Mis queridos jóvenes:
Escribo a aquellos que están enamorados o van a entrar en tratos de amor con chicas
dignas. El objetivo de esta carta es decirles que sepan valorar la oportunidad que les da
Dios y la chica en quien han puesto sus ojos. Toda imprudencia puede ser fatal, definitiva y
sin remedio. El panorama no está para juegos…
En general, las chicas, las jóvenes de hoy han visto sufrir a otras mujeres las terribles
consecuencias de haberse fiado del hombre que tuvieron la tontería de elegir como padre de
sus hijos y compañero de toda la vida.
Muy decidor. Pero era que le ponga camisitas bordadas.
Me da pena como el pueblo cree aún en Mesías que ofrecen el paraíso terrenal.
Es muy fácil hablar, pero «del dicho al hecho, hay mucho trecho».