Entre los miles de candidatos que se elegirán el 26 de abril están los alcaldes de todos los cantones del país. Si hay una elección que nos toca directamente a los ciudadanos esa es la de los alcaldes, pues son el estamento administrativo más próximo a nuestras necesidades. No tomamos en cuenta a las juntas parroquiales, pues son un experimento aún no probado.
Como en todos los niveles electorales, candidatos a alcaldes los hay de toda variedad, desde personas idóneas para ocupar el cargo por demostrarlo en base a la experiencia, hasta ineptos comprobados que no se dan cuenta de sus propias limitaciones. De los electores dependerá quien sea electo.
Dice un dicho muy sabio: “Por sus obras los conoceréis”. Nada más cierto. Tomemos dos ejemplos.
El actual alcalde de Guayaquil está de candidato para la reelección por tercera ocasión. Los Guayaquileños le han dado dos mandatos previos en base a dos factores elementales: Su coherencia política y su comprobada acción administrativa. Los electores guayaquileños han sabido discernir la realidad en dos elecciones anteriores y en esta es muy posible que sigan la misma vía, de continuar con una fórmula probada. Nebot ha sido reconocido como un alcalde ejemplar y ha demostrado con su trabajo permanente que es idóneo para ejercer el cargo. Tan importante como la capacidad personal es que en la alcaldía de Guayaquil se ha dado una continuidad de mística de trabajo que la inició León Febres Cordero y la ha seguido Nebot. Esa continuidad ha permitido que Guayaquil prospere a pesar del crecimiento imparable que le genera las erradas políticas gubernamentales al forzar la emigración de los campos a las ciudades. Obviamente muchos de los migrantes prefieren a Guayaquil porque saben que eventualmente les llegarán los servicios básicos a las zonas que invaden.
Por otro lado, el actual alcalde de Salinas de Santa Elena está de candidato para la reelección, también por tercera ocasión. A diferencia de los guayaquileños, los salinenses, quienes comprobaron que se equivocaron en el primer período del alcalde, repitieron su error y continuaron viviendo el deterioro del cantón. El alcalde de Salinas, lejos de tener coherencia política ha cambiado tres veces de bandera, acomodándose hábilmente con la que le daba las mayores posibilidades de triunfar. Eso nos demuestra que tiene habilidad política, aunque como alcalde sea un desastre. En los dos períodos que lleva en el cargo, Salinas no ha progresado en nada en cuanto a servicios y vialidad. El cantón entero es un caos y si no es por el auxilio de los prefectos de turno, no existirían calles sino chaquiñanes. La poca obra que ha realizado ha pasado desapercibida y la notable ha sido hecha solo con el fin de darle el nombre del papá del alcalde, ciudadano que puede haber sido muy virtuoso, pero no sé ni sabe la mayoría de los salinenses qué ha hecho por el cantón para merecer tanto honor, aparte de ser padre del alcalde.
En pocas palabras hemos hecho una comparación de candidatos para alcaldes y lo mismo podríamos hacer por los candidatos a concejales, consejeros, prefectos, diputados y aún para presidente.
La cuestión es si los electores sabrán discernir entre quienes son idóneos o no para ejercer los cargos.
Increíble contraste, yo siempre admiré y sigo admirando al Ab. Nebot, con él en la Presidencia las cosas hubieran sido distintas. En Pichincha tenemos a un Prefecto interino que era de la ID y para que se le titularice se pasó a «Arrasa País», perdón, Alianza País y ofrece mil cosas. Me refiero a Gustavo Baroja, otro que se cambia de camiseta al estilo de la vieja y condenada «Partidocracia».
El Ab. Nebot por merecimiento merece seguir siendo el Alcalde de Guayaquil,por su capacidad de accion, liderazco y por que ama a la Ciudad.
El Alcalde de Salinas? quien es ese «pela gatos», eso nos dice que a pueblo ignorante, gobernantes ignorantes. Salinas tiene lo que se merece.
Tiene usted toda la razón en su comentario. Visité a los dos años Salinas y diría que ha ido de mal a peor. Sé por familiares que los prediales de Salinas son más altos que los de Guayaquil. Qué hace el alcalde con los dineros de los impuestos? El muy vivaracho se cambió a la camiseta verde envidia para seguir reinando por el entontamiento de una provincia que pintada de verde, talvez esa pintura es lo único que ha recibido del compra-votos con el dinero de todos. Como dice el Sr. Yagual, Salinas tiene lo que se merece, pero los contribuyentes afuereños, nó. Hasta cuándo aguantan tanta desidia?
I Hurtado.