21 noviembre, 2024

Un hombre llamado Eloy Alfaro Delgado

Eloy Alfaro Delgado nació en Montecristi, provincia de Manabí, el 25 de junio de 1842, y tuvo la oportunidad de recibir una buena enseñanza sin apartarse del hogar paterno. “En su vida privada fue intachable: su hogar, semillero de virtudes; su familia, dechado de moderación y buenas costumbres. Amigo consecuente y leal, jamás consentía que se hablara mal ni se pusiera en duda la hombría de bien de las personas que estimaba. Sin embargo, reprendía severamente cualquiera falta grave de los suyos; y varias veces retiró su amistad a sujetos de consideración, por hechos que no se compadecían con la inquebrantable moralidad del egregio anciano.

Era intransigente con la embriaguez y la mentira; y calificaba el libertinaje como lepra: en el libertino –solía decir- hay tela para toda clase de ruindades y delitos” (José Peralta: Apuntes para la historia).

¿Entonces qué puede influir en un individuo para que se destaque sobre sus congéneres, supere al común y se convierta en hito referente de su nación? ¿Acaso debe ser un superdotado para lograrlo? Personalmente creo que no. Al revisar los registros de la historia del Ecuador y escudriñar todos los ángulos de la historiografía y la memoria social ecuatoriana, encontraremos a numerosos personajes que consagraron sus vidas al bien común, que tuvieron un elevado cociente intelectual, mas no en grado superlativo, sin embargo, como Eloy Alfaro fueron paradigmas del patriotismo nacional.

Muchos fueron simples seres humanos y como tales, cargados de defectos. Cometieron graves errores, sin embargo, poseedores de gran fuerza interior, armados de valores morales, éticos, y cívicos se convirtieron en ciudadanos ejemplares, capaces de luchar por establecer la justicia social, rescatar y proteger a los menos favorecidos. Patriotas, humanistas, adalides y propulsores del progreso de la nación en todos los órdenes, que quedaron grabados en la memoria colectiva de sus coterráneos.

A la cabeza de estos, según mi criterio, está don Eloy Alfaro Delgado, que armado de tales atributos planteó las más grandes transformaciones sociales al país, que al ser traicionadas por intereses mezquinos no se las pudo ejecutar a cabalidad y aun permanecen insatisfechas. Hombre de pequeña estatura pero de alma grande, cuya formación paterna y familiar quedó impresa desde su niñez para trascender y marcar todas las acciones de su vida. Esta fue la fuente de su enorme fuerza, la energía que talló en el granito de su personalidad todo el coraje y humanismo, creencias y convicciones, valores éticos y morales que exhibió durante su existencia. Un ciudadano en toda la extensión de la palabra, cuyo pensamiento, conducta y palabras como “Lamentablemente las personas generosas se convierten a veces en cómplices punibles de su propia generosidad para con los pícaros”, o “Esperar recompensas al hacer el bien a otros, es tener decepciones horrorosas”, han trascendido en el tiempo y permanecen hoy como ejemplo para la juventud con la misma vigencia que cien años atrás.

Creía que la ideología, la política y la doctrina liberal estaban concebidas para defender la libertad, la democracia y las garantías fundamentales de la sociedad. Fue un firme defensor del orden, del imperio del Derecho y de la Ley, y un convencido que sin estos factores no son posibles la libertad, la igualdad jurídica en la sociedad, ni la unión entre ecuatorianos por la que tantos esfuerzos realizó en vano. Armado de valores, hace más de un siglo, emprendió la tarea de buscar y abrir un futuro mejor para su país y sus conciudadanos. Firme creyente de que el ser humano, sin importar su raza, credo, género o condición social, tenía los mismos derechos. “Creía fielmente en sus ideas y con la visión que tenía del futuro, advirtió la conveniencia de pensar en un Socialismo Democrático –que tanto éxito ha tenido en las últimas décadas en los países desarrollados, sobre todo de Europa y que hoy significan una alternativa política válida y de gran aceptación en el mundo presente” (Medardo Mora Solórzano).

