En estos momentos el país se asemeja a un enorme absceso, doloroso, maloliente y que exuda pus por todos sus costados. ¿El país, o mejor sería decir el PAIS?
No hay día que pase sin que algún suceso bochornoso, de esos que provocan vergüenza ajena, pringue las páginas de los diarios o empañe las pantallas de los televisores. Ya no solo se trata de los bárbaros procedimientos que desde los primeros días arrasaron con lo poco de institucionalidad que quedaba en Ecuador y que terminaron de enanificar esta democracia bonsai que siempre fuimos. Me refiero a la tala sistemática de la función legislativa por la mañosa y amañada destitución del legítimo congreso, primero, y del de los manteles, después. Una a una fueron cayendo las instituciones políticas concebidas no solamente para mantener la democracia – cuando esta, aunque enclenque y coja se mantenía aún en pie – , sino que en gran medida son la democracia misma: Tribunal Electoral, Tribunal Constitucional, Poder Judicial. Así se llegó, por procedimientos torcidos a una Constitución más, de aquellas que en Ecuador mueren simultáneamente niñas y violadas. En este caso, violada contumazmente por los mismos que la hicieron, la votaron y apresuradamente la parieron. Aunque voces altas y estridentes alegan que no la hicieron, sino que se las dieron haciendo desde Iberia, mientras algunos asalariados locales la formateaban con la misma celeridad con que los otros la votaban.
La infección es crónica. El paciente, en estado crítico, cada vez dispone de menos anticuerpos, porque el ser de esta enfermedad – enfermedad política, se entiende – es tirar abajo el sistema inmunitario de la sociedad: la institucionalidad, la representatividad, las libertades, la democracia misma.
Las dos últimas fiebres son las harto comentadas primarias de PAÍS y la descalabrada irrupción de Chauvin y sus compinches en el horizonte político. En cuanto a la “primarias”, constituyen un sol tan radiante en irregularidades que ni con parasol pueden taparlo, peor con un dedo. Si embargo, no se entiende por qué estas irregularidades asombran tanto, si lo que ha sucedido era completamente esperable. Alianza PAÍS surgió como la estrategia populista de campaña de diversos sectores que no tenían nada de común entre sí, excepto la ambición desesperada por encaramarse al poder y gozar de él, de ser posible por los siglos de los siglos. En ese puchero se cocinaron ecologistas e indigenistas infantiles, emepedistas y alfaristabolivarianos garroteros y tirapiedras, pequeñoburgueses forajidos, sociólogos vagos y ocupados, cheguevaristas esnobistas, sidéreos teorizantes, pelucones, muchos pelucones que son los que pusieron la plata, ex-bucaramistas avispados (que antes fueron comunistas) y probablemente algunos ingenuos que no sabían en qué carro se montaban. De la alianza de todos ellos, más un considerable contingente de bienintencionados, surgió Alianza PAÍS.
La mayor parte de esa tropa, mejor dicho, la oficialidad de mediana y alta graduación, provino de los viejos partidos políticos y el resto, de algo peor: los mal llamados movimientos sociales y ONGs. Es lógico entonces, que la primera táctica de esa estrategia haya sido arremeter hasta aniquilar a los partidos preexistentes, dado que era la competencia que para poder reinar había que eliminar. Eliminar, para poderla reemplazar, eso sí, sin competitividad. Eso, en economía se llama monopolio y en política totalitarismo. Sin embargo, la gente, las motivaciones, los procedimientos y la experticia que antes lograron en la antigua política es la misma. Por eso, en esa gran marmita se dan las mismas peleas a dentelladas, trompicones, zancadillas, mentadas de madre y puñaladas. Los mismos procedimientos de cacique y caporal, los nudos y amarres de antes, los dedazos y maniobras de siempre. Al fin y al cabo, es la misma jeringa con nombre cambiado. ¡La partidocracia ha muerto, viva la nueva partidocracia!
Chauvin es una papa tan caliente que no solo impide llevársela a la boca, sino que hasta es imposible sostenerla en las manos. Su solo nombre hace estremecer hasta el propio presidente. Es que con él vuelven a actualizarse los rumores de vinculación directa de gente de PAÍS con las FARC y el narcotráfico, que estuvieron en el tapete durante la primera campaña electoral, y que hizo decir a muchos, aunque nadie pudo probarlo, que la ultra millonaria campaña se financió no solo con cuentas de bolsillos pelucones, sino con dinero terrorista y del narcotráfico.
En ambos casos, el gobierno busca culpables y es seguro que no parará hasta encontrarlos. Así es como las culpas colectivas se lavan con la sangre de algunos chivos expiatorios, como la pócima del olvido borra los peligrosos rumores, los comentarios desestabilizadores que se reflejan en las encuestas. Por eso hay que expulsar y vilipendiar a los protestones de las primarias y perseguir hasta encontrar a Chauvin. Es urgente encontrar a un culpable único o dos o tres identificables, de lo contrario la gente en busca de culpables es capaz de empezar a mirar más arriba y a otros lados.
Nunca tan bien enumerada, ni tan bien descrita la fauna, al rededor de la cual, emergio esta chapuza.
Como todos sus articulos, interesante.
Un artículo claro, valiente, directo y frontal. Confirma mi hipótesis de que algunos sujetos políticos ingresan a este campo como un síntoma de su locura. Deberían encerrarlos en el psiquiátrico.