23 noviembre, 2024

¿Qué nos pasa?

En el último artículo comenté, cómo se pretende destruir a las Fuerzas Armadas, hice notar que se está distrayendo de sus funciones naturales, como por ejemplo entregando a la Armada Nacional una de las empresas estatales con mayores problemas y peligros de sus administradores y casi inmediatamente surgieron denuncias de coimas, contratos fraudulentos y otros.

Supongamos que las mismas son falsas, pero ya la Armada saldrá embarrada; las papeletas electorales se imprimían en papel especial de seguridad y bajo el control estricto de los guardianes del proceso, en el Instituto Geográfico Militar; ahora se cambia y ya sin control prácticamente se entrega a empresas particulares; ¿podrá hacerse por ejemplo en aquel papel que se borra la tinta, y que permitiría cambiar el voto y burlarse de la voluntad de aquellos que no creemos vivir en el paraíso socialista siglo XXI y que estamos conscientes del caosreinante?

Igualmente se da el derecho al voto a los miembros de las Fuerzas Armadas, con lo que obviamente se las politizará, porque pueden surgir campañas, divisiones, partidismo, etc., que además deja sin protección el sufragio; es lógico que el sufragio es un deber y un derecho, pero no para los guardianes y garantes del proceso; sin embargo también ahora ya que sufragan podrán ser activistas y candidatos para funciones públicas civiles;

Considero que es muy fácil manejar la voluntad popular cuando se pretende la votación de los ex guardianes del sufragio, de la Policía Nacional, e incluso de delincuentes (que han perdido sus derechos políticos durante su cautiverio y la tramitación de los juicios respectivos); sin embargo se les puede manipular y controlar cuando van a votar en sus calabozos o recintos carcelarios, como se dice; de igual manera fácil es manipular a adolescentes que aún no tienen convicciones políticas y pueden ser más que influenciados por el MPD. El último ultraje: resulta irónico que cualquier extranjero se inmiscuya en las campañas y votaciones.

Su majestad el Jefe de Estado luego de crear el término peyorativo de “pelucones”, para denigrar a quienes son la fuerza del capital para el desarrollo del país, declaró en Cuba que aquél país era el ejemplo de democracia, que no aceptó siquiera el Comandante Fidel que no le recibió, como lo hizo a los pocos días con la Presidenta de Argentina y de Chile; añadiendo además que los “burgueses” cubanos abandonaron su país, y en cambio los ecuatorianos se aferran a su tierra para, unidos con la prensa, desestabilizarle; es decir que los ecuatorianos que son el alma del desarrollo del país, deben dejar su tierra, para poder ser reemplazados por ciudadanos de otras latitudes, costumbres e ideologías, chinos, iraníes, y otros. Constantemente en sus intervenciones injuria e insulta a los compatriotas, incluso a la hija de un ex presidente, fallecido en actos de servicio, y por añadidura miembro de la Asamblea Constituyente, le estampó el calificativo de “majadera”, relacionado obviamente con personas envueltas en estiércol; en cambio un día viernes tuvo frases muy duras para un cuestionado ex Subsecretario de Gobierno de su régimen; pero, al día siguiente, el sábado, le pidió disculpas por haberles ofendido a él y a su señora; hecho que nunca a cumplido para personas respetables.

Lógicamente era para que el sindicado desmienta sus primeras declaraciones y cambie el lugar de las siete reuniones con el difunto Jefe de las FARC Raúl Reyes, en cuyo caso ya se removió a la señora Juez que tramitaba el caso, se trasladó a otras funciones a los expertos policiales que tenían conocimientos y pruebas y se trata aún de sustituir al distinguido Fiscal regional Doctor Solórzano, con lo cual Chauvín se envalentona para negarse a cumplir con las declaraciones correspondientes.

Es inconcebible que no haya habido un Ministro de Relaciones Exteriores que le haga conocer que determinado funcionario extranjero hace meses había sido transferido por su gobierno y mientras tanto con bombos y platillos se ordena su expulsión dándole cuarenta y ocho horas de plazo para dejar el país, en donde a la sazón ya no estaba.

Es verdad que estamos viviendo en anarquía e incluso con el príncipe vitalicio nombrado por él mismo, cuando fue elegido solo por el tiempo perentorio que faltaba a los seis meses y dos de prórroga de la Asamblea de Montecristi; y nadie le ha dado esta prórroga indefinida para presidir otra Asamblea y el mal llamado “Congresillo” (palabra despectiva para la legislatura interina creada por ellos mismos), sin la voluntad popular.

No puedo dejar de referirme también a la dictadura del SRI que pretende ingresar a la intimidad familiar y doméstica, suponiendo que todos los ecuatorianos somos delincuentes, con la famosa “Declaración del Patrimonio”, muebles y enceres que posea la familia. Es muy importante lo que el distinguido jurista guayaquileño Jorge Zavala Egas declaró que debe haber UNA RESISTENCIA CIVIL por este atropello que se presta a dañar el honor y la vida de los ecuatorianos. Hecho además totalmente inconstitucional, pues viola el Artículo 10 numeral 2; el 11 numeral 2, el 60 numeral 20, el 66 en los numerales 4, 19, 20 y 22, de la que el pueblo llama “Gordita Horrorosa” que se nos impuso entre gallos y media noche con enmiendas de “técnicos” extranjeros, fuera de término de la Asamblea, y que para ello se le destituyó al propio Presidente Economista Alberto Acosta.

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Ley para escritores

Después de ser aprobada la “Ley para Escritores”, el 4 de octubre de 1933, Hitler se sentía contento con “su prensa”, como solía decir.

“La confección del contenido intelectual de los periódicos y revistas políticas, publicadas en el territorio del Reich, ejercida como profesión principal o en plan de colaboración aisladas, es un deber público cuyas obligaciones y derechos profesionales determinará el Estado con esta ley. Los portadores de este deber público se llaman redactores. Quien no reúna las exigencias establecidas en la presente ley, no puede ser admitido como redactor”. Esto decía el párrafo 1º de la “Ley de Escritores”, mediante la cual los redactores, que a partir de ese entonces eran los responsables del contenido de los diferentes periódicos, por un lado se libraron de la influencia de los editores, pero por otro quedaron expuestos a la influencia mucho más rigurosa del partido. El redactor, que ocupaba una posición parecida a la de un funcionario, ya no se debía sentir, como hasta ese momento, un colaborador del periódico y un empleado del editor, sino un portavoz del Gobierno de Hitler, que estaba llamado a conducir al pueblo hacia los fines deseados por el partido y por el Führer. “En la persona del redactor así lo formuló Goebbels, o sea, en el trabajador intelectual, empieza la nueva organización…Su idea base es la transformación de la prensa en un instrumento público y su incorporación legal e intelectual al Estado. El trabajo del redactor es una función pública, ya por su naturaleza es uno de los factores más importantes de enseñanza y educación”.

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  1. Brillante, clarísimo, estimulante su artículo Dr. Donoso. Lástima que no llegue a la mayoría del pueblo pensante. Preocupa realmente la impavidez de los miembros de las FF.AA., de los grandes empresarios, de círculos profesionales, especialmente de Derecho.

    I. Hurtado Y.

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