Igualdad Perversa

Imagine usted que el estado gastase en educación pública la misma cantidad de dinero por familia; suena igualitario, pero en realidad sería tremendamente injusto pues las familias que tienen 8 hijos recibirían lo mismo que aquellas con un sólo hijo, 7 se quedarían sin educación o recibirían una de inferior calidad.

Sin embargo, esto es lo que sucede con el 34% de las asignaciones a las 29 universidades públicas que según el diario EXPRESO ascendieron en el 2008 a 438.533.454 dólares. De las 29 universidades 6 están en Pichincha, en Manabí como en Guayas hay 4, en Chimborazo y Los Ríos hay 2 y las 11 restantes están en provincias con una sola universidad pública. Según la Ley vigente es el CONESUP el ente encargado de establecer cómo se distribuyen los recursos y en la práctica utilizan la fórmula que fue establecida por su antecesor, el CONUEP, en donde los rectores votaban “por igual”, es decir otra barbaridad, pues el voto del rector de una universidad con 294 alumnos valía lo mismo que el de una con 79.088 alumnos, 269 veces más.

En definitiva, la aberración proviene de tratar como iguales a los desiguales: dar un mismo plato de comida a una familia de 1 miembro que a una de 8. Si el error lo cometieran políticos o los asesores de los legisladores, podría quedar la duda si lo hacen por calculado interés o por brutalidad, pero que lo hagan allí donde están los rectores de los centros educativos de mayor nivel no deja lugar a dudas. El resultado de esta perversidad es que hay universidades como la FLACSO, materia gris del centralismo y de este gobierno, que reciben $ 7.800 dólares anuales por alumno, mientras otras como la de Guayaquil o Milagro deben resignarse con 776 y 957 dólares por alumno respectivamente. En el oriente hay una que recibe casi 10 mil dólares por alumno, sería interesante saber quien detenta su control político.

Cuando presenté la Ley del 15% la fórmula propuesta fue que el 60% del dinero se repartiera según las necesidades básicas insatisfechas y 40% según la población. Un asesor que odiaba a Guayaquil convenció a una influyente diputada socialcristiana de que el 50% debía repartirse en partes iguales, como si lo que hay que tratar por igual fuesen las ciudades y no las personas. Guayaquil, que tiene la misma población que 143 ciudades juntas, habría recibido lo mismo que cada una de ellas; nuevamente, un sólo plato de comida (obras) para 143 personas!. Como todos los argumentos fueron insuficientes para que ella entre en razón, tuve que recurrir al en ese entonces Alcalde Ingeniero Febres Cordero para que por teléfono la haga “entrar en vereda”, finalmente se aprobó un 10% en partes iguales, debido al chantaje de los diputados de las provincias llamadas “chicas”.

Hay muchos otros ámbitos públicos en donde se aplica esta tonta y muchas veces perversa fórmula de “igualdad” entre desiguales que pulveriza el derecho constitucional a la igualdad de personas; el cambio de época no ha sido capaz de cambiar esta brutalidad.