Herodes, los sacerdotes, los ancianos los letrados, cerca están, y no buscan, ni encuentran al que es su Dios.
Sabiendo las Profecías, teniendo las Escrituras, indicándoselo a los Magos el camino del Portal; no salen de su palacio; lo que es costumbre no dejan, ni de sí mismos se alejan para ir hacia Belén…
Los Reyes Magos de Oriente: los paganos, los lejanos, los extraños a Israel; pasando dificultades, afrontando aventuras, caminando de tan lejos, vienen, se postran, adoran: lo que traen se lo dan…
Herodes: los Cardenales, los Nuncios y los Obispos, los Curas y los Vicarios, los Diáconos y los Lectores, las Monjas y los Priores, cristianas comprometidas, cristianos de compromiso, los que oyen la Misa diaria…
Los Centros de apostolado, las Conferencias de obispos, los Sínodos, las Asambleas, los que dirigen las Curias, y que exigen la catequesis a todos los Catequistas; los Cantores y Organistas, Ministros de Comunión…
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Los que tienen a Jesús ahí cerca, en la Hostia Santa; los que manejan su Biblia, los que poseen Doctrina; los sabios de biblioteca e ignorantes de Sagrario; que a los otros dan dulzuras y tienen su boca amarga…
Los que enjuician a este mundo, y descubren la tiniebla que cubre la negra noche que envuelve toda la Tierra, en esta Era cristiana, ya sin Cristo y post cristiana, y descubren las inmundicias de éste mundo tan inmundo….
Los que huyen de conflictos a fuerza de ecumenismo, y confunden el Bautismo con el rito del Budismo y comulgan Comuniones con las otras religiones y hablan a lo humano, olvidando lo divino…
Los Magos con su aventura, exclaman hoy a su modo lo que ya Nietzsche, el ateo, con burla y sorna decía: “¡Más salvados tendrían que parecerme Esos cristianos ‘salvados’ para que yo de veras creyera en Cristo, su Salvador!”
¡Nosotros, entre tesoros de Gracia y de Verdad, de Belleza y Santidad, tan distantes del Buen Dios! Sobre todo: ¿Qué hemos hecho del Pan de Amor y de Vida, El Sacramento Mayor, la humilde Eucaristía?
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