En día me entere que venía la leyenda del heavy metal y no lo pensé ni dos veces para estar en la fila comprando las entradas.
Esperando y esperando hasta que llegó el día deseado, subirme al avión junto con personas que llevaban el uniforme del día mientras escuchábamos los himnos que iban a ser presentados esa noche tan mágica.
Muchos fanáticos pasaron la noche anterior afuera del estadio Aucas para tener buenos puestos dentro del mismo. Admiré tanto eso, demostraron ser verdaderos seguidores de la Dama de Hierro.
Cuando llegué no sabía en donde estaba parada, tuve que dar vueltas hasta encontrarme con amigos y colarme en su fila. La espera fue cansada pero valió tanto la pena. Sentía que el sol estaba en contra de que estemos debajo de él, pero nuestro deseo tan grande de ver en vivo y por primera vez en nuestro país a la leyenda más grande nos dio fuerzas suficientes para esperar y llegar a nuestra meta.
El momento de entrar llegó, y aunque había que tener paciencia por la requisa que nos hicieron todos estábamos eufóricos por la presentación. Una vez adentro todos corrimos para estar cerca de las mallas, el único impedimento de estar más cerca aún de la Dama.
Algunos sentados, algunos acostados, otros tomando, otros fumando, pero todos estábamos con el mismo fin, la misma espera. Pasaron horas y horas, cada vez era menos el tiempo desesperante. Hasta que dieron las 8 y un poco más, y salió Lauren Harris, la hija del bajista de la Dama de Hierro. Cantó sus canciones pero todos esperábamos algo más. En un momentos se podía escuchar un coro que gritaba: “!Maiden, Maiden, Maiden, Maiden, Maiden!” La emoción estaba creciendo. Cuando Lauren regresó a sus camerinos junto con sus músicos, el escenario quedó vacío una vez más y se escuchaba de fondo las mismas canciones que pusieron al inicio. Pensaron que así nos calmaríamos pero estaban equivocados.
Seguimos con la espera y había momentos en que nos amagaban con solos de guitarra parecidos al himno Aces High, pero sabíamos que la Dama aun no aparecía. Hasta que, ¡por fin! Aparecieron, y se escuchaba un grito en coro de felicidad, lo más esperado por fin había llegado. Todos nos pusimos más eufóricos aun mientras las canciones pasaban y pasaban, la emoción fue tan grande que hasta algunas personas tuvieron que salir del concierto porque se estaba ahogando, otras estaban ebrias y otras drogadas. Por suerte fue un porcentaje bajo de esos casos.
El poder de la voz de Bruce era tan maravillosa que hasta provocó lágrimas en algunos fanáticos del público que se encontraban escuchándolo tan devotamente. De repente se escuchó otro coro que gritaba: “! Olé, olé, olé, olé, Maiden, Maiden!” La gente se estaba volviendo loca y enseguida se ocasionó una explosión artificial en el escenario concordando con los sonidos de la batería y de inmediato apareció el famoso “Eddie” junto con fuego y los gritos del público. Las siguientes canciones fueron espectaculares, las canciones leyenda de la leyenda más grande del heavy metal, Iron Maiden.
Esa noche fue la mejor que he tenido en mi vida, gracias a la música que calma e hipnotiza inconscientemente a la humanidad, nuestra meta fue cumplida.
Lastimosamente por motivos de fuerza mayor no pude asistir al concierto en Quito, pero me queda el consuelo que me los vi en Bogota el año pasado, donde hicimos cola por mas de 12 horas aguantando lluvia y algo de granizo, pero la espera valio la pena. El por que del fenomeno Maiden?? El por que tiene tantos años en el negocio y siempre estan vigente mientras otros mueren en el camino?? La respuesta es sencilla, amor por lo que se hace, dedicacion, calidad musical y escenica, ingredientes para convertir a una banda de 33 años de vigencia en un monstruo de proporciones epicasm
Up the Irons!!!!