El Ecuador ha vivido una época de bonanza presupuestaria por el incremento de los precios mundiales del crudo. Si pudo mantener su presupuesto a precios inferiores a US$ 18 del barril de referencia, cómo no iba a poder mantener un presupuesto que incluye millonarios subsidios para apuntalar una permanente campaña electoral con precios superiores a US$ 130.
Pero los analistas del tema comienzan a cuestionar sobre la baja del precio del petróleo, por diversos factores que con autoridad son tratados en el artículo ¿Ha llegado a su fin la escalada de precios del crudo?, por Neil King, The Wall Street Journal.- El barril de referencia cae a US$122 y los operadores empiezan a apostar por un declive en el largo plazo.-
Pero como nuestro país es inmensamente afortunado, existe una apuesta que no ha sido considerada, el desarrollo agrícola para proveer al mercado mundial de un insumo que está evidentemente en alza, los alimentos. El Ecuador tiene los recursos para convertirse en la despensa mundial y desde hace décadas ha debido estar preparado para afrontar con solvencia tan grave apuesta mundial.
El presidente Correa tiene en sus manos la alternativa para cambiar la mesa petrolera por la mesa alimentaria, sin embargo y pese a la retórica de la soberanía sobre los alimentos del proyecto constitucional 2008 que sus seguidores dan por hecho, no hay señales gubernamentales de una política favorable para los agricultores a fin de lograr una reactivación del sector productivo agrícola.
Todo lo contrario, ante la bonanza del precio internacional del arroz, se ataja una excelente cosecha arrocera, prohibiendo su exportación y fijando precios políticos al producto, limitando una fuente de riqueza para pequeños agricultores que si aprovecharan la bonanza arrocera ello iría en beneficio directo e indirecto de poblaciones rurales que florecerían luego de las atroces inundaciones ocurridas hace pocos meses pero ya olvidadas por la volátil memoria de los ecuatorianos, gobernantes incluidos que por estar dedicados a la campaña política no dan importancia a este tema.
Es imperativo que el Ecuador aproveche esta situación que se le presenta, con la ventaja de tener en su territorio las diversas condiciones climáticas propicias para el cultivo de diferentes tipos de alimentos que los mercados mundiales demandan. Pero no podemos satisfacer tales necesidades con procesos rudimentarios de producción porque ello no nos permitirá proveer masivamente de tales productos y perderemos fácilmente mercados.
Se requiere una política gubernamental que apoye la eficiente técnica agroindustrial, para la producción masiva de alimentos necesarios para el consumo interno y para exportar los excedentes, ello significará la bonanza de los agricultores sean éstos pequeños o grandes, creándose así un nuevo mercado que sustituya el alicaído mercado petrolero que más temprano que tarde dejará de solventar nuestro presupuesto.
En estos momentos de alternativa constitucional necesitamos un Estado administrador de nuestros recursos que en lugar de fijarse en las encuestas se fije en las metas inmediatas que debemos emprender, porque una soberanía alimentaria sin alimentos es retórica y se convertirá en un engaño a corto plazo que nos pasará factura a los ecuatorianos, gobernantes incluidos.