21 noviembre, 2024

La danza de las cifras

Cuando nos enfrascamos en temas políticos, lo que ronda en nuestros cerebros tiene que ver con la moral , con la ética, con concepciones patrióticas o patrioteras, con los odiosos nacionalismos , con la pobreza, con la nobleza de ciertos postulados, con la miseria humana , entre otros protagonistas de este gran matadero en que se ha convertido nuestra política. Las cifras no pesan, en primera instancia. Uno se limita a afirmar · “esto es bueno, loable, indecente o perverso”.

Pero ¿ cuánto hace falta para que sea bueno ? , ¿ Cuánto para que no devenga perverso? ¿ Cuánto para impedir que una buena idea degenere en torpeza ? Surge entonces la necesidad de cuantificar. Y las cifras comienzan a exigir ser reveladas, al descubrirse que temas plausibles derivan en insensateces o en sandeces, porque los implacables números no fueron consultados previamente o se los consideró irrelevantes.

¿ Educación superior gratuita ? ¡ Qué maravilla ! Aunque mucho temo que, fiel al sectarismo gubernamental, la gratuidad se la haya concebido también para abominar de la educación privada, acusada de mercantilista y de responder a intereses que aseguren la subsistencia de la brecha educativa sobre los del llano, condenados a recibir una devaluada educación del MPD.

Predominar a través de la educación privada habría sido la consigna del depravado capitalismo neoliberal, destinada a consolidar la supremacía de “pelucones & hijos”, titulares de las oligarquías, de los oligopolios, de los grupos de presión, de las coimas y de todos los males ecuatorianos. Todo eso acabaría . De hoy en adelante, la educación superior gratuita que brinden las 26 universidades y escuelas politécnicas, democratizará la educación superior y desaparecerá el “gap” cultural existente . ¿Quién puede negar la bondad de tan revolucionario intento ? Mas, ¿podremos pagarlo? ¿Qué dicen las malditas cifras ? ¿Se acabarán las colas de estudiantes que pugnan por ingresar a universidades privadas ?

Bajo la óptica del joven universitario, lo primero es lo primero :

¡ Dejen de cobrarme ! es el grito de quienes fueron seguidores del Sí, guiados por un pragmatismo económico que les indujo a enajenar sus votos. Pero las cifras comienzan a danzar : 25 millones dice la Ministra. Que eso sólo alcanza para Quito, dicen los estudiantes, esgrimiendo cifras que duplican su monto y acusando a SENPLADES de no conocer la realidad de la educación pública ecuatoriana.. Ciento y más millones, afirman los analistas. Y los estudiantes, ya airados, anuncian marchas y vandalismos al viejo estilo universitario. Al problema se suma que la odiosa educación superior particular – aquella que, a despecho del oficialismo, llena las universidades en el mundo entero – , no podrá tener fines de lucro. Ha sido saboteada la libre empresa educativa : cubrirá sus costos con aranceles que no generen réditos y sean, además, autorizados por un organismo contralor dominado por la U.N.E. Las perspectivas son infelices. Los trasfondos y las cifras en juego frenan las esperanzas. ¿Qué ocurrirá con la educación ecuatoriana si esta entelequia colapsa a medio camino mientras la malquerida educación privada agoniza ?

Por otra parte, ¿ habrá algo más “patriótico” que ver a todas las amas de casa del Ecuador recibiendo atención gratuita del IESS, sin pagar a cambio valor alguno ? ¡Habremos alcanzado el paraíso por la vía constitucional! Qué fácil resultó lograrlo, gracias a asesores redactores cuya identidad se diluye entremezclada con la de los somnolientos asambleístas. Un abogado laboral calculaba – conservadoramente, según me expresó – que más de un millón de amas de casa entrarán a gozar, sin contraprestaciones, de esta nueva muestra de paternalismo. Un millón y más de mujeres reclamarán camas y medicinas que hoy no alcanzan ni para los afiliados. Un millón y más exigirán cirugías. Un millón y más clamarán por prestaciones de toda índole. Y todo costeado con dineros de los afiliados a un IESS irremisiblemente condenado a la quiebra inmediata. Hay cosas que se ven sin siquiera hurgarlas ni preguntarlas. Los redactores de la norma constitucional no fueron revolucionarios , como se ufanan. Fueron perezosos e ineptos. Las cifras no tenían para ellos – ni tienen, aun – importancia. Pero emergerán, insultantes y lapidarias, cuando de aplicar la norma se trate. Será el momento en que el país comience a arder.

Sí, lector(a) , aprestémonos a considerar que en política los números no cuentan cuando quienes ejercen el poder disfrutan de resultados electorales que , bien mirados, fueron fruto de la exaltación de voluntades ingenuas, desesperadas y honestas, empujadas desaprensivamente a la beligerancia. Voluntades alimentadas con odio, con promesas y comparaciones que nos desunen. Mientras tanto, las cifras continúan danzando ominosamente, ligadas a instancias históricas que ellos mismos han creado y ante las cuales terminarán humillados e impotentes. Comprobaremos entonces ,tardíamente, que las cifras no perdonan.

Artículos relacionados

¿Para qué educamos?

“Aunque la sociedad no lo mencione, el principal valor del conocimiento y de la educación es el de ayudarnos a comprender la importancia de disciplinar la mente y de comprometernos en acciones más sanas. El adecuado uso de la inteligencia y del conocimiento debe llevarnos a emprender los cambios internos necesarios para alentar la bondad”

… Dice el Dalai Lama, líder espiritual de los Tibetanos en el mundo cuando analiza las razones para que los procesos educativos no logren coherentemente “empatar” con las acciones que se emprenden para mejorarlos. La pregunta más importante sigue siendo… “¿para qué educamos?”

Estamos solos

Diario el Comercio, en su editorial principal titulado “El ocaso político municipal” (20 de diciembre) en el fondo y en entrelineas se regocija de la implantación de estatismo férreamente estructurado al que […]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×