He estado ausente de estas páginas cibernéticas por algunas semanas. Los resultados del referendo a sí me pasaron como tren por encima. Refugiado en mis actividades particulares he desdeñado de todo tipo de información, leyendo a regañadientes los periódicos, oyendo con desdén las radios con informativos serios y oyendo (sí, oyendo) a Carlos Vera en Contacto Directo mientras me visto para salir a ganarme el pan del día.
Sin embargo escapar de la atropellada transición que estamos evidenciando a diario en los medios de comunicación es inevitable. Tarea harta difícil esto de huir del ruido político revolucionario, considerando que las innovaciones retóricas de interpretadores y pitonisas que abundan en Alianza País, son propias de legos, adivinadores de la suerte y farsantes del Derecho. Sí, así es.
Primero el congresillo (sí, digo congresillo porque son un simulacro de ocasión de un Congreso Nacional serio) que se cree oh todopoderoso. Todavía arrastra la mala costumbre de la Asamblea Constituyente de emitir mandatos. ¿Quién detiene a esta gente? ¿La oposición? ¡¿Cuál oposición?! ¿Será que el Tribunal Constitucional? No. Patricio Pazmiño y sus muchachos adalides de los derechos humanos merecen mención en párrafo aparte.
Segundo, el Tribunal Constitucional, por arte de magia quimérica, medieval, sofista, antojadiza y tirada de los cabellos, se trashumó en Corte Constitucional. Solitos ellos se dieron en la pila bautismal de sus resoluciones autócratas, el nuevo nombre… y las nuevas competencias. Todo en combo. Combo revolucionario idéntico al partidocrático que dicen tanto odiar, y que imitan sin parar.
Tercero, el proyecto de Ley de Seguridad Financiera entra al congresillo de agache. ¿Recuerdan cuando la partidocracia cocinó sin pena ni gloria, pero a 200 kilómetros por hora la ley AGD? Ahora el congresillo de la revolución apuradito recibió al ministro coordinador de la Política Económica, Pedro Páez, y a la Superintendente de Bancos, Gloria Sabando, quienes intimaron que el proyecto se trate con urgencia. ¿Será que Sabando y Páez serán los nuevos sepultureros del sistema financiero ecuatoriano como lo fue Jorge Egas Peña en el pasado?
La verdad sea dicha: este congresillo con sus insidias y peleas por el poder, la pantalla y el aplauso, como gallinazo en mortecina, no hace más que recordarnos a la partidocracia; a esa misma partidocracia a la que nos obligaron a odiar por efectos de una propaganda científicamente elaborada y sustancialmente pagada a los nuevos ricos de hoy.
Quiero refugiarme y escapar en mis asuntos personales. Trabajar y hacerme de la vista gorda, o simplemente decir y hacer con una facilidad fenomenal como me dicen y hacen algunas personas “este gobierno es igual a todos, es la misma vaina.” El problema es que yo no tengo esa virtud. A mí sí me duele el país.
Ante la nueva crisis institucional causada por las decisiones de la ex Asamblea Constituyente. El Jefe de Estado pretende eludir su responsabilidad al decir que no estuvo de acuerdo en la formula propuesta para la conformación de la Corte Nacional de Justicia, también torea su responsabilidad al no pronunciarse sobre la violación del Régimen de Transición, cuando el Tribunal Constitucional se auto nombró Corte Constitucional. Violación incluso denunciada y rechazada públicamente por el ex Presidente de la Asamblea ?Alberto Acosta?.
Ciudadanos por la Democracia rechaza el llamado del Jefe de Estado a un diálogo académico por inoportuno, ya que el mismo lo impidió durante el funcionamiento de la ex Asamblea Constituyente, con acciones como las ocurridas con Alberto Acosta. La incoherencia académica de un académico se extiende al respaldar un proyecto de Constitución con cinco poderes del Estado que modifica el concepto de democracia. Ya que la democracia se constituye con tres poderes independientes y no con un hiper-poder disfrazado de democracia. Distorsionar cualquier concepto es una forma disfrazada de mentir.
Juan Esteban Ponce
Ciudadanos por la Democracia