1460 Los pueblos del Reino de Quito organizados en Confederaciones y tan ambicionados por los Incas del Perú para extender el poderío del Tahuantinsuyo, sufrieron la conquista, al mando de Tupac-Yupanqui, con resistencia de los Cañaris, que una vez vencidos abrieron paso a la conquista de toda la región Interandina, hasta doblegar a todos los Shyris.
Y, como en toda conquista, los Incas impusieron masacres en masa a todo los que se oponían y los mandaban al Cuzco, como igual traían familias enteras-los Mitimaes- para que les enseñaran a vivir de acuerdo a su cultura y con un encargo especial- imponerles el idioma incaico a esta autoctonía formada por los Cañaris-Caranquis, Quillasingas, etc. en la Sierra.
Importante recalcar que los pueblos pre-incásicos tenían sus propios idiomas antes de la vida del Tahuantinsuyo, que lo heredó luego Huayna-Capac hasta que dividió su imperio entre sus hijos: Quito para Atahualpa y Cuzco para Huáscar.
En las siguientes décadas del 1500, de la invasión y conquista de los españoles, éstos reafirmaron el conocimiento del quichua específicamente para los aborígenes o clase esclavizada, dejándose el castellano, para ellos y sus hijos como seres privilegiados.
Las tribus y naciones del Litoral o Costa, siguieron manteniendo sus lenguajes y como indómitos, no sometidos a esclavitud, tomaron el castellano sin distingo, a diferencia de los de la Sierra esclavizados, sin derecho alguno, por tres siglos hasta la independencia.
Luego vino el gran problema entre dos frentes: usar el quichua o el castellano. Hubieron indigenistas que defendieron el uso del quichua, lo que trajo como consecuencia la segregación del indio, peor aún si ellos mismos, como habitantes de minoría en el País se quisieron auto-excluir, rechazando el castellano y usando solo el quichua, catalogado por España como-“lenguaje de indios” y más tarde por los terratenientes de “peón propio” de las haciendas.
Por los años sesenta, comencé a estudiar el quichua y mi sorpresa fue cuando quise comunicarme con unos indígenas que bajaban de Molleturo-Prov. del Cañar para trabajar como peones en una hacienda de la Prov. del Oro y no nos entendimos, porque ellos hablaban un quichua diferente, lo que me hizo investigar, hasta darme cuenta que no hay un solo lenguaje quichua, entre los nativos andinos, además que otros lo hablaban ya castellanizado, completamente deformado.
Anotando además, que de décadas atrás del siglo pasado, niños, jóvenes y adultos de origen indio iban a las escuelas, colegios y Universidades de Quito hablando el castellano muy bien, lo cual no era un rechazo a sus raíces indígenas ecuatorianas sino, más bien, señal de conquista de su parte, lo cual los hacía sentir muy orgullosos.
Hablando de razas a estas alturas, es pecar de ignorantes, cuando dicen raza blanca, Indígena o mestiza, o afroecuatoriana, cuando no hay un solo individuo de raza pura aquí, ni en alguna parte del mundo.
La raza ecuatoriana, es mestiza-mezcla de la aborigen con la de los conquistadores- que, tampoco era pura, y/o las demás migraciones que van y vienen al País. Somos todos mestizos de diferentes colores: blancos, trigueños y negros, que de acuerdo a las leyes hereditarias genéticas de Mendel, puede darse esa diversidad en una misma familia. En cuanto al idioma del aborigen ecuatoriano, siempre estuve de acuerdo con lo que leí en el libro “El indio, cerebro y corazón de América” –Incorporación del indio a la Cultura Nacional”, -del Dr. Maiguashca quien dice:
“Las razones que me asisten para propugnar la imposición del Castellano entre los indios es que no se puede pensar en un estado nacional, mientras el Ecuador un País de territorio y población tan pequeños, tenga dos idiomas como instrumento culturizante de sus habitantes”.
Y es que como decía el Dr. Pío Jaramillo Alvarado…”el quichua se ha mantenido en las doctrinas en la Sierra y en el Oriente, con premeditación y alevosía. Como lengua oficial para la explotación del indio. Cuando éste hable español se aproximará a la civilización…”
Es hora ya que los ecuatorianos vivamos con orgullo nuestro mestizaje racial y se terminen esas autosegregaciones grupales.
Otra cosa es que los padres de una familia aborigen hablen a sus hijos en su lengua de origen o lo aprendan como un idioma más, sin restarle importancia al idioma oficial del País en que viven.
A más que, mientras más idiomas conozca y hable una persona, será siempre mas importante y útil en este siglo de la globalización mundial.
De ahí, que imponer como idioma oficial el Quichua, es contraproducente, no solo por las razones expuestas, sino, sobre todo, porque es un lenguaje de las minorías, que para su vida de subsistencia tanto económica, como social y política usan el castellano y aún otros idiomas (encontré en el “Metro de Paris” a unos otavaleños ofreciendo su mercancía en frances…)
(Disculpen la falta de tildes)
Haciendo referencia a un punto en particular, el de las razas, en los medios intelectual y academico siguen confundiendose los conceptos de raza, etnia, cultura y otros.
Geneticamente, se ha demostrado que los seres humanos somos basicamente iguales y que existen diferencias que los cientificos consideran insustanciales, ¿cierto? Pues bien, lo mismo con los perros o los gatos.
Pero, si nos damos cuenta raza es «Cada uno de los grupos en que se subdividen algunas especies biológicas y cuyos caracteres diferenciales se perpetúan por herencia» (revisar el concepto de «raza» en http://www.rae.es); esos «caracteres diferenciales» son fisicos, no culturales ni etnicos.
Un caniche se diferencia de un doberman por su color, tipo y cantidad de pelo, rasgos faciales, contextura, etcetera, es decir, por las caracteristicas que demuestran a que raza pertenece cada uno.
Si, es cierto que la mayoria de los seres humanos, y en particular los latinoamericanos, tenemos ya mezclas de RAZAS y que eso nos hace mas universales, mas iguales (relativamente, pues la igualdad de los seres humanos es un ideal, un utopia), pero que las razas existen, existen, y negarlo no hace mas que demostrar una contaminacion ideologica y prejuicios que pretenden relegar el problema negando sus causas.
El título del artículo concuerda con mi punto de vista, pues la última denominación desconoce el enfoque diacrónico de la lengua Quichua, por lo mismo, no está lejos de ser una aberración lingüística aunque se mantenga en plena vigencia. No soy un versado en la lengua Quichua, pero me siento incómodo con las últimas innovaciones en el campo fonético. Espero de Ud. nuevos aportes sobre nuestra primera lengua que es diferente por sus variaciones dialectales. Cordialmente
me parece totalmente acertado el comentario del señor Mauricio, ya que en este tiempo los prejuicios culturales hacen que se quiera universalizar la mayoría de los conceptos que tienen que ver con las cuestiones étnicas, no es problema de comportamiento humano sino de la percepcion fisica que es tan evidente en cuanto a todos los grupos «raciales».
diferenciancion por la diversidad y no discriminacion
y lo mas importante es la inclusion sin dejar de la lado lo que marca la diferencia entre cada grupo lo cual es loq ue enriquece nuestra especie