Dos años de desgobierno

O dos años de dañina arrogancia… O dos años de tiempo perdido… O dos años de no saber qué hacer… O dos años de falso liderazgo… De cualquier forma que pueda entenderse estos dos años de administración pública, para desgracia del país, no pasa de ser una involución nacional en todos los aspectos. La administración centralizada, la concentración de decisiones, la imposición autoritarista, la promoción burocrática desfachatada, el desprecio humano por los derechos a la opinión libre de terceros…

Todo para convertir al país, mediante la presencia omnubilada de un Estado omnipotente, en una cárcel en que la verdad de cada quien está prohibida, en el que la libertad de pensar, la libertad de expresarse, la libertad de confrontar, la libertad de disentir es un delito, que amerita inculpación, que amerita castigo. Todos los poderes en una mano… Justicia, fiscalización, legislación, ideología educacional no significan algo válido sino están marcados por la soberbia ejecutiva.

¿Dos años de dañina arrogancia? ¿De qué otra forma calificar a un gobierno, cuyo ejecutivo pretende ser entendido y atendido como un mandatario principesco? Esto de reclamar por la majestad del cargo, aunque esté incluido en cualquier articulado de política obscena y retardataria tradicional, es una contradicción con los mismos enunciados del insultante marketing de que “la patria ya es de todos” y que “la revolución ciudadana está en marcha”. Sucede, entonces, que lo de “compañero presidente” no era más que el anzuelo eleccionario y, ahora, los “compañeros” votantes, atragantados con sus valores politiqueros de campaña, asumen sin destino la novedad de ser los tontos útiles del circo. Cuidado! La fiebre del poder no baja tan rápido.

Si usted señala el carro presidencial, cuando su majestad lo ocupa transitando por las calles, puede interpretarse como incitación a destruirlo. Ojalá no le toque mirar de frente a su majestad, porque podría conseguir en su contra un juicio por brujería, o por ofensa al significado del poder, por lo que debe mantener la vista hacia el piso como los sirvientes de la partidocracia. ¿Comprende ya, amigo lector, porqué la revolución ciudadana está en marcha? Pues, por fin, la patria ya es de todos… los que están de acuerdo en convertir sus vértebras en bisagras, y subsistir en una vida genuflexa de reconocimiento al innombrable e intocable…

¿Dos años de tiempo perdido? Era el mejor momento para abrir, realmente, un camino de desarrollo social, de buen nivel de gestión productiva, de terminar en serio con el basurero de la política de amarre, de nepotismo, de contratos a dedo. Aparecía, por fin, la posibilidad de hacer realidad eso de formar ciudadanos con pensamiento propio y no borregos ni sigue monos. O sea, conseguir o al menos promover, sin brabuconerías ni programas de marketing amañados, el pedido pendiente de “nacionalizar” el país, de darle identidad tal cual lo planteara hace casi dos siglos Vicente Rocafuerte Bejarano.

Pero la vida política del país está fluyendo hacia el vacío. En apenas dos años la identificación del actual gobierno con los métodos y apetitos de la tan criticada partidocracia y del denominado sistema económico neoliberal, es algo innegable. ¿O no es parte de este enjuague la tan defendida ley de minería, a favor de las grandes empresas y no precisamente bajo el mandato constitucional de la defensa de “los derechos de la naturaleza”? tan poética y líricamente defendidos en la época de los alza manos.

¿Dos años de no saber qué hacer? Todo es un caos. Caos económico. Caos judicial. Caos social. Caos diplomático… Si hasta la propia constitución es violada cada triquitraque. Claro que entre gallos y media noche apareció como parto de montes, con un texto en contradicción y además con una cola ilegal, para amarrar un congresillo que legisla sin ninguna autoridad. Se habla de que la moneda nacional seguirá siendo el dólar americano, pero un poco a escondidas aparece algún documentillo en que se denuncia la idea de incentivar un bimonetarismo.

La deuda pública se la declara ilegal y sin obligación de pago y horas más tarde hay disposición gubernamental de hacerlo y hasta de comprarla “legalmente”. ¿Y lo grotesco, contra toda lógica económica, pretender sacar adelante el desarrollo nacional mediando solo reparto de dineros y productos por emergencia, sin ningún plan, peor un proyecto de Estado capaz de ser supervisado, evaluado y reciclado? ¿Y Cenplades sinónimo de planificación? Igual que el Inahmi. Dando golpes de ciego sin acertar en nada. Al parecer, el tan cantado socialismo del siglo XXl, involución a los inicios del siglo XIX, quedó paralizado y sin cuerda…

¿Dos años de falso liderazgo? Sólo marketing publicitario. Permanente empuje de propaganda llenando los ojos del consumismo politiquero para negociar, con trampas, un producto malo. Pernicioso. Por cierto, son cosas que responden a un vacío de poder, por el desgaste político de tantos años de una desvencijada y sesgada democracia. Por eso la facilidad de una verborrea fascistoide insultante. No hay información oficial objetiva, coherente, capaz de servir a la gestión productiva nacional con una participación real y seria de los ciudadanos.

Únicamente propaganda… Además con un recalcitrante, enfermizo individualismo del ejecutivo solucionando todo, usando a la patria como cortina de humo…

Dos años de desgobierno… O dos años de dañina arrogancia… O dos años de tiempo perdido… O dos años de no saber qué hacer… O dos años de falso liderazgo… Elija usted estimado lector. Pero un presidente, con sangre en la cara, sabiendo que todos los días miente al país, no tendría más alternativa que renunciar ante quienes lo eligieron e irse a su casa a un retiro permanente…