Alfaro, fue un humanista sin discusión alguna. Dirigió todo su accionar y energía para favorecer al total de la población, en particular a los desposeídos. Pasó su vida buscando la justicia y la felicidad para los ecuatorianos sin distingo de clases, deseaba ante todo y sobre todo que prevaleciera el bien común. Por estas características tan destacadas, el prócer cubano José Martí lo definió de forma precisa y certera, diciendo: “Es uno de los pocos latinoamericanos de creación”.

Él sabía que existía un mundo democrático y liberal donde se concretan toda clase de intercambios de bienes y servicios, tenía clara noción de lo que significaba el mercado internacional, era muy lúcido al advertir que la debilidad interna del país, jamás le permitiría ser internacionalmente respetable y competitivo, por eso buscaba consolidar un proyecto de país de largo aliento que fuese respectado internacionalmente.

Una ardua lucha que duraría 31 años empieza (por coincidencia con la fecha clásica de la Revolución Liberal), junto a Manuel Tomás Maldonado, cuando García Moreno intentaba convertir al país en protectorado francés, empezó el 5 de junio de 1864. A partir de entonces, en diferentes años que debemos recordar, 1865, 1875, 1876, 1877, 1878, 1879, 1882, 1883, de 1884 a 1888 enmarcan periodos de grandes sacrificios y cruentas contiendas. Tiempos en que cayeron Luis Vargas Torres, Nicolás Infante, Crispín Cerezo, su hermano y miles de montubios montoneros. Tras una tregua durante el gobierno de Antonio Flores Jijón, en su nombre se reinició la revolución en Manabí y el 5 de mayo de 1895, fecha en que Chone se consagró como ciudad liberal y heroica, sus seguidores lo proclamaron como Jefe Supremo. El 5 de junio de ese año gracias al pronunciamiento de Guayaquil, que lo ratificó como cabeza del Estado, las acciones militares culminaron en la Costa. En pocos meses logró estructurar el ejército revolucionario, y empezó la marcha hacia Quito. El 23 de agosto de 1896 alcanzó el triunfo en Gatazo y con este culminó la lucha armada por implantar el liberalismo en nuestro país.

“Abnegación y fe de apóstol, fortaleza y valor de mártir, constancia y fervor de propagandista, todo esto se hallaba en el alma de Alfaro, formando un conjunto de energías incontrastables, de impulsos irresistibles que lo arrastraban rápidamente al logro de sus caras y grandiosas ambiciones. Sí, ambición, excesiva ambición tuvo Alfaro; pero ambición noble, ambición santa, ambición de redimir su patria y conquistarse la corona del martirio; porque no debe olvidarse que jamás decreció su íntima convicción de que lo asesinarán en pago de sus grandes servicios a la República” (Peralta). Desde entonces se sucedieron varios gobiernos liberales. Entre los años 1895 y 1901; 1906 a 1907 y en 1911 fueron presididos por él.

“Los partidos doctrinarios nacen y luchan por la moralidad política y por el anhelo vivísimo de perfeccionamiento de las institu
ciones patrias; pero no toleran jamás Gobiernos que, por negocios y conveniencias privadas, se forman con personal híbrido. No olvidemos que en todas las naciones de América, en donde aún precariamente ha imperado el deslayado acomodamiento a que me refiero, con la desmoralización política, ha traído siempre consigo la corrupción o ruina de los pueblos. Ni tenemos necesidad de remontarnos demasiado en nuestra Historia, para la comprobación del hecho innegable, de la verdad que acabo de sentar. La reorganización, por tanto, de nuestro partido y la consiguiente consolidación de las instituciones liberales que nos rigen, son prenda de paz y de prosperidad para la República, y, además, aseguran la pronta conclusión del ferrocarril trasandino, timbre, en lo material, el más preciado, de la transformación de 1895” (Jorge Pérez Concha: Alfaro su vida y su obra).

