El fiasco. Las elecciones primaras de Alianza País, asesoradas por el Consejo Nacional Electoral, desnudaron las verdaderas flaquezas de ese movimiento aprendiz de partido político serio. Las canalladas que se tiraron unos a otros, con insultos incluidos, nos demostraron que la calidad humana de los revolucionarios es igual de baja que sus pretensiones para salvar a la Patria. Si el CNE asesoró este descalabro electoral primario, no quiero ni saber cómo se desarrollarán las elecciones generales de abril.
El sinvergüenza. La constitución esa que nos vendieron como la mejor del mundo, la más avanzada del universo, es pisoteada sin despeinarse por este régimen que con su mayoría parió los artículos corregidos luego ortográficamente por el Dr. Mera Giler cuarto aparte en Montecristi. El Art. 113, numeral 6 de esa constitución obliga que los servidores públicos que deseen correr como candidatos en elecciones pueden hacerlo solicitando previamente licencia con sueldo. Omar Simón, sociólogo (no sé si de los vagos como decía León Febres Cordero) y sayón de Rafael Correa que preside el CNE interpreta junto con sus compañeritos revolucionarios que la LOSCCA da la salida para permitir candidatos y burócratas a la vez con sueldo. ¿Interpretan un texto constitucional tan claro con una ley anterior, pasada, vieja, emitida antes de su constitución? Increíble pero cierto.
La bata alzada. Los otrora ejemplo de organización comunitaria y democrática, los indígenas, están más fraccionados o partidos que trasero de jinete del siglo quince. Andan mendicantes buscando candidatura de un mestizo que los arrope políticamente y no quedarse sin participar en estas elecciones con nueva constitución. Entre ponchos no hay cuadros. Desconozco si la dirigencia indígena alguna vez pensó que a punta de latigazos con fuete o con el verbo iban a poder dirigir sus masas eternamente. La masa no se dirige, se domina. Los pueblos son los que se dirigen, como quien dirige un equipo. Los indígenas se quedaron en la mecánica de quemar llantas y evocar a un cura rojo que les enseñó a leer y escribir. ¿Dónde están los nuevos líderes indígenas? ¿Dónde están los jóvenes mandatarios indigenistas que debieron ser preparados por los hoy viejos dirigentes? Ahí tienen a Mónica Chuji Gualinga de Turner que en lugar de los Ulcuango, Tibán, Santi, Tituaña y demás, prefiere abrazarse y hacer campaña electoral con los dizques nueva izquierda, esa que colgando sotana hizo después campaña y discurso con esta verde izquierda hoy en el Gobierno.
Los nudos de Lasso. Guillermo Lasso Mendoza puso a hervir y temblar a Guayaquil por partida doble. A la ciudad a hervir políticamente por su cacareada candidatura presidencial, y al banco a temblar por su abandono del timón de una nave que parece tiene en sólo en él capitán, número uno, oficial de guerra y contramestre. Hubiese sido saludable para nuestra todavía adolescente democracia verlo no solo majar lodo en campaña electoral por la Trinitaria o el Cisne dos, sino también ver a un guayaquileño tan inteligente, de ideas y verbo claros debatir arduamente en esta arena política con el aliciente y la tranquilidad que da la fortuna que acompaña a él y su familia. Una lástima. Otro así no nace todavía: inteligente, de lo que se sabe con algo de vocación cívica, maduro y sereno por los años, y de paso adinerado…
El gozque. Primero fue amigo inseparable del Robespierre criollo que tenemos en Carondelet. Se abrazaban, caminaban juntos, hacían campaña a brazo partido contra la partidocracia. Uña y carne; roto para un descocido; Alfredo Adum para Abdalá Bucaram. El Robin de nuestro Batman verde. Hasta que el temible Dicasterio de la Fe revolucionaria, altiva y soberana (el Buró Político) le dijo hazte a un lado. Y se hizo. Luego también se hizo, pero el estrecho. Batman el día del referendo por la constitución lo fue a buscar a su casa. Vamos a votar juntos le dijo. Robin se hizo esperar como novia de pueblo. Finalmente bajó y medio se palmearon por ahí. La ruptura era y es evidente. En tiempos electorales faltaba que hasta los GLBT le pidieran para que sea candidato a presidente de esta república. Él no quiere serlo. Es que está resentido. Es Alberto Acosta.
Los incoherentes. Gozo de la sana amistad de amigos y conocidos que forman parte de este Gobierno. Tal vez no sean partidarios ideológicos (si es que PAIS tiene ideología que no sean los humores mañaneros del Gran Jefe) pero cuando pueden defienden las medidas de ajuste que se estudian en Gabinete. A veces hasta agreden verbalmente en privado y en frente mío a críticos del Gobierno, compañeros de columna y amigos de almuerzo de jueves celestes y blancos con el suscrito. Pero también en privado, luego de defender al Gobierno, hacen llamadas a funcionarios de grandes bancos internacionales del sistema capitalista neoliberal explotador así como los cataloga su presidente. ¿Para qué llaman? Para sacar sus dineros fuera del país. Temen que se vuelva pronto inevitable la desdolarización de nuestra economía ante la batahola de gasto público sin control de nadie. Quieren salvarse. ¿Y el ciudadano de a pie? Que sigan oyendo las sabatinas.