus bolsillos amables lectores.
En estos últimos días hemos sido testigos de una campaña circense por demás agresiva, con propagandas distanciadas de la verdad, y dispuestas sin el más mínimo rubor como aquella de ofender una vez más a Guayaquil presentando obras que a la vista está que son simples maquillajes, y que no resisten la menor comparación con la obra municipal.
Al no poder controlar su proverbial verborragia, el economista se contradice en cada una de sus presentaciones, más lo dice como si fuera dueño de la más absoluta de las verdades;…”Also sprach Zarathustra”…”Así habla Zarathustra”…como dijo Richard Strauss en 1896. Recordemos que Zarathustra, también llamado Zoroastro, pregonaba que no se necesitaban altares ni iglesias, solo había que cumplir con la ley, o lo que es lo mismo, todo lo contrario de lo que hace el ciudadano presidente.
Todo este PANEM ET CIRCENCES me lleva irremediablemente a no “aprobar” lo mal hecho por el gobierno y la Asamblea (de la que comentaremos en la próxima entrega), por lo que votaré NO en el próximo referéndum al que irónicamente se lo llama “Referéndum Aprobatorio”