Aprendí a querer la palabra revolución al son de necesidades y angustias acunadas en mi adolescencia, en el seno familiar, con apuros económicas, con riqueza espiritual, anímica, moral, con soles de vida. Enseñanzas que traslade en el tiempo para formar mi propio nido, con las reglas de esa sociedad formada con la pareja que te acompaña en el tránsito del vivir.
En noches frías del páramo pude apreciar al hombre inmerso en la naturaleza, primera condición para poder pensar en los semejantes. El amor a la tierra. La necesidad de hacer un verso al amor puro de hombre y mujer. El deseo de una vida con ideales de justicia, de amor por el trabajo y por un nuevo orden, no definido, etéreo, incierto pero lleno de ideas y conceptos similares a los que llevaron al hombre a crear el orden social.
Aprendí a pensar fraternalmente en el ser humano, en mis semejantes, a darles lo mejor de mi, a formar parte de una sociedad, a respetar ese espacio de libertad que empieza al terminar el mío. Que el hombre por la mera condición de ser humano tiene libre albedrío y el respeto a sus creencias marco mis inicios y hubiera (y estoy listo para hacerlo) sacrificado mi vida en aras del respeto al concepto “libertad”.
Vinieron los años universitarios y me adentre en la dogmática socialista. Acepte la doctrina marxista, evolucione en mis conceptos y permití que me reeduquen y acepte que ese concepto de libertad tenia dos caras, el burgués y el socialista, que el correcto era el segundo y por lo tanto la libertad estaba restringida al cumplimiento de la doctrina socialista, único espacio conceptual de revolución. La única libertad era la socialista y para llegar a ella debíamos pasar por el camino de la Revolución. Encaminé mis pasos hacia ese estadio. En mis estudios y en el quehacer personal imprimí el sello de la entrega social, pensé siempre en que el fin de la sociedad era llegar a imponer ese principio adquirido en las aulas universitarias o en las calles cuando con gritos enfrentábamos la fuerza pública armada de carabinas y fusiles. Vi caer amigos y compañeros. Supe de algunos dentro y fuera del país. Mi pecho se inflamaba cada vez que en medio de un café y de mucho cigarrillo hablamos de la necesidad de la revolución, de terminar con el imperialismo, de trastocar el poder a la burguesía.
Avance en los años y encontré que tenia que ser pragmático, debía preocuparme de mi familia; de ser y hacer una vida, porque la revolución se estaba tardando, toda la culpa seguía siendo de la burguesía y los oligarcas. Seguí el camino y vi a mis amigos revolucionarios situados en puestos administrativos políticos, dependientes de gobiernos manejados por los mas conspicuos representantes del viejo poder burgués, asistentes asiduos de los clubes en los que se ponían y sentaban presidentes. Sentí que la “revolución” había llegado a unos y de forma inconceptual.
Viaje y cumplí mi sueño, llegue a Cuba, que en nuestras noches revolucionarias la llamábamos cariñosamente “la isla”. Se unió a mi desencanto; al que ya tenia de los revolucionarios que se convirtieron en diplomáticos, rectores de universidades y colegios, en hacendados, ministros de estado, empresarios, jueces; en fin, pero que sin embargo seguían hablando de revolución, seguramente una muy propia en donde solo ellos serian los genuinos representantes del pueblo, los únicos con derecho de hacer y tener. Sentí que la lucha heroica de hace mas de cincuenta años se quedo en un orgullo nacional, pero sin futuro.
El pueblo cubano respeta su revolución pero se lo ve deseoso de algo mas, y pensé que la revolución perdió el segundo tiempo del partido, se logro un cambio inicial, pero la segunda parte cuando todos debían disfrutar nunca llego, y ahora, cuando se duda de la calidad de la educación y el sistema de salud pierde eficacia porque exporta profesionales día a día, a cambio de dólares frescos. Cuando la verdad socialista del partido único crea presos políticos. Cuando el culto a la personalidad del líder sustituye al derecho de libre pensamiento, sostengo que no es esa la revolución en la que soñé.
Quiero una con libertad donde la igualdad no sea diferente ente el allegado al mandatario y nosotros los ciudadanos comunes. Donde el disentir no me lleve al panóptico ni a la cabaña. Donde pese a tener mas de cincuenta años pueda ser considerado un ciudadano igual y tener derecho a acceder a un trabajo, reservado únicamente para los jóvenes consagrados al partido único, a los que pueden manipular fácil y fríamente. Quiero simplemente un cambio en Libertad, la verdadera; no la dirigida. Libertad conceptual, no adornada ni dogmática.
Estimado Caballero:
Me parece que sus palabras reflejan el sentir de muchos quienes en las aulas se han nutrido de una filosofia encaminada hacia, llamemoslo asi «El Bien Comun», empero la Vida misma se encarga de desilusionarnos. Vivimos en un Sistema en el que debemos sobrevivir y la mayor parte de las veces debemos sacrificar la Filosofia por el Pragmatismo. Me agrada leer su reflexion. Muchos jovenes apenas empiezan ese camino y es de sabios aprender del caminar ajeno. Quien quita y alguien que lo lea se nutra de su experiencia. Justamente hace un par de semanas discutia sobre este tema.con un politico Izquierdista gringo. Siendo un conocedor del tema. El me indicaba justamente que la implementacion de un regimen asi no es cuestion de meras politicas y leyes solamente. Sino que el factor fundamental es la cultura de la gente. Una cultura de gente orientada hacia conseguir el bien comun. Por ende dispuesta a dar parte de lo que producen para el bien del resto. Me decia este Sr. que eso bien podria tomar unas cuatro o cinco generaciones y que el cambio ciertamente no empieza con Gobiernos corruptos. Como Ud. bien indica debe ser totalmente deprimente dedicar generaciones orientadas a un cambio de esa naturaleza y terminar como esta Cuba o como termino la extinta URSS.
Entiendo que mucha gente quiera un cambio y es una aspiracion legitima, derecho de todo ser humano, mas sin embargo; No se deben cerrar los ojos ante la corrupcion y la pesima administracion de nuestro pais, tal como esta sucediendo. No hay tal cambio.
Le felicito por su articulo, diferente y muy atinado.
Saludos
Francisco.
soy comunicador social de la region amazonica vivo en tena desde que llego la trinchera a mi correo e seguido con buen criterio para mis oyentes ya que soy director de tres noticieros en r.v.t satelital 101.3 para la region espero que siga con el mismo criterio para el bien del pais felis año mi cel.088554933