22 noviembre, 2024

El Río no vota

Esta muy válida observación la hizo un amigo mientras discutíamos el abandono que sufren los ríos de la cuenca del Guayas a pesar de que existen organismos supuestamente dedicados a su cuidado.

Citamos un interesante informe: “Hasta ahora no se han hecho estudios técnicos completos para buscar la solución de las varias dificultades que se han presentado y que impiden el libre curso de las aguas en los ríos del litoral, lo cual no sólo dificulta la libre navegación sino que obstaculiza el drenaje eficiente de importantes y ricas zonas agrícolas, habiéndose nulitado ya para el trabajo agrícola extensas regiones que antes eran adecuadas para toda clase de cultivos (…) todavía no se conoce a fondo el problema, pero sí se debería este año comenzar los estudios necesarios…” Este informe, que parece hecho ayer, es del Ministro de Obras Públicas en el año 1939. ¡Hace setenta años!

El descuido de la cuenca del Guayas no es nuevo. Desde tiempos de la colonia se pueden leer en actas de cabildo el trato que se daba a l creciente problema de pérdida de área cultivable así como los efectos sobre los colonizadores. Casi no se habla de efectos sobre los nativos porque ellos sabían convivir con la naturaleza y lejos de desafiarla y atacarla, como hacernos los modernos habitantes de toda esta cuenca hidrográfica, vivían en armonía con ella.

El primer gobernante que se preocupó efectivamente de la situación de la cuenca fue Gabriel García Moreno, quien importó dos dragas con el fin de limpiar el lecho de los ríos más traficados. Luego debían venir otras para cubrir otros ríos, pero la desaparición de García Moreno significó el abandono del servicio de dragas y a poco tiempo ya no funcionaban por falta de mantenimiento. Por supuesto, no se trajeron las demás dragas.

Recién después de mediados del Siglo XX se retomó en serio el tema del manejo de la cuenca del Guayas, pero a pesar de los trabajos realizados por varios gobiernos, incluyendo este, continúan los mismos problemas porque no se ataca el mal en su raíz: La deforestación de las cuencas altas y medias y el dragado de los lechos de los ríos para mantener o aún incrementar su capacidad portante. Lo que hacen es construir muros, gaviones, by-pass y otras obras de infraestructura, que son obras lucrativas para quienes las construyen y luego reconstruyen, pero no se solucionan los dos problemas fundamentales porque no sería buen negocio hacerlo, ya que no tendrían los trabajitos permanentes y sus utilidades y comisiones resultantes…

Cierto es que aunque se reforestaran las cuencas y se mantuvieran dragados los lechos de los ríos habrían años en que se darían inundaciones, pero serían la excepción por eventos como el Fenómeno El Niño, no la regla en “inviernos secos” como éste.

Si con este “invierno seco” estamos viendo situaciones como la de Taura, Puerto Inca y otros lugares, ¿qué pasará en todas las cuencas hidrográficas cuando nos venga el próximo El Niño?

El río no vota, pero sí votan los afectados por él. ¿Votarán otra vez por quien ha dilapidado fondos en “emergencias” políticas?

Tomado de diario El Expreso

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No hay comentarios

  1. Lo felicito por tocar un tema de tanta importancia, pero como usted dice, el río no vota. No puedo entender la capacidad de encantamiento o entontamiento que tiene nuestro pueblo menos ilustrado, que dá preferencia a las ofertas y mentiras que oye, a lo que ven sus ojos y palpa la triste realidad que estamos viviendo en este desgobierno, corrupto y perverso.

    Pero por lo menos algunos asalariados del gobierno han de leer sus comentarios y es posible que tengan algún interés personal en el agro, que los mueva a interesarse por un asunto de tanta magnitud como prevenir tragedias mayores cuando la naturaleza cumpla su ciclo de lluvias torrenciales, denominadas El Niño.

    Aprecio y agradezco en todo lo que vale su entrega patriótica y desinteresada.

    Irene Hurtado Yunes
    Guayaquil

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