Muchos autores destacan que su obra más importante es la culminación del ferrocarril Guayaquil-Quito. Es verdad que es la máxima manifestación física de su esfuerzo que tiene, además, el gran significado de la necesidad urgente de unir al país para el vital reconocimiento y conocimiento interno. Alfaro, tenía claro que la ignorancia o el desconocimiento son los principales aliados de la confusión y falta de conciencia de quienes forman parte de una sociedad o habitan un determinado territorio. Fue así que estableció como principio que la educación fuese laica, libre a fin de desterrar del país el esquema de la educación religiosa, dogmática sectaria y excluyente que primaba en todo el territorio.

Estaba consciente que una educación adecuada y de calidad era la vía para alcanzar la transformación que demandaba la patria, ello lo llevó a crear nuevos institutos normales, para formar maestros con una nueva mentalidad, democratizar la educación pública y militar para sepultar toda manifestación de mediocridad y sectarismo, implantó el reconocimiento de oportunidades a la mujer, con lo cual la práctica pedagógica pudo contar con maestras y maestros formados capaces de inculcar en los niños y jóvenes los valores éticos y morales como herramientas para formar una ciudadanía activa y responsable. Su mente de humanista y lo profundo de su concepción de vida, valoró el arte en su justa dimensión creando el Conservatorio de Música.

Eloy Alfaro, fue estadista por que fue el constructor del Ecuador del siglo XX. Él, como ningún líder pensó todos los pro y los contra, comprendió la importancia que tenía para los gobiernos legalmente constituidos de contar con el apoyo de una fuerza armada, que proteja la integridad y seguridad de las fronteras y garantice el goce de las garantías ciudadanas fundamentales. Para lo cual creó un colegio militar que más tarde llevaría. su nombre destinado a la formación de oficiales en la Escuela de la “Disciplina, del honor y la lealtad”. El ingreso fue democratizado para eliminar de sus filas el peligroso elitismo que hasta entonces primaba en el Ejército. Su propósito era formar unas Fuerzas Armadas honorables e independientes del poder político.

Con espíritu superior y verdaderamente democrático incorporó a la mujer a la vida pública, e imprimió a la correspondiente reforma el timbre de libertad y modernidad que le otorgaba igualdad de derechos y oportunidades que al hombre. Moralista a carta cabal, decía: “Donde impera la corrupción y el robo, es imposible la República”. “Deberle un favor a un pícaro generoso es la peor desgracia que le puede suceder a un hombre de bien”.

Católico creyente, pero conocedor de los resquicios tenebrosos que y actitudes poco cristianas que existían en la clerigalla de entonces, decía al respecto: “Entre el patriotismo y el fanatismo (religioso) existe la misma diferencia que hay entre la inteligencia que alumbra permanentemente el camino de la vida y el rayo que la alumbra intensamente un momento pero que la extermina”. Luchó por instaurar un Estado Laico, libre e independiente del poder y de la influencia de la Iglesia, enérgicamente rechazó su intromisión en asuntos del Estado. Alfaro nunca fue antirreligioso ni anticatólico. Tampoco fue ateo, pues, en su lucha por redimir al indígena serrano siempre actuó en nombre de Dios. Respetuoso del credo y fuero íntimo de los individuos abogó por la libertad de cultos, pues, tenía el profundo convencimiento que sin libertad de conciencia el ser humano se reduce a un objeto manipulado por intereses e ideologías contrarias a la naturaleza humana. Pierde la perspectiva de sus derechos y obligaciones.

“Líder de ideas claras sabía muy bien que para que exista un poder central fuerte es necesario delegar facultades y responsabilidades a los gobiernos locales e incluso a las propias entidades dependientes del Poder Ejecutivo como Gobernadores, Jefes Políticos, Tenientes Políticos; a funcionarios de las distintas áreas que ejerciesen sus funciones en provincias, cantones y parroquias, la buena fe e intencionalidad con que procedió Alfaro lo llevaba a confiar en sus funcionarios, entendía que ser democrático es dar poder y respaldo a sus colaboradores, su lealtad para ellos le imponían delegar funciones y conferirles las suficientes atribuciones” (doctor Medardo Mora).

El 28 de enero de 1912, una turba instigada desde las más altas esferas capitalinas, asaltó el Panóptico y lo asesinó. Su cadáver desnudo fue arrojado al pavimento por la ventana, castrado y arrastrado por las calles céntricas de Quito acabó sus días incinerado en El Ejido. Hoguera de barbarie, acto de fanatismo salvaje que jamás dejará de avergonzar al país. Verdadero estigma para la ciudadanía capitalina, que aun hoy, hay quienes no solo parecen no querer olvidar ni borrarlo de su conciencia, sino por el contrario, esgrimirlo como un valor digno de exhibirse en manifestaciones callejeras en las que se amenaza a adversarios políticos.

La revolución liberal, a través del tiempo fue detenida y desviada de sus fines por intereses de la aristocracia terrateniente serrana y por la inconsecuencia de numerosos costeños. Hoy se hace imprescindible que las nuevas generaciones se comprometan a recuperar ese proceso e implantar las transformaciones sociopolíticas que el país requiere. Hoy, que el país sufre en sus hombres y mujeres una verdadera crisis moral, el idealismo de Alfaro, su honestidad, su compromiso con el país, sus valores morales y éticos, así como su transparencia política deber ser recuperados y valorados como importantes ejemplos a imitar y seguir por la juventud para alcanzar un país cada vez mejor.

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Las dos latinoaméricas se alejan

Me resulta difícil aceptar la sombría idea de la existencia de dos Latinoaméricas, y más aún, que se pretenda marcar esa división para sobreponer la una como ejemplo de la otra.

Podrán existir dos conceptos de gobierno para liderar individualmente esas 20 células que componen un solo cuerpo de nuestra rebelde tierra. Pero las diferencias que puedan marcar el estilo político de nuestros gobiernos al buscar favorecer el concepto de libertades sobres las igualdades de nuestro pueblo, jamás será lo suficientemente poderosa, ni para fragmentar nuestra personalidad, ni para acallar la protesta ante lo que consideramos injusto; pues este germen de la rebeldía habita en nuestra sangre como un componente más del ADN que nos identifica.

Latinoamérica es una sola patria hermanada por la sangre, aunque en ella cohabiten ángeles y demonios, como lo hacen en todas las regiones de nuestro mundo. Pero la verdadera Latinoamérica, es esa que grita sin tapujos y sin temores a quienes pretendan doblegarla, ofenderla, humillarla, utilizarla como patio trasero o como último recurso ante sus fracasos.

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Supongamos que usted llegue a su casa en la noche.

Al abrir la puerta encuentra a un conocido ladrón que tiene amarrada a su hija y se dispone a violarla. Pelea con el criminal y logra ganarle. Inmediatamente llama a la policía y aparece un patrullero con cuatro uniformados. Estos cogen al antisocial y lo llevan a la fiscalía.

Pero resulta que los cuatro policías han sido amigos y conocidos del ladrón. También resulta que en la fiscalía todos los que trabajan en esa dependencia son compañeros del ladrón.

Y resulta algo peor cuando al usted hacer la acusación, se entera que el fiscal está en ese cargo porque el mismo ladrón lo puso. Y todavía la cosa es más grave cuando usted descubre que el juez que va a juzgar su caso, no solo que también fue puesto por el mismo ladrón, sino que ejecuta las órdenes que el ladrón le da.

18 comentarios

  1. Don Jose Antonio:
    Como siempre Ud. preciso y contundente en sus anotaciones historicas de nuestro Ecuador. Si, ese fue el Gran Eloy, Ud. lo ha descrito brillantemente a traves de la historia narrada aqui. Su Pensamiento (el de Alfaro), fue Libre, Democratico, Tolerante,Progresista y Justo.
    Pero actualmente, el Perro que tenemos en las alturas, denuesta con sus putridos ladridos, la Magna Obra del Viejo Luchador, cambiando su sentido diametralmente. El solo nombre de Alfaro, hara caer a este Perro rabioso y vicioso,y su caida sera estrepitosa y denigrante. Asi como lo hizo (Alfaro), cuando a punta de sable,obligo a Leonidas Plaza (a quien llamaba «El General Ezetista»)al combate en la accion naval de Jaramijo.
    Jorge Ponce A

  2. Por favor Senior Gomez, no insinue que ese atraza patria que tenemos en carandolet va a seguir la politica de Alfaro!!!, con esa constitucion viciada de de errores que nos llevara a retroceder 100 anios hacia atras. Solo la gente ignorante votara por el si, sin contar los borregos de siempre.

  3. Me parece un error encumbrar idolatramenet a Don Eloy Alfaro, quien fue un gran hombre, con muchas virtudes, pero tambien muchos defectos. Es importante que la gente, sobre todo la juventud, al recordar a alguien sepa seguir de él lo bueno, pero tambien es importante que conozca de él lo malo y no quiera imitarlo

  4. Es interesante su defensa del Gral. Alfaro, pero si creo que fué intolerante con la Iglesia Católica y creo que ese fue su mayor error. Otras cosas, como el ferrocarril fueron valiosas. No creo que el Gobierno actual deba seguir utilizando su memoria en su propio beneficio.

  5. Si el presidente actual no cumple lo prometido, sera igual tratado como Alfaro, no se cuando pero será.

    F.
    El pueble que no tiene el poder

  6. Julio Paredes es un ignoranteeee!! yo que todavia soy naña me doy cuenta que Alfaro fue un buen presidente….. No como los que hey ahora. BORREGOS X LA APARIENCIA FISICA Y X EL CRISTIANISMO…….

  7. pues a mi me parece que Eloy Alfaro fue un muy buen presidente e hizo grandes cambios para el benefio del pueblo,él hizo de este pais algo mejor pero rafael correa también esta haciendo varios cambios y no deja que los «pelucones» sigan gobernando como sempre lo han hecho para hacerse cada ves más ricos!!!!

  8. Sr.Gomez.
    Gracias por vuestra ensenanza. Mi pregunta, Que paso con el partido liberal que poco a poco se desintegro y luego quedo huerfano para luego ser adoptado o mejor,arrebatado por esta treta de comunistas solapados que se glorifican con las memorias de Alfaro y Bolivar? Total falacias historicas y total desgracia a la memoria de aquellos luchadores. Como es posible que la descendencia de Alfaro y la ilegal decision de tomarse la atribucion como si fuese duena del partido liberal ecuatoriano ( Hija de Abdon Calderon) de practicamente regalarle a Alianza Pais la juridisdiccion del Partido? Es que acaso ya no queda nada ni nadie que trate de rescatar de las garras socialistas-chavistas-castristas a este indomable icono de nuestra historia?

  9. Señor Jose Antonio Gomez un abrazo coordial a la distancia y felicitarlo x su expresiones sobre el «VIEJO LUCHADOR»
    Creo que ninguna persona puede ser igual a otra persona, pero si pueden tener las mismas ideas, por eso es interesante esta parte del ultimo parrafo de su escrito
    «La revolución liberal, a través del tiempo fue detenida y desviada de sus fines por intereses de la aristocracia terrateniente serrana y por la inconsecuencia de numerosos costeños»
    Concluyo ya han pasado meses desde la entrada en vigencia de la nueva constitución, hubo gritos al cielo de las rapaces expresiones sobre esta Constitución, «Abortiva», «No existia libertades», etc,etc,etc. resultado no es Abortiva, tenemos libertades, gozamos de Garantias Constitucionales, todos somos iguales ante el estado,tenemos un estado soberano por eso el Gral. Alfaro era recio y tenaz con la Iglesia porque no decia la verdad, mentia a los feligreces.
    Ahora nos queda a cada ciudadano velar x lo conseguido y no dejar que unos cuantos traidores entontecidos por haber vivido del poder economico y politico sin rendirle cuenta a nadie quieran volvernos a lo de antes

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