“La Convención Nacional considerando: Que el pueblo de Guayaquil, levantándose contra la tiranía, ha restaurado la libertad en el Ecuador, y que con su ejemplo y auxilios ha excitado a todos los pueblos de la República a sacudir gloriosamente la opresión en que yacían. Decreta: Art. 1° Una acción de gracias al heroico pueblo de Guayaquil por su gloriosa insurrección del seis de marzo de 1845. Art. 2° Que el seis de marzo de todos los años, se celebre una misa de gracias en todos los pueblos de la República. Dado en Cuenca, a 11 de octubre de 1845”.
Esta fecha memorable fue olvidada y recordada intermitentemente a medida que se alternaban gobiernos conservadores y liberales, pero a partir de 1895 se restableció la conmemoración que, a más de las gestas del 10 de agosto, del 9 de octubre, del 3 de noviembre y del 24 de mayo, constituían los hitos libertarios hasta que se agregó el 5 de junio. El 6 de marzo fue recordado a través de menciones de prensa hasta el año pasado y quienes hemos estudiado los hechos históricos de la época podemos decirles que fue un período de civismo extraordinario.
Pero el 2009 se ignoró totalmente la fecha que en su momento se consideró como el comienzo de la auténtica libertad del Ecuador, pues luego del 24 de mayo de 1822 habíamos pasado de ser gobernados por españoles, a serlo por militares venezolanos y en menor medida de otros países de origen. Cierto es que nuestra primera Constitución, de 1830, les dio a los “libertadores” extranjeros la nacionalidad ecuatoriana, pero en el fondo nunca dejaron de ser extranjeros cuando les convenía y ello está documentado históricamente. A partir del 6 de marzo el Ecuador fue gobernado por ecuatorianos.
Los ecuatorianos del presente no tenemos excusa para olvidar una fecha tan trascendental para la vida republicana. Es insólito que una fecha tan importante haya pasado desapercibida por las autoridades nacionales y por la prensa. No es excusa para el campo oficial el que se está trabajando para celebrar el bicentenario del 10 de agosto, pues aún siendo esa fecha magna, no es la única que merece recordación, y no por celebrar aquella se deben olvidar las demás. La prensa, bueno, en cuanto a historia…
El 6 de marzo de 1845 el país desató su hastío por la dominación política que ejercían el general Flores y su séquito. Como en otras ocasiones anteriores y posteriores, la mecha se encendió en Guayaquil y desde ella se regó el fuego de la libertad, llegando en poco tiempo hasta las alturas andinas, donde el pueblo de Cañar fue el primero que lo tomó. La lucha fue ardua, pero exitosa y puso fin a una etapa de dominación extranjera que había mantenido reprimida la identidad nacional. Si bien los ideales y metas de la Revolución Marcista se fueron distorsionando, sus principios subsistieron y se mantienen.
Todo eso lo hemos olvidado al relegar a los libros de historia a la Revolución Marcista, cuando debería de mantenérsela vigente porque la fecha fue trascendente y nos da lecciones valiosas para el presente y el futuro, con el fin de que no repitamos los mismos errores, algo que estamos haciendo ahora mismo…/p>
Totalmente de acuerdo.. Debemos atesorar la historia, honrarla, merecerla..