Jefferson Pérez Quezada, es un ecuatoriano de excepción por sus propios méritos. Nació con mínimas posibilidades de éxito. El amor de sus padres y hermanos y su inquebrantable Fe en Dios fue suficiente. Aprovechó cada oportunidad que se le presentó, sin resentimientos ni complejos, siempre combatiendo a la mediocridad que lamentablemente nos corroe a los ecuatorianos.
Dos medallas olímpicas, durante veinte años de constante presencia en la elite mundial, además de diez éxitos en campeonatos mundiales, siendo actual tricampeón, son triunfos que atletas de potencias mundiales no han podido alcanzar. En las actuales olimpiadas de Beijing, está cerrando un ciclo de su vida, ahora tiene por delante una vida de excelencia que sin duda será un ejemplo para los ecuatorianos.
No es una casualidad que de manera espontánea, sin cálculo ni poses, cuando una periodista en entrevista vía satélite se refirió a la tricolor que lo cubría, en un simbolismo que interpreta la realidad política del Ecuador el ilustre entrevistado se preguntó a sí mismo, si esa bandera seguiría siendo nuestro glorioso emblema, si el escudo seguiría siendo el símbolo de nuestra unidad nacional, y que, como andamos con nueva asamblea a lo mejor no queremos que nos cambien la cabeza y nos confisquen la lengua.
Los miembros de la partidocracia que nos gobierna en combate a los políticos despojados del poder, buscan eliminar a las personas que no obedecen sus consignas, eliminando a las instituciones del Estado, de la Familia y de la Fe, como mediocre respuesta a una demanda de cambios que el país espera. La represión en la Amazonia; a los simples ciudadanos que no rinden pleitesía al Presidente a su paso; y la brutal represión de los partidarios del “si” a los estudiantes de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil que se oponen a convertir nuestra Universidad en central política del gobierno, hecho de última hora que coinciden con el mandato del Ministro de Gobierno prohibiendo que los medios de comunicación difundan hechos violentos, generalmente promovidos por los servidores del mismo Ministerio como el caso de la Católica mediante la represión policial en predios universitarios irrespetando la verdadera majestad académica y violando el libre pensamiento universitario.
Jefferson Pérez Quezada es un ecuatoriano irreprochable, que sin duda ha superado con largueza a otros deportistas notables en la historia del Ecuador por ser el más grande atleta de todos los tiempos, héroe vivo que bien puede ser ubicado con nuestros recordados héroes de la Cordillera del Cóndor, con oportuna sutileza ha descrito el trance político que atraviesa la patria.
El Ecuador necesita superarse de la mediocridad política que lo ataja al progreso. Hemos sido gobernados por el insulto, la represión brutal, el combate al éxito de otros por no ser miembros de la partidocracia reinante. Tenemos mucho por sembrar y cosechar, alusión literal a la agroindustria. Los campos esperan a ecuatorianos capaces de tomar la decisión política y económica de gobernar su progreso, ahora descuidado por el cálculo político, las encuestas y el apoderamiento centralista de todas las rentas para promoción política de una interminable campaña que olvida que no hay mal que dure cien años ni pueblo que lo resista.
Pérez nos ha indicado el camino con su inquebrantable Fe, sus andanzas, la perseverancia, honradez, dedicación y confianza en sí mismo. José Ingenieros nos enseñó que “la degeneración mediocrática, que caracteriza Faguet como un “culto de la incompetencia”, no depende del régimen político, sino del clima moral de las épocas decadentes. Cura cuando desaparecen sus causas; nunca por reformas legislativas, que es absurdo esperar de los propios beneficiarios. En vano son ensayadas por los tontos o simuladas por los bribones; las leyes no crean un clima. El derecho efectivo es una resultante concreta de la moral.” Esto escrito en 1911 en “El hombre mediocre” no puede resultar más actual.
Se pretende consagrar un mediocre y falso proyecto, represivo, inconstitucional, totalitario, centralista y amoral, so pretexto de destruir un pasado con leyes pero con el mismo sistema político, sustituyendo al combatido febres-borjismo con una partidocracia reencauchada, fruto del pacto gubernamental con parte de la ID, MPD, los socialistas y Pachakutik. Un futuro que implica “volver al pasado futurista” o vivir un realismo mágico pero que en realidad es más de LO mismo.
NO ESTOY DE ACUERDO CON UD. AL REFERIRSE AL EX PRESIDENTE FEBRES CORDERO COMO AL COMBATIDO FEBRES BORJISMO…COMO QUISIERA QUE HUBIERAN 5 LEON O 1 CON SALUD Y MENOS AÑOS NO ESTARIAMOS SUFRIENDO COMO ESTOY SEGURA QUE EL LE DARIA LA PELEA A ESTE MEQUETREFE DE CORREA..YO Y MI FAMILIA SIEMPRE ESTAREMOS AGRADECIDOS A LEON POR HABER REFUNDADO LA CIUDAD DE GUAYAQUIL Y A NEBOT X CONTINUAR SUS MEGAS OBRAS…RESPECTO A EL CAMPEON JEFERSON LO FELICITO DE CORAZON,
Excelente reflexión, creo que en el último párrafo olvidó al PRE