Creo que el Presidente Correa no conocía de fondo las actividades de su coideario Chauvin. El simplemente sabía que este proporcionaba fondos y facilidades para lograr el objetivo de triunfar, no interesa el origen o la forma, interesa el fin no el medio.
Es que es algo que no conocen quienes no han militado ni han estado cerca de la posición ideológica de la extrema izquierda, no se debe conocer más allá de aquello que conviene y produce un resultado positivo a favor de la instauración del sistema socialista.
El conocía que algo estaba haciendo el cuadro Larrea, antes de ser gobierno, y cuando ya lo fueron, no importó, siguió en el tema, el nexo de este con Chauvin esta claro y no hay como negarlo. Sabía que había algo, quizás no en detalle, y de igual forma, no se necesitaba saber que y como, si no los resultados.
Hay vestigios muy serios que se estaba actuado a favor de privilegiar la llamada internacionalización de la revolución proletaria, este es el fin verdadero de la llamada revolución Bolivariana, solo cambiada de nombre, es la unión a la que llama Marx al final del Manifiesto Comunista ¡Proletarios del mundo, uníos!, y para ello no importa como ni si el pegamento tiene algo de hoja de coca.
El grave problema que enfrentamos en el tema Angostura, FARC, Chauvin, Ostaiza, narcoguerrilla, narcotráfico, es que se ha minado la credibilidad del gobierno, el gobernante ya no tiene la imagen de limpieza revolucionaria que tanto se empeño en crear, es una realidad que existen casos que salen y aparecen como de la nada y que han ido salpicando esa imagen. Ninguno con la gravedad de este, porque implica varias cosas.
Da la posibilidad de interacción con fuerzas político ideológicas extrañas a nuestra realidad, las FARC y la internacional Bolivariana Marxista, súmele a eso la declarada admiración y calificación de Guevarista (por el Che Guevara) de la llamada Revolución Ciudadana en nuestro país.
Nadie se ha puesto a examinar con detenimiento esta parte, Ernesto Guevara, el mítico revolucionario realmente fue un hombre que preconizaba la solución final o violenta, fusilo y ahorco a mas de cinco mil personas de aparente relación con el gobierno de Fulgencio Batista, ni mas ni menos totalitario que el gobierno actual de Cuba, y a quienes no estaban de acuerdo con el sesgo que estaba tomando la Revolución Cubana.
Bajo ningún concepto, el gobierno de un país puede actuar de manera tal que termine siendo considerado sospechoso de actos ilícitos e inmorales, su actuación debe ser transparente, límpida. Nadie, esto implica a funcionarios, empleados, simpatizantes, familiares de los miembros del gobierno, nadie puede ser protegido graciosamente por el poder central, porque eso precisamente hace sentir que hay situaciones inequívocas de corrupción y cuando el pueblo, el público, el votante, sospecha de corrupción inicia el retiro del respaldo al gobernante y de manera definitiva, de ahí que siempre se hizo la gran propaganda de la incorruptibilidad de Velasco Ibarra, eso le permitió volver una y otra vez a ocupar la Presidencia.
La situación que nos ha llevado a este punto pasa por el fanatismo de quienes hacen de cúpula de la Revolución Ciudadana, no entienden que la soberbia del no aceptar la posibilidad de verdad y bondad en otros sistemas ajenos al buscado por ellos es precisamente el embrión de la contradicción dialéctica de su estructura ideológico política.
El fanatismo es el mayor impedimento para poder ver el verdadero camino hacia una transformación política de nuestro país, el querer sesgar la opinión hacia un solo lado nos va a llevar a que se trunque cualquier camino, porque esto va a ser objetado por quienes no acepten el totalitarismo de ideas incluso dentro de su propio espacio político. Uno y quizás el mas grave de los problemas que se vienen es precisamente el aceptar la universalidad de pensamiento de la militancia del anhelado partido único (gran aspiración de los embriones totalitarios) que será casi imposible por la multiplicidad de intereses, salvo que el canibalismo ya mostrado por Chauvin y Larrea, sea parte de una partitura cuyo opus final sea la depuración de cuadros a favor de una de las tendencias de esta sinfónica, de ahí podremos saber si realmente la cúpula de País estaba enterada de los pasos, justificados por la revolución, de Chauvin, Larrea, Patiño, y unos cuantos mas que no aparecen en público pero que son gestores de ese entente internacional y que buscan el triunfo de esa revolución por sobre los intereses nacionales
