Los hechos demuestran que en los cientos de años comprendidos entre el 1200 DC y el 1900 murieron cientos de miles de personas; así como otros tantos fueron torturados y se cometieron barbaridades en las cuales se procedieron incluso a raptos de niños en nombre de Dios. La santa inquisición se convierte en el centro del odio y la motivación esencial del repudio a la Iglesia Católica, porque era la manera de oprobiosamente controlar al hombre por parte de un supuesto poder superior. Maneja la publicidad y una aureola de verdad incuestionable. El que se oponga a la Santa Inquisición corría peligro de muerte.
Los extremos de la verdad propia, que no admiten la posibilidad de la equivocación llevarán a la vivencia de extremos en los que lo primero que peligrara será la libertad, porque es necesario acallarla para hacer brillar su supuesta única verdad, la del santo inquisidor, caudillo, o llamase como quiera autocalificarse el detentador del poder que utiliza los métodos de esa oprobiosa institución para hacerse de los absolutos poderes, manejando la verdad, diciéndola a medias o creándola a la conveniencia para en su nombre, hacer vivir a los pueblos en la norma que considera correcta…