Mantener la esperanza

Hace pocas horas atrás recibí un e-mail impresionante, el mismo que por obvias y valederas razones lo estoy compartiendo con muchos amigos con la finalidad de que al observarlo y tratar de asimilarlo (con el corazón por supuesto), sus contenidos nos den un fuerte sacudón y nos hagan sentir más humanos.

Dicho e-mail trata sobre nuestra conducta frente a eventos que día a día se nos presentan, de diferentes tamaños y en diferentes circunstancias, pero que generalmente la carga que estos problemas conllevan, no son nada comparables con una realidad cruda y desproporcionadamente fuera de contexto en relación a lo que significa, por ejemplo, el hecho de que en otros países ubicados dentro de nuestra esfera, millones de famélicos niños se mueran de hambre diariamente frente a nuestros ojos, mientras nosotros vivimos quejándonos por cosas triviales, cuyas soluciones están casi siempre a nuestro alcance.

Quiero compartirles que me he caracterizado por ser poco paciente en algunos de mis actos, claro, tener que cambiar mi actitud en momentos especiales, y obligado por las circunstancias, me ha costado uno que otro “pequeño sacrificio”. Pero a fin de cuentas luego he entendido que tal decisión al final valió mucho la pena.

El hecho mismo de estar cobijados bajo un país lleno de interminables cúmulos de riquezas y de recursos para otros desconocidos, y de ser parte de una geografía generosa con cada uno de nosotros, eso ya nos convierte en entes privilegiados. Mas sin embargo poco o nada hacemos por sustentarnos en actitudes positivas que a corto, mediano y largo plazo nos convertirán en ciudadanos prósperos. Pero eso si, en mejores seres humanos, y más a tono con nuestras propias realidades, y capaces de tender la mano a nuestro prójimo, tan solo con el único afán de servir.

Sabemos muy bien que este año ha sido bastante duro para todos, somos consecuencia además de la globalización de muchos problemas originados en otros países del primer mundo, problemas que bien se pudieron amortiguar un poco si aplicábamos a su debido tiempo el estratégico recurso de la previsión. Es que resulta extremadamente inverosímil creer que toda aquella maraña de problemas económicos provenientes de otras partes, podrían no habernos afectado. Pensar así, por decirlo menos, nos estaría convirtiendo en terceros incluyentes de una debacle socioeconómica con resultados catastróficos a la vista , y a muy corto plazo.

Yo siempre he sostenido a manera de metáfora, que cuando Dios creó el mundo, lo hizo en 6 días (de lunes a sábado), nos dio vida, nos proveyó de una interminable flora y fauna, nos llenó de valles, ríos, mares, montañas, convirtió cada rincón de este hermoso planeta en magistrales paisajes, mas Dios dijo querer descansar el séptimo día (domingo), pero se dio cuenta de que aun faltaba un poquito más: “Repartir las bondades por el mundo”. Entonces, aquel domingo decidió meter todas aquellas bondades en un saquillo, y con el a cuestas emprendió esa última tarea a fin de repartirlas por el mundo, pero resulta ser que cuando paso por el ecuador, aquel repleto saquillo ¡se rompió!, y todas esas bondades, y cada una de ellas cayeron aquí en nuestra patria, convirtiéndonos sin duda alguna en un país excepcional y de inmensos privilegios.

El problema: Se nos avecinan días muy duros. Mi propuesta: Sin dejar de lado la objetividad de nuestras perspectivas políticas, sin dejar de llenar el mas mínimo espacio con nuestro aporte ciudadano, sin dejar de ser cada día mas humanos, analizando a profundidad el contenido de nuestras metas, y sin dejar de perder una a una nuestras esperanzas, esta vez y a partir de este 1 de enero del 2009, logremos despertar a la culminación exitosa de nuevos retos.

MUCHA FELICIDAD, MUCHA PAZ Y MUCHO AMOR PARA ESTE NUEVO AÑO.

(CREO QUE JUSTIFICADAMENTE LO MERECEMOS)