Terminaron campaña política y elecciones. El domingo 26, ya suena distante, fuimos a votar y decidir (¿?). No se rían, si fuimos con el ánimo y la idea de decidir, pero como dicen en la sierra nadie pensaba que nos están dando de decidir.
En el fragor de la lid previa Los candidatos exhibieron mucha versatilidad en baile, en canto, en griterío, en histrionismo casi histérico, en imagen, recorrieron las radios, los canales de televisión, algunos hasta se sintieron famosos de la farándula y ya hasta se negaron a dar entrevistas, su agenda estaba copada, todos los medios también los siguieron y persiguieron para ver cuál era la denuncia del día, el ataque y la novedad diaria.
Los dados fueron lanzados y en medio de un abstencionismo de más del 25% los ecuatorianos, esto es siete millones y medio o un poco más fuimos a las urnas. De los trece millones que somos contando a los menores de edad. Es de tomar en consideración que se toma la decisión política de escoger gobernantes, con un silencio o negativismo de un treinta y cinco por ciento de la población en capacidad de decidir, 25% de abstención y 10% de votos blancos.
Esto es que, por una parte las promesas y compromisos dados por todos los candidatos quedaron sin piso con un treinta y cinco por ciento de los electores, o quizás existen además otras causas que llevan al mismo resultado como la poca renovación en la militancia política. La sombra de duda creada por el manejo de la publicidad política y de la organización del proceso electoral crean un desanimo en los electores. Se ven pocos rostros nuevos en los partidos, camuflados algunos con nombres de movimientos nuevos, pero que al final del día por su alianza los hemos identificado con su verdadera línea política, pero los rostros nuevos son escogidos de la misma forma vieja, esto es, mediante el uso del dedo, en el mismo partido del gobierno se prefirieron a delfines, que fueron generándose en las corrientes internas que obedecen a los varios dueños de las parcelas de poder que se manejan al interior de los partidos y País no fue la excepción.
La esencial y necesaria renovación ordenada y sistematizada de los cuadros políticos no se da, los dirigentes políticos se resisten a dar la opción de cambio de dirigentes, no abren el paso para los nuevos, pero en una renovación ordenada, pluralista, ganada por mérito en activismo y militancia política, no en manejo de intereses particulares y de grupo dentro del partido. No a través del clásico servilismo o matonería, no se esfuerzan ninguna de las organizaciones políticas en tener cuadros diferenciados, los de seguridad, los de acción política, los de organización de bases, etc. Simplemente asciende el más bravo, el matón, haciendo de las agrupaciones políticas unas de corte mafioso, no de pensamiento ni de planificación del desarrollo.
La construcción que hizo la izquierda durante muchos años, se refleja en que personas pertenecientes a sectores minoritarios, a parcialidades sociales identificadas con su tendencia, son los que ostentan títulos de tercer nivel y maestrías, lo cual no ocurre en la derecha. En este proceso se desprecio a la clase alta, media y baja, solo se le dio paso a los identificados con una corriente política. El gran perjudicado fue la clase media la que no tuvo acceso a educación de excelencia. Los que siendo de la clase media que accedieron, en su mayoría salvo pocas y honrosísimas excepciones, fue por su identificación política familiar, los hijos, agnados y cognados de los dirigentes de izquierda fueron los que tuvieron acceso libre y protegido a becas y oportunidades de estudio en el exterior.
El momento impone la preparación de cuadros que vayan creando su espacio político en las agrupaciones, no solo en afán de la sustitución de los líderes históricos de ellas, los que en la práctica deberían de ocupar el espacio de los consejos de ancianos en las antiguas agrupaciones tribales, consejeros pero no ejecutores, consejeros pero no rectores.
Tomen la lección de lo ocurrido, formen cuadros eficientes, carismáticos, con verdadera exposición política con estructura política de pensamiento para hacer de esta una actividad decente, no que sustente sus principios en saber amarrar forzando intereses de grupo o personales, sino pactar a la luz del día a base de acuerdos nacionales, de masas que ahí si estarían correctamente representadas por esos actores políticos. Solo así la izquierda y la derecha podrán trabajar sin roces dogmático partidistas en beneficio del país, esto es ya no solo en beneficio de las clases populares, sino en beneficio de todos los que vivimos en este país y que también somos pueblo, que no tenemos fortuna, que vivimos de nuestro trabajo pero que somos odiosamente discriminados por que supimos salir de la extrema pobreza a base de trabajo y esfuerzo.
El artículo tiene mucha verdad y es un análisis correcto de la realidad del Ecuador.
A pesar de que soy de una línea de pensamiento totalmente opuesta, siempre he dicho que el único partido político que se puede llamar Partido dentro del Ecuador es el MPD. Ellos sí han hecho escuela y sí han logrado que sus seguidores se preparen – increíblemente – en el exterior usando las armas dadas por el capitalismo y organizacines sociales, dirigidas hacia la izquierda, para salir adelante por medio de becas para estudios de post-grado.
Mientras tanto, el ciudadano común y corriente debe depender de la capacidad económica familiar o suya propia.
Desgraciadamente, en los colegios no se hace conocer desde temprano las oportunidades que hay para estudiar afuera, para aquel que sí desea hacerlo.
En los planteles educativos no hay guía para realmente forjar ciudadanos capaces para que sepan ocupar puestos claves en la política. La mayoría de los planteles sólo se preocupa de sobrevivir, cobrando una pensión, muchas veces fuera del alcance de las familias ecuatorianas, y nada más.
Fuera de eso, no se forma al estudiante para que tenga una visión de país; por eso, la mayoría lo que quiere es divertirse y pasar el año raspando.
Las leyes del sistema educativo con tanta libertad para el estudiante, lo que han hecho es que éste salga con muy malas costumbres y que no quiera trabajar para salir adelante, sino «gozar la vida» y esperar que «alguien» (¿será el Estado?) lo ayude. Salen con conocimientos mediocres y muy limitados, que al entrar al mundo real no les permiten sobresalir y aportar con cosas útiles para sí mismos y los demás.
Aquel que sí aprovecha sus estudios, es el que logra destacarse cuando ya es profesional, pero todavía son contados con los dedos de la mano…
El error de los partidos tradicionales en el Ecuador y en otros países, es no hacer lo que los de izquierda, tipo MPD, han sabido hacer, atraer al pueblo, y me refiero al que, por la razón que sea, está desposeído y que frente a sí toda la vida verá un futuro muy negro. Al mismo tiempo, debieron aprovechar lo que los de izquierda no hicieron, atraer a la clase media, no la que se autodenomina «socialista» y anda envuelta en obras sociales por pertenecer a un grupo y hacer vida social, más que trabajo social, sino a la toda la vida ha sido el emparedado en todos los países, la que sostiene a esos países con su trabajo e impuestos que paga. Atraer a ese conglomerado social es atraer a gente preparada y pensante, que quiere proteger su forma de vida y lo que ha alcanzado por su trabajo.