Cierta fabula medieval nos cuenta que un recalcitrante y prepotente monarca, quien cada vez que quería sacar a flote sus reprimidas ganas de perjudicar a sus súbitos, le preguntaba al más cercano de sus acólitos: “Oye tu, dime…que hago ahora con el pueblo”.
Su rastrero asistente velozmente le respondía: ¡JODERLO MI SEÑOR..JODERLO! . Entonces, como aquel perverso monarca lo único que sabía hacer era precisamente aquello, ya ustedes podrán imaginar las cosas que a continuación realizaba tan infame personaje.
El burlesco y desmadrado proceso constituyente, mal parido en Montecristi, del que tanto se ufanan quienes ahora ostentan el poder, y en el cual participaron más de un curita, así como los eternamente oportunistas del MPD, los radicales comunistas, los trasnochados izquierdosos soñadores de cafetín, los indígenas avispados, los confesos infiltrados, y los miembros de la tan famosa revolución ciudadana son la causa, nada más ni nada menos, de una verdadera antítesis de la moral y de la lógica democracia de este país.
Los resultados de una gestión administrativa y política protagonizada por parte de muchos funcionarios de primer nivel de este gobierno en el transcurso de esto 2 primeros años, comprometidos en asombrosos actos de corrupción (cito solamente dos de ellos: Caso ex Ministro Carrión y caso Chauvin), son la tónica de un estado de putrefacción y descomposición purulenta por la que este jodido país está atravesando.
Estoy completamente seguro de que si todos las denuncias públicas hechas al respecto, la mayoría de ellas comprobadas, cuyos ilícitos hubieran sido realizados por cualesquier funcionario de cualesquier otro gobierno, entonces la cosa ya hubiera sido diferente. ¡Pero que va! , no olvidemos que estamos inmersos en un supuesto proceso de cambio en el cual se enarbola la bandera del socialismo del siglo 21. Y claro está, debemos entender que estamos también viviendo el proceso de la famosa “revolución ciudadana”.
Por respeto a mis lectores y a mis conciudadanos, estoy reprimiendo mis justificadas ganas de decir muchas cosas más, dejando de utilizar incluso vocablos de grueso calibre, pero como además estoy atravesando por un delicado estado de salud, prefiero por esta vez calmarme un poco y hacerle caso a mi médico de cabecera.
Eso sí, rechazo enérgicamente todas esas inmorales actitudes, pues creo también que ya estamos pisando fondo con la cantidad de relajos protagonizados por parte de quienes, aprovechando la ingenuidad de los que en ellos creyeron, hábilmente vendieron sus imágenes y se dieron a conocer como los buenos de la película, aunque en la intimidad de sus intenciones sean la peor escoria humana.
Entonces…, !Basta ya!
Como siempre, cuánta verdad encierran sus palabras! No sé qué me deprime más: si la corruptela a todo nivel de este gobierno, con sus alzamanos, y comunistas pipones y aprovechadores o el entontamiento de esa gran mayoría de ciudadanos que continúan creyendo y apoyando al Atila del Siglo XXI, que en su ambición desmedida y perversa está destruyendo lo poco que hemos avanzado en democracia, libertad y seguridad jurídica y política. Cuide su salud, que hombres como usted es lo que esta pobre patria necesita desesperadamente.
Irene Hurtado Yunes.
Guayaquil.
LO que pasa es que los ecuatorianos tenemos poca memoria: Que lejos ha quedado el incidente de Angostura, y toda la payasada con la que se lleno este gobierno, queriendonos hacer creer que Uribe era el malo. Que verguenza y dolor para nuestro pais el hecho de que este gobierno se vea comprometido en temas tan delicados como inmorales, relacionados con el narcotrafico. ¡CARAJO, YO CREO QUE NOS MERECEMOS MEJOR SUERTE!
TIENE USTED TODA LA RAZON SEÑOR RAMIREZ: ¡YA BASTA!