22 noviembre, 2024

Antídotos

Cuando escuchamos esa palabra la asociamos de inmediato con “salvación de vidas”, por supuesto, en los casos de los ataques de serpientes venenosas, por ejemplo, los antídotos pueden ser milagrosamente útiles para la víctima. Hoy, aprovechando este espacio, esta ventana hacia su intelecto quisiera transferir el concepto señalado hacia otro tipo de “salvación”, aquella que puede darse cuando hemos sido contaminados con los fatales venenos de los filtros cognitivo-afectivos o con los siempre peligrosos contagios de los antivalores y sus subsecuentes actitudes humanas evidenciadas en la conducta.

¿Es posible?. Si la prevención no surtió efecto porque ni siquiera nos dimos cuenta del proceso por el cual se nos “enfermó” de soberbia, de rigidez mental, de polarización de la mente, etc, por nombrar sólo tres de los más comunes filtros mentales; si en clara oposición a los principios universales inmutables como el respeto a la vida, el cuidado de la naturaleza, la comunicación interpersonal asertiva, etc, se nos mostró para el aprendizaje antivalores limitantes como la impuntualidad, la falta de solidaridad con el prójimo o la carencia de responsabilidad ante nuestros actos, es evidente que los “antídotos”, el concepto de lo que significa un antídoto se justifica antes de hablar de “curación”. Lo mismo podría decirse de los hábitos negativos, los cuales, por repetición constante llevan al establecimiento de los vicios cuya mayor característica es la de acercarnos rápidamente a la despersonalización es decir a la pérdida de nuestra cabal naturaleza como seres humanos. En fin…

Desde mi perspectiva siempre ha de trabajarse con el pensamiento, habida cuenta de que los aprendizajes –y todo aquello de lo que hemos hablado se ubica en ese rango- son difícilmente erradicables una vez establecidos entre neurona y neurona o entre sus conexiones –para expresarlo mejor-. Cuando decimos que muchas cosas de lo que hemos aprendido nos estorba para el crecimiento personal y que debemos “desaprenderlo”, estamos hablando de la secuencia por la cual cambiamos literalmente lo insano por lo sano, a través de un proceso que la educación –escolarizada o no- puede y debería llevarlo a cabo.

Los antídotos –metafóricamente hablando- vendrían a ser aprendizajes que establecidos de manera voluntaria, sistemática, deliberada y constante por el sujeto, mediado por un guía externo primero y por sí mismo después, que son capaces de reemplazar en la descarga a aquellos que consideramos negativos para el cumplimiento de una vida fructífera, exitosa, eficiente y efectiva. Por ejemplo, el temor a hablar en público puede trabajarse adecuadamente en los seres humanos cuando está establecido, partiendo de programas especiales de desarrollo de la autoestima y de seguridad personal basados en el conocimiento y reconocimiento inicial de las fortalezas, debilidades, etc, de ese sujeto. Una vez implantado el antídoto, conscientemente y con técnicas adecuadas los cambios pueden ser impresionantes y positivos aunque nadie pueda asegurarnos que no pueda volver el aprendizaje anterior habida cuenta de que muy difícilmente desaparece de las entrañas del cerebro. Lo cierto es que el antídoto, el aprendizaje nuevo y positivo le gana en la descarga lo cual genera otro tipo de conductas que a fuerza de repetición se fortalece.

Una querida amiga me decía… “¿cómo haces para sonreir con afecto después de habernos dado una retroalimentación tan dura?”. Me puso a pensar ciertamente… Creo que se basa en el convencimiento pleno de mis valores, uno de los cuales es el amor al prójimo, pues si no… ¿cómo podría decir que soy cristiano?, luego el establecimiento de un antídoto que vence constantemente al aprendizaje inicial –“¡la gente no merece confianza!”, “¿qué irán a pensar de mi?”- fruto de la educación un tanto áspera de los años setenta y finalmente la voluntad de practicar, practicar, practicar de manera deliberada, consciente y sistemática guiado por principios universales que a fuerza de observarlos marcan mi visión de futuro y mi misión de vida. No es cuestión de santidad, para nada, es cabal convencimiento de que el paso fugaz por la vida debe dejar huellas marcadas en la simpleza de una vida de servicio y de cumplimiento claro con la naturaleza que es Dios y con mis semejantes. ¿Le parece?

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  1. He. Muy fundamental su pensamiento Dr. Es lógico porque cada véz estamos viviendo en una sociedad donde príma lo material, y lo verdaderamente primario como son los valores los estamos dejando a un lado sin medir concecuencias,, tambie creo que somos una sociedad poco contructiva en lo que se refiere a los valores de los demas y somos capaces de señalar y lo más peor aún creemos que estamos preparado para jusgar y nos burlamos de aquellos que practican el vien,

  2. Habria que preguntarse: Por que el Ecuador cayo en esta gran farsa?…..
    No tenemos culpa de aquello quienes preparamos a las juventudes, enseñando un camino equivocado, sobre todo con nuestro ejemplo?

  3. ROBERTO, EL AMOR QUE USTED PONE AL MOMENTO DE EDUCAR Y TRANSMITIR SUS CONOCIMIENTOS, NOS ESTA DANDO UN PASO HACIA ADELANTE , AL CAMBIO A MEJORAR LA ESPECIE, A RESCATAR AQUELLAS COSAS QUE ALGUNOS HABIAMOS OLVIDADO.
    UN ABRAZO

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