¡Tú, nunca haces nada!

Me comentaba mi hijo Francesquito, durante el desayuno familiar dominical, que el instructor de beisbol de su escuela, les increpaba con la frase ¡Tú, nunca haces nada!, a los niños que luego de hacer alguna travesura, típica de la edad por la que están atravesando, se querían “lavar las manos”, y bajo cualquier pretexto, incluso los más absurdos, le insistían al “profe”, que ellos no eran los culpables de las incorrectas acciones que se les estaba imputando.

Me dio mucha gracia dicho comentario, pero no pasaron más de 5 segundos, sin que llegara a la conclusión, que la frase mencionada por el profesor de beisbol de los niños, tenía encerrada dentro de sí, un gran significado, esto es, a mi entender, una suerte de sabiduría popular, que la podemos poner en práctica en cualquier momento, y en especial en todo lo actuado por este desgobierno, encabezado por el “ciudadano presidente”, quien por desgracia tendría que regir los destinos de todos quienes hacemos este País por algunos años más, si no despertamos de la luna de miel, que a base de engaños y ofrecimientos incumplidos e impracticables, tiene sumido a la mayoría del pueblo ecuatoriano.

Estamos ya escuchando a su Majestad, que él advirtió a sus fieles corderos, que iba a suceder, lo que en definitiva está sucediendo, con la extinta Corte Suprema de Justicia, pero que los “errores” y horrores que cometieron los “Honorables Asambleístas” en la redacción de la nueva Carta Magna, no son culpa suya, si no son culpa del infinito amor, manos limpias, mentes lúcidas, corazones ardientes y democrática transparencia con la que se redactó el mamotreto de Montecristi, con los guiones predefinidos de los españoles Viziano y Noguera, que se hicieron pagar del Estado, es decir, de nuestros bolsillos, más de 10 mil dólares mensuales cada uno, quien sabe por cuanto tiempo.

Así mismo, ya se está repitiendo como disco rayado, que no se cumplirá lo correspondiente al pago por concepto de deuda externa; ahora con el cuento del informe de la auditoría de los tramos corruptos de la deuda, que sospechosamente por falta de tiempo y documentación, no se los realizó a períodos presidenciales como los de Bucaram y Alarcón, que específicamente, no concluyeron por ser tan limpios ni transparentes que digamos.

Por otro lado, se sigue con la política de seguirnos abriendo frentes con países de este continente, mismos que tradicionalmente, con los bemoles del caso, han sido socios comerciales nuestros; primero fueron los gringos, y todo lo que huela a “pro yanquismo”, luego Perú y una vez más Colombia; pero más allá de eso, ahora se ha iniciado una absurda auto marginación de los llamados países aliados de izquierda, la cual, ofensivamente para el País, en el caso del impase no aceptado, que tenemos con Lula Da Silva, llevó a declarar al Ministro de Obras Públicas del Brasil, en torno al tema de la “represa San Francisco”, que el accionar de nuestro Gobierno, era una franca medida de corte netamente electorero.

Me pregunto, y hago extensivo a ustedes mis estimados lectores, ¿Es esto prudente para el Ecuador?; ¿Nos beneficiará en algo, pelearnos con todo el mundo, y acercarnos más a Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua o Irán?

Señor Presidente, comience por asumir sus propias responsabilidades; los aciertos y también los innumerables desaciertos, arbitrios, abusos, inoperancias e incompetencias de este desgobierno, tienen su firma y sello, y aunque se les pretenda rehuir, o endosarlos a otros miembros de su gabinete, usted sabe, que el encargo que recibió de la mayoría de votantes para el manejo del País, le fue dado a su persona.

No sería justo para todos los que pertenecemos al Ecuador, señor Correa, que ante tanta evasión y excusa de todos sus compromisos ofrecidos en campaña y los que debe ejecutar por el alto cargo que ostenta como Presidente de todos los ecuatorianos, que tengamos que increparle una y mil veces en su rostro, como el entrenador de beisbol de mi hijo a sus pupilos, “¡Tú, nunca haces nada!